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Sunday, April 3, 2011

Padura o la antimemoria de la estrella solitaria

por Nicolás Lara

Al poeta Rogelio Fabio Hurtado
A la hacedora de videos Lia Villares
A la politóloga Gema León

Hay que ser Trotsky para no rendirse.
Bukharin en los juicios de Moscú, 1938


OM, OM, OM, OM, OM...
Sonido de la legendaria India, que se hizo famoso aquí en los Estados Unidos de América cuando la época de la Beat Generation, con Allan Ginsberg y Jack Kerouac, también llegó como llegan todas las cosas a la antigua Perla de la Corona Española: La siempre fiel Isla de Cuba.
Hay toda una serie de nombres relacionados y no relacionados que voy a tomarme el atrevimiento de mencionar. Esos nombres son: Leonardo Padura, escritor cubano muy mencionado en estos días, que tiene un libro sobre el asesinato de León Trotsky titulado El hombre que amaba a los perros. El Generalísimo dominicano-cubano Máximo Gómez. Nuestro poeta y Buda fundador
de la nacionalidad, José Martí. El escritor español relativamente joven Javier Cercas, que tiene un libro titulado Soldados de Salamina, y algunos otros más que irán apareciendo a su debido tiempo.
Toda esa mescolanza que alguien pudiera pensar es parte de nuestro ajiaco, quiero relacionarla con lo que quiero decir sobre el libro de Padura. Libro realmente importante sobre la vida de Trotsky, la persecución de Ramón Mercader, la conspiración stalinista, etc. Decir algo sobre
eso sería como repetir lugares comunes.
Quiero referirme a lo que este libro no menciona, a lo que a mi modo de ver le falta, y aquí aparece Máximo Gómez. Vamos a ver por qué. Todo el mundo sabe que Martí recaudó centavo a centavo el dinero suficiente para el último intento  de poder liberar a Cuba de España. Que reunió a generales que a pesar de que muchos de ellos se odiaban entre sí (poniendo el ejemplo típico de Antonio Maceo y Flor Crombet) y los convenció de participar. Que desembarcó junto a Máximo Gómez en un lugar totalmente desolado del Oriente de Cuba. Todos sabemos que Martí llevaba un diario, que se hizo público mucho después que muriera en Dos Rios. Pero a ese diario por una razón que se ha especulado mucho, Máximo Gómez le arrancó algunas páginas, se supone que fueron tres. ¿Qué decían esas páginas? El Generalísimo, pienso yo, diría a sus íntimos que en ese momento por razones de Estado o por razones de la Guerra, o por no poner en peligro la unidad, o porque Martí dudaba de la calidad moral de algunos generales, o tal vez dudaba del mismo Máximo Gómez. Eso ha quedado en la duda. Hay quienes especulan que hoy en día esas páginas las tiene guardadas en una caja fuerte el historiador de La Habana Eusebio Leal, yo no lo creo, esas son leyendas.
¿Cómo ese gesto de Máximo Gómez hace tantos años atrás se une al de Leonardo Padura? El
escritor de Mantilla, el hombre sabrosón según él mismo se describe; mulato que no sabe que es
mulato; que ya era famoso por sus novelas detectivescas con su investigador Conde, el que más que resolver crímenes y enigmas, muestra el verdadero paisaje de la Cuba actual, la Cuba de después del 59. Si Máximo Gómez arrancó las páginas del diario de Martí, Padura dejó de escribir, y si las escribió también arrancó y lanzó al fuego las páginas del Trotskysmo en Cuba.
Todo está en su libro sobre Trotsky. Cómo pierde el poder, Cómo es deportado a Turquía.
La campaña de Stalin contra él, Cómo lo empiezan a perseguir. Cómo le empiezan a exterminar la familia. Cómo van preparando a los asesinos. Los amores de Trotsky con Frida Kahlo y antes de ella con la hermana. Las desavenencias dentro del Movimiento Trotskysta Internacional que se ha dado en llamar La Cuarta Internacional. Todo eso está contado con un rigor de detalles con una precisión impecable. Pero acerca de como estó influyo en Cuba ni una línea. Lo único que aparece es que años después de haber sido liberado de la carcel mexicana, el asesino pasó por por Cuba rumbo a Checoslovaquia con destino a la Unión Soviética para ser condecorado como Héroe de la Patria Socialista y que después regresaría a trabajar en Cuba.
A partir de aquí la página cubana de la novela histórica se convierte en una ficción, alguien que descubre en una playa un hombre con unos perros a los que ama y que en la medida en que van haciendo confianza este hombre va revelando cosas. Pero, ¿hubo o no hubo o hay un movimiento Trotskysta en la Isla? A ésto es a lo que yo quiero referirme. Porque por supuesto el Trotskysmo como todo llegó a “la siempre fiel” y se arraigó allí fuertemente.
Se supone que José Antonio Mella, uno de los fundadores del Partido Comunista, fue asesinado en México bajo órdenes precisas del tirano Gerardo Machado y Morales según muchos dicen y repiten. Sin embargo hoy hay investigaciones que desmienten esta tan repetida explicación de su muerte, y aquí entra la posibilidad de que las posiciones de Mella, que era bastante librepensador dentro del Movimiento Comuista Internacional de la época, se estaban acercando a lo que se dió en llamar la Oposición Obrera, incluso se especula que su amante Tina Modotti habiasido un señuelo o anzuelo para asesinarlo. El tiempo y los historiadores tienen la palabra, pero esto
no se menciona en el libro.
Tampoco se menciona que Sandalio Junco, un negro panadero, que fue dirigente del Primer Partido Comunista, que fue amigo de Martínez Villena, que inclusive estuvo con él en la Unión Soviética y que allí empezó a tener contacto con los Trotskystas fue asesinado en los años cuarenta.
La participación de los Trotskystas en la lucha contra Batista en la clandestinidad o en la Sierra Maestra, que se menciona en el libro del Che Guevara Pasajes de la Guerra Revolucionaria, en el capítulo titulado Una reunión decisiva refiriéndose a una reunión del 26 de Julio en plena Sierra Maestra el 3 de Mayo de 1958 en el Alto de Mompié, convocada por Fidel Castro después del fracaso de la la Huelga de Abril, en donde se plantea la toma total del poder por Fidel Castro tanto del llano como del monte. En esa reunión, según relata el Che, participó un conocido trotskysta Ñico Torres dirigente de La Hermandad Ferroviarria de Guantánamo y todos sabemos que Guantánamo era el centro de mayor actividad Trotskysta en Cuba,esto tampoco es mencionado por Padura.
Tampoco aparecen en el libro las polémicas que hubo en el año 1964 sobre la gestión
económica donde el país se dividió (cuando me refiero al país estoy hablando de la alta jerarquía)
en dos tendencias, la tendencia del Che desde el Ministerio de Industrias y la tendencia de Marcelo Fernández y Alberto Mora, desde El Banco Nacional de Cuba el primero y el Ministerio de Comercio Exterior el segundo. Como ninguno de los tres tenía un gran caudal intelectual sobre el tema acudieron a asesores extranjeros. El Che Guevara buscó, o le buscaron, a Ernest Mandel
dirigente de la Cuarta Internacional Europea, que preparó parte de los escritos del Che y defendía la gestión estatal, o sea, la línea dura en la economía. La otra parte la de Marcelo Fernández y Alberto Mora, los dos desaparecidos, el primero murió de muerte natural y en el caso del comandante Alberto Mora por suicidio, buscó a Charles Bettelheim un pro soviético de origen francés. El Che, que habá tenido algunos trotskystas trabajando en el Ministerio de Industrias, mientras estuvo en Cuba los protegió hasta un punto.
Acerca del periódico de los trotskystas que se llamaba en su última etapa La voz proletaria que apareció en la Isla por los años cuarenta y que salió al menos hasta 1964 no hay una sóla referencia.
En los primeros años del gobierno de Fidel los trotskystas habían sido acusados de ser agentes indirectos de la Agencia Central de Inteligencia, por promover una campaña para tratar de
ocupar la Base Naval de Guantánamo y que las autoridades cubanas pensaban podía ser una
provocación para que los norteamericanos invadieran Cuba. Se especula que en ese movimiento
Trotskysta de aquellos años figuraba Pablo Díaz que había sido expedicionario del Granma.
Años después acercándonos al nuevo siglo apareció como si fuera un reality show personal y
tuvo mucho éxito internacionalmente la hija de las figuras históricas Armando Hart Dávalos y Haydeé Santamaría, esta última se suicidó en los días del éxodo de la embajada del Perú. Ella, Celia Hart Santamaría, se presentaba como Trotskysta y empezó a viajar y a dar conferencias. Era militante del PCC y cuando murió junto a su hermano en un accidente automovilístico en la 5ta. Avenida estaba en una condición no de expulsada sino bajo una figura que es como desvinculada. Ella escribió muchas cosas, en la internet hay muchos sitios del Trotskysmo sobre todo en Argentina donde aparecen sus textos. Ella tenía una posición por supuesto anti-soviética o más bien antistalinista, anti-PSP (Partido Socialista Popular) que según ella eran los representates del Stalinismo en Cuba. Celia trataba de conciliar la Revolución  Cubana de Fidel con el trotskysmo coincidiendo con una de las corrientes que hay dentro del mismo, porque hay otra corriente que tiene adherentes en México y Europa que no reconocen a la Revolución Cubana como un proceso realmente marxista sino que la reconocen como una dictadura unipersonal que utiliza la fachada del marxismo para buscar un poco de legitimación.
Saltando un poco porque en definitiva no soy un crítico y escribo un poco como dicen que
estaba organizada la biblioteca de Balzac, bastante desordenada, hubo un amigo de Fidel que cuando éste y su grupo atacaron el cuartel Moncada mandó un telegrama apoyando la acción del amigo. Ese hombre era un abogado negro que había sido compañero de aula en la Escuela de Derecho de Fidel Castro y era militante de la Juventud Socialista. Ese gesto provocó la ira de aquel partido de aquella juventud que por supuesto en aquellos años eran pro-soviéticos y en un documeto lo acusaron de todos los crímenes y horrores posibles y lo expulsaron. Uno de los firmantes de aquel documento fue Luis Más Martín quien tiempo después cuando el Partido aceptó en el año 58 la tesis de que la caída de Batista sólo se iba a producir mediante la lucha armada lo enviaron a la Sierra Maestra y en el año 59 bajó con los grados de capitán. Según cuentan algunos Más Martín estaba arrepentido de haber firmado aquel documento y a partir de entonces trató, sin enfrentarse directamente al sistema, de ser lo más liberal posible dentro de los límites que el paisaje político en aquella época permitía , y cuando lo nombraron director de Radio Rebelde trató de instrumentar esa política, trató de alejarse de su propio pasado, de aquel hombre que como dirigente de la Juventud Socialista en la Universidad de La Habana había firmado aquella expulsión de Walterio Carbonell y de aquella campaña en su contra como trotskysta. Es bueno aclarar que en aquel momento Walterio no era trotskysta, lo sería después dentro de la línea europea, y que fue amigo personal de Mandel.
Uno de los gestos de Más Martín fue darle trabajo a gente talentosa que se consideraban problemáticos: Orlando Aloma, poeta y crítico literario que había tenido que dejar la secretaría de la Revista Casa de las Américas por diferencias insalvables de carácter ético con Fernández Retamar. Jesús Suárez Suárez profesor de química y ajedrecista que no era bien visto por ser católico, y Manuel B. López (hijo de un destacado poeta) y que había tenido problemas por ser amigo de Allan Ginsberg.
Tal vez como dirían en los años ochenta algunos curadores de las artes plásticas, lo de
Padura fue una negociación con las instituciones. Yo digo hasta aquí para que tú me permitas y dejo de decir hasta aquí para que me permitas. A Padura le interesaba más el libro que entrar en el tema del Totskysmo en Cuba algo que ya era de por si bastante peliagudo. Tal vez alguien dirá que ese no es el objetivo de este libro y entonces sería bueno recordar que a esta mujer le pica el chocho. En España chocho se refiere al sexo femenino, bollo, y eso lo dice no Nicolás Lara o Nikoleto Von Lara sino lo dice una muchacha, personaje de una novela de corte histórico que se llama Soldados de Salamina escrita por Javier Cercas y que fue llevada al cine. La muchacha le dice “chico qué manera de picarme el chocho” mientras él le está explicando en una mesa que va a hacer un libro sobre un hombre que fusilaron en los días finales de la República Española, un fascista, un falangista. Ella le dice que por qué va a hacer un libro sobre un fascista que por qué no hace un libro sobre García Lorca y él le dice que no, que el quiere hacer un libro sobre el fascismo.
Padura eligió, diría él, tal vez para contestarme a mí, no escribir sobre Sandalio Junco, sobre
Mella, sobre la duda de Más Martín sino que decidió escribir nada más que lo que escribió. Pero eso que escribió y no piensen mal por lo que voy a decir, coincide con un abogado de origen campesino llamado Fidel Castro que antes de sufrir la enfermedad misteriosa que tiene (digo misteriosa porque según la propia prensa cubana es un secreto de estado), en un discurso en la Universidad de la Habana en la conmemoración de los 50 años de su ingreso a la Escuela de Derecho, atacó el pacto del antiguo Partido Comunista o Socialista Popular con el primer gobierno de Batista, allí dijo que eso había sido innecesario, que había sido un error. Cuanta gente de mi generación en Cuba fueron a la cárcel y algunos hasta fueron fusilados por sacar ese detalle, por decir que la Revolución que era cubana como las palmas no debía haber tenido ese contacto con los comunistas. Después de ese discurso de Fidel, y ahí la coincidencia del libro de Padura, lo que ha pasado mal en Cuba se debe a la influencia sovietica, de una Unión Sovietica que ya no existe. Hace poco Fidel que ha logrado salir de la enfermedad y que ahora ya con más de ochenta años se dedica a escribir, en una reflexión hablando del libro La Victoria Extratégica al hacer referencia a cómo las tropas rebeldes vencieron al ejército de Batista, tiene como una toma de conciencia y habla de Sorí Marín uno de los primeros abogados que sirvió al Ejército Rebelde y que fué jefe de su departamento jurídico con los grados de comandante, que tuvo que firmar muchas penas de muerte en plena Sierra Maestra y que después en el año 59 encabezó los jucios contra aquellas personas que habían sido acusadas de excesos en la represión en la lucha contra Batista y que como todos sabemos fue ministro de agricultura. Sorí Marín se distanció porque según dicen algunos historiadores no conocía el alcance de la llamada Reforma Agraria y empezó a conspirar y se fue y descembarcó meses antes de Playa Girón. Fidel cuenta que al desembarcar en la provincia de la Habana lo hieren y él va a verlo al Hospital Militar y dice que Sorí Marín le plantéa que estaba arrepentido y que había venido a entregarse. Según Fidel él llamó a la seguridad y le dijeron que no, que ese era un individuo que venía con un cargamento de
armas, que era un hombre de la CIA, un cuadro que venía a unificar todos los grupos contrarevolucionarios. Bien, Fidel plantea que Sorí Marín no le había dicho toda la verdad, que si
hubiera dicho la verdad no lo hubieran ejecutado. Dicho así es una cosa conmovedora, pero si uno
indaga quién era el jefe de la seguridad en aquella época, era Isidoro Malmierca que fue dirigente de la Juventud y después del Partido. O sea, que cuando se vaya a escribir la historia, Fidel recibió una información, ¿de quién? De la KGB cubana, ¿de manos de quien? De un destacado dirigente comunista del PSP. O sea, el rey no sabía, Catalina la Grande no sabía lo que había hecho el príncipe Potemkin. El príncipe Potemkin donde habia miseria pintaba palacios y ella pasaba y decía “la monarquía avanza.”
Por eso el libro de Padura, que debo decir que lo pude leer a pesar de mi miseria en Nueva
York gracias a Roberto Madrigal, repito es un buen libro, un excelente libro que yo he
disfrutado, pero tiene ese detalle. Tal vez si hubiera sido escrito como la Biblia, como la Odisea,
como la Iliada, como En busca del tiempo perdido el libro de Padura vuelvo y repito el mulato
bonachón, el hombre de Mantilla, que juega dominó, el hombre que dice que al ser publicado el
libro en Cuba y al ser presentado durante la Feria del Libro en los fosos de la Cabaña es un símbolo de que el país avanza, vamos a ver si es así, y quien sabe si a lo mejor, pienso yo, cuando cambie un poco la realidad histórica de este momento, en una segunda edición aparezca lo que le falta del Trotskysmo en Cuba.

Nicolás Lara (La Habana 1943) es escritor y artista plástico. Reside en Nueva York.

1 comment:

  1. Gracias Nikoleto, he aprendido