La Casa Spaso, una mansión palaciega de estilo ruso
imperial, localizada en el distrito del Arbat,
fue construida en 1913 para vivienda del poderoso industrialista textil Nikolai
Vtorov. Finalizada en 1914, tras el triunfo bolchevique y la misteriosa muerte
de Vtorov, pasó a ser la residencia del Comisario del Pueblo para Asuntos
Extranjeros, Georgui Chicherin y luego de importantes diplomáticos soviéticos.
Desde 1933, la Casa Spaso pasó a ser la residencia
oficial del embajador de los Estados Unidos. Fue escogida para ello por el
primer embajador ante la Unión Soviética, tras dieciséis años durante los
cuales los Estados Unidos se había negado a reconocer la existencia de la nueva
nación como estado. Cuando William Bullitt llegó a presentar sus credenciales
diplomáticas, Stalin le ofreció la oportunidad de escoger para su residencia
cualquier casa que le gustara.
El 23 de abril de 1935, Bullitt decidió organizar la
fiesta más grande que jamás se había dado en Rusia. Fue una fiesta en la cual
se confundieron la literatura, la política, la tragedia y el devenir histórico en
un país en plena convulsión. Una ocasión más en la cual la naturaleza imitó al
arte y este a su vez se nutrió de ella.
El propio Bullitt era un personaje de novela. Proveniente
de una familia prominente de Filadelfia, tras graduarse de Yale y trabajar por
un tiempo como abogado en el bufete de su abuelo, se casó en segundas nupcias
con la periodista Louise Bryant, viuda de John Reed, el autor de Los diez días que estremecieron al mundo.
El personaje de Bryant fue protagonizado por Diane Keaton en la película Reds, que está en parte basada en el
recuento que de aquellos años hizo Bryant en su libro Six Red Months in Russia. Bullitt
quedó impresionado por los sucesos ocurridos durante la revolución bolchevique
y desde 1919 estuvo, infructuosamente, tratando de convencer a Woodrow Wilson
de abrir relaciones diplomáticas con el nuevo gobierno de los soviets.
Bullitt escribió una novela, muy mala, titulada It’s not done (1926), que no pasaba de
ser una perreta infantil contra la aristocracia que en Filadelfia circulaba
alrededor de la plaza Rittenhouse. La novela ha quedado olvidada mientras que
Rittenhouse sigue siendo uno de los centros más atractivos de la ciudad, en la
cual se cruzan saltimbanquis, aristócratas paseando sus perros, estudiantes del
aledaño instituto musical Curtis y jugadores de ajedrez blitz, quienes por
dinero juegan con quien los invite.
En 1925 Bullitt compartió en Paris la fiesta móvil con
Fitzgerald y Hemingway, con quienes bebió, diletó y trabó una buena amistad y
luego quedó muy impresionado con el personaje de Gatsby. La idea de la fiesta
en la Casa Spaso era superar en espectacularidad lo descrito por Fitzgerald en
su novela.
Para la gran fiesta, que Bullitt quería hacer “al estilo
ruso”, alquiló aves exóticas, que mantuvo detrás de una red, corderos y
cachorros de osos que se movían por los pasillos y hasta gallos encerrados en
jaulas que colgaban de las paredes. Al evento asistió el tout Moscú, quinientos
invitados entre los cuales se incluían ministros, intelectuales bolcheviques
como Bujarin y Radek, así como los más altos líderes militares soviéticos,
entre ellos los mariscales Tukachevski, Yegorov y Budyony. Los cuatro primeros serían
víctimas de la Gran Purga de Stalin un par de años después, mientras que
Budyony se convertiría en uno de sus principales acusadores. Futuras víctimas y
victimarios compartían el vodka y el champán financiado por el representante de la
potencia enemiga.
