Un amigo me envía
dos libros, no necesariamente muy recientes, con reservada recomendación. Uno
es la colección de cuentos Dolce Vita
de Eduardo Heras León (La Habana 1940) y el otro es el premio UNEAC de novela
de 2011, Making of, de Dazra Novak,
una autora que ha borrado su verdadero nombre de todos sus libros y publica
bajo este seudónimo, que ha adoptado más que como su alter ego, como su ego.
Usa a la vez, con mayor ambigüedad, su lugar de nacimiento indistintamente como
La Habana o el Berlín Oriental anterior a la caída del muro, ya que su fecha de
nacimiento es 1978.
Son dos libros
muy diferentes. El de Heras se inscribe dentro de una corriente realista muy
tradicional y sus cuentos se centran en la narración de la trama sin muchos
adornos estilísticos, con un lenguaje simple y coloquial. Dazra trata, quizá
demasiado conscientemente, de romper esquemas, de atentar contra la temporalidad
y de crear normas narrativas propias. Su uso del lenguaje es también muy
directo y coloquial. Su prosa es, por lo general, precisa y concordante con el
tema que aborda, pero a veces quiere entrar en juegos de palabra populacheros,
como coña desmitificadora, que lastran
el párrafo.
Recuerdo haber
conocido a Heras León cuando yo era apenas un preadolescente que trataba de
ascender en los torneos nacionales de ajedrez. Llegó, junto con Miguel Angel
Sánchez y Oscar Cuesta, a las finales provinciales de La Habana. Mis amigos y
yo los odiábamos, no por nada personal, de hecho, después he seguido siendo muy
amigo de Miguel Angel, quien desde hace más de treinta años vive en Nueva York,
sino porque por ser los mejores jugadores de las Fuerzas Armadas, los
clasificaban automáticamente y, según nosotros, nos robaban tres plazas
inmerecidamante. Rabietas de muchachos.
Mantengo en la
memoria la imagen de Heras, con su uniforme militar siempre impoluto, hablando
en voz baja, irónico, mucho mayor que yo, un poco defensivo y casi siempre sonriente. Para nosotros era “el
chino Heras”. No duró mucho en el ajedrez organizado, era un buen jugador, pero
lo superamos rápidamente. Después, se nos perdió de vista y luego me enteré que
era escritor cuando ganó en 1970 el premio Casa de las Américas por su novela Los pasos en la hierba (anteriormente,
en 1968 había ganado el premio David por La
guerra tuvo seis nombres), que a la larga le causó más penas que gloria, ya
que se vio como una visión nada ortodoxa de los militares cubanos. Pagó con
seis años de ostracismo pero mantuvo su mansedumbre y luego comenzó a publicar
a partir de 1977. Tengo entendido que se ha convertido en una especie de ídolo
que inspira a las nuevas generaciones de escritores. Se le ve como una víctima
del “quinquenio gris” y ha creado talleres literarios y aconseja a los nuevos
narradores.
Por todo lo
anterior y por la recomendación de mi amigo, me lancé con contradictorias
expectativas a la lectura de Dolce Vita,
pero tengo que confesar que me resultó una experiencia decepcionante. El libro
reúne cuentos que datan desde 1990 hasta 2010, pero no hay mucha diferencia
formal entre ellos. Todos son cuentos realistas, narrados con un lenguaje
directo y una prosa limpia, pero argumentalmente esquemáticos y predecibles. Lo
interesante de ellos es que a todos los recorre el desencanto y la frustración.
Están narrados desde el punto de vista de una generación que no vio cumplidas
las promesas que se le hicieron y que se siente defraudada. Es un tímido ajuste
de cuentas con la revolución, pero en un tono muy menor.
Al libro de Dazra
Novak lo recorre también el desencanto y la frustración. Su novela, que gira
alrededor de la realización de un filme en Cuba por extranjeros que repiten los
clichés de la épica revolucionaria y que han contratado a un grupo de técnicos
cubanos que no pueden aguantar burlarse
de la temática del mismo y que cumplen sus funciones con la mayor abulia
posible. Es una novela que intenta romper las barreras espacio-temporales, y lo
logra, y que maneja un erotismo lésbico de gran fuerza y atrevimiento. La
autora y su doppelganger se confunden en sus aventuras y placeres.
Novak presenta el
cuadro tétrico de una generación sin esperanzas, que se resigna a no tener
control de su destino con tal de moverse entre las ruinas que aman y que
también odian. Una Habana raída y enfermiza se convierte en personaje y la
escritora la rastrea en un intento de actualizar el espíritu de los recorridos
de Cabrera Infante en Tres tristes tigres,
pero esta vez con un escapismo sin ilusiones. Es una ciudad dominada por el
cinismo. Los personajes se sienten obligados a disfrutar a pesar de su marasmo.
Making of es una novela imperfecta pero atractiva.
Mayormente bien escrita, con algunos baches imperdonables pero con una osadía
formal y unos ejercicios de estilo que resultan bien logrados.
Dazra Novak tiene
un blog (http.habanapordentro.wordpress.com)
en el cual retrata La Habana desde su perspectiva muy personal. En su novela, utiliza las palabras para lograr
el mismo efecto que sus fotos. Existe una belleza detrás de la imagen, pero
cada cual tiene que hurgar desde su punto de vista. Son visiones subjetivas.
Dolce Vita. Autor: Eduardo Heras
León. Ediciones Unión. La Habana 2012. 138 páginas
Making of. Autor: Dazra Novak. Ediciones Unión. La Habana 2012.
150 páginas.
Roberto Madrigal