Tras perder su tiempo en los años 2011 y 2012
arremetiendo contra los reguetoneros, el exministro de cultura y ahora asesor
de Raúl Castro para temas culturales, Abel Prieto, vuelve a la carga contra el
gusto popular, esta vez con menos energía y con mayor solapamiento.
En el “Foro Consumo Cultural en Cuba: Arte, Cultura,
Educación y Tecnología” que sesionó el fin de semana pasado en el Pabellón
Cuba, Prieto estuvo en esta ocasión acompañado de otro bufón de la corte, el
presidente de la UNEAC y miembro del Comité Central del Partido Comunista de
Cuba, Miguel Barnet. Su objetivo central era atacar el “paquete” audiovisual
que circula en Cuba cada vez con mayor popularidad y que incluye, entre otras
cosas, videojuegos, películas y series televisivas que no tienen ni el visto
bueno ni el permiso de las instituciones culturales oficiales. También
levantaron barricadas contra lo que Prieto llamó el “nomadismo tecnológico”.
Lo cierto es que a quienes quieren mantener el control
total del aparato cultural, que es el último instrumento de defensa con el cual
cuentan, se les hace ya inevitable confrontar a las nuevas tecnologías que
erosionan su control sobre la dieta ideológica, artística, cultural y de
entretenimiento que debe consumir el pueblo. Se ven rodeados por las
alternativas que estas tecnologías ofrecen y que hacen obsoleto el afán de
regir desde la cima el gusto popular.
Esta vez se han visto obligados a aceptar abiertamente la
existencia de estas alternativas como un desafío al cual tienen que enfrentar.
Planean hacerlo con la creación de paquetes oficiales encaminados a educar al
pueblo culturalmente. De nuevo utilizan el viejo lenguaje paternalista, típico
de la visión totalitaria y fascista: si al pueblo no se le educa y se le
controla, se descarría. Se resisten a admitir el cansancio mental que a lo
largo de tantos años provocan sus mesas redondas, sus interminables discursos,
sus programas de calidad deficiente y sus teques ideológico-culturales que
emanan del Departamento de Orientación Revolucionaria. Se asustan ante el
hastío que han provocado sus engendros y que en los últimos años se ha
acentuado gracias a la existencia de alternativas. Las memorias USB como
enemigo fatal.
Aunque en general los miembros del gremio cultural no han
perdido el miedo, ni los dirigentes han soltado el garrote, hoy en día,
aprovechando los cambios de la política migratoria, muchos artistas, actores,
escritores y cineastas se mueven entre Cuba y el extranjero y no solamente han
encontrado otros medios para darse a conocer, sino que han logrado otras
fuentes de ingreso que les permite independizarse un poco de las migajas que
hasta hace poco solamente eran ofrecidas por la UNEAC. Esto puede resultar muy
peligroso a la larga, porque les quitaría el control sobre la producción
cultural.
Pero Prieto, Barnet y sus compinches no se rinden, esta
es una lucha crucial para ellos y con estos foros y sus declaraciones como: “en
ningún momento el Estado va a ceder a los privados la decisión de la política
cultural”, dejan claro que ellos y el gobierno, mantienen su visión de que la
cultura está íntimamente ligada a la política y a la ideología del Partido.
Esto va mucho más allá de los cambios administrativos. Para ellos, la cultura
es la lucha política por otros medios. Dosificar y controlar estrictamente lo
que consume el pensamiento popular es su objetivo. Los viejos hábitos nunca
mueren.
Personalmente me resulta difícil conciliar la imagen del
Abel Prieto que conocí desde muy joven, un tipo irónico, iconoclasta, con un
agudo sentido del humor, ocurrente, culto, inteligente y sobre todo
contraculturalista con este personaje que hoy defiende tozudamente los viejos y
anacrónicos postulados de la cultura estatizada. Es cierto que lo dejé de ver
hace más de treinta años, pero esa es la imagen viva que se mantiene en mi
recuerdo. Muchas veces conversé con el escritor Carlos Victoria, otro amigo
suyo de la misma época, al respecto. Todavía lo comento con un amigo que vive
en California, es tema de conversación semanal. Entendemos que la gente cambia
y que ese fue el camino que escogió, pero aún no damos con las razones que nos
puedan explicar ese desvío.
El viejo amigo Abel convertido en el bufón principal de
la corte, buscando controlar la cultura popular que tanto defendió entonces
como cultura de la rebelión. Por supuesto, en su nueva posición, esa cultura
que conoce muy bien, le resulta muy peligrosa. La cultura popular no respeta ni
perdona el estatus de nadie. Es la cultura de la burla y del instante y eso no
va bien con los dictadores y sus aliados.
Roberto Madrigal
Todos los que conocimos al joven Abel Prieto nos hacemos la misma pregunta sobre su abyecta involución. En mi caso éramos condiscípulos en la Escuela de Letras y todos estábamos seguros de que la única explicación para su condición de "intocable", a pesar de su actitud contestataria con el sistema, era el hecho de ser hijo de su papá, a quien criticaba públicamente. Pero bueno, lo dijo hasta Brecht: " la opresión envilece a opresores y oprimidos".
ReplyDeleteHaber Prieto sabe eso perfectamente, el necesita de alguna forma justificar su "trabajo" con el CEO de la corporacion. El y Barnett "are running out of time" , la proxima de Prieto es disfrutar de una comida en "La Carreta" con parte de su familia y anorando sus dias de "college"
ReplyDeleteBy the way autor, muy bueno el post pero creo que no debia perder sus talentos escribiendo de estos personajillos.
Excelente texto, como de costumbre.
ReplyDeleteQuiza una de las razones que puede explicar el "desvio", es el MIEDO. Ese tirano que casi siempre es el telon de fondo del comportamiento y decisiones en el ser humano. A esta altura de ese juego macabro, Abel Prieto tiene mucho que perder. Asi pues, sigue entrando en el aro, o perece.