Entre los invitados se encontraba un dramaturgo que tras
muchos conflictos con la censura cultural soviética, había sido perdonado y
restablecido por Stalin. Era Mijail Bulgakov, quien ya para entonces tenía
escrito gran parte del manuscrito de El
maestro y Margarita, la novela más leída de toda la literatura soviética y
una de las más importantes de toda la literatura rusa. La obra que lo devolvió
al ostracismo. Bulgakov estaba en compañía de su tercera esposa, Elena, quien
le sirviera de modelo para el personaje de Margarita.
La fiesta comenzó a las doce de la noche. Excepto por los
mariscales y los intelectuales bolcheviques, los hombres vestían de frac y las
mujeres con vestidos de llamativa elegancia. Los animales hicieron de las
suyas, algunos pájaros escaparon y picotearon en la comida, un osezno se
emborrachó de champán y todos los participantes se observaban con suspicacia y
comentaban en susurros. A las cinco de la mañana, en una escena que luego sería
reproducida en Russian Ark, el filme de
Sokurov en el cual los aristócratas rusos fiestean en el Hermitage, poco antes
del advenimiento de la Revolución Rusa, sin
consciencia de lo que se les viene encima, los invitados comenzaron a abandonar
la mansión con un optimismo alcohólico acerca de sus respectivos futuros.
Bulgakov se fascinó tanto con la fiesta, que la utilizó
como modelo de su capítulo “El baile de primavera de Satán”, en la novela antes
mencionada. Esta fiesta agorera le llevó a hacer varios cambios en su obra, ya
que hoy es bastante reconocido que Voland, el mago misterioso de origen
incierto en El maestro y Margarita,
está basado en Bullitt. También se sabe que Bulgakov tenía una versión anterior
del baile de Satán que remplazó en favor de la que aparece en el libro. Elena siempre
declaró que la primera versión le parecía mejor y Bulgakov, poco antes de
morir, quemó la versión original para que nunca le editaran su novela y le
cambiaran la fiesta que él favoreció.
Bullitt, quien entre otras hazañas, convenció a Freud (de
quien había sido paciente), de escribir a dúo una psicobiografía de Woodrow
Wilson que no se publicó hasta 1967, fue nombrado embajador en Francia al año
siguiente, pero para cumplir el destino ominoso de los participantes de esta
fiesta, terminó enredado en una trama de su propia urdidura que lo hizo víctima
de los círculos de poder.
En su celo de protagonista, en 1941 fue ante el
presidente Roosevelt para decirle que Sumner Welles, (entonces subsecretario de
estado, un favorito del presidente, quien lo había nombrado como mediador en la
Revolución de 1933 en Cuba), era un homosexual que pagaba favores a los
porteros de los hoteles en los cuales se alojaba, Roosevelt respondió con indignación
y separó a Bullitt del Departamento de Estado. Más tarde, en un aparente gesto
conciliatorio, Roosevelt lo convenció a postularse para alcalde de Filadelfia
mientras por detrás le avisaba a los dirigentes del partido demócrata de la ciudad
que lo degollaran políticamente. Bullitt perdió estruendosamente.
Bulgakov murió en 1940. Bullitt, después de caer en
desgracia, se convirtió en un vagabundo defenestrado y escribió artículos de
furibundo anticomunismo hasta su muerte en Neuilly, Francia, en 1967. Sus
restos fueron regresados a su natal Filadelfia.
Roberto Madrigal
Fascinante el personaje de W. Bullitt. Walter Lippmann decía que era una rara mezcla de "diplomático y profeta". No son tan infrecuentes esos embajadores extravagantes, a pesar del protocolo y la etiqueta. Me pregunto si se habla de la casa Spaso en la novela de Anatoly Ribakov "Los niños de la calle Arbat", que fue muy importante en Moscú durante la perestroika.
ReplyDeleteAunque poseio la novella, confieso que no la he leido, pero puede que, llevado por mi interes por el tema, ahora encuentre tiempo para hacerlo. Gracias Rafael
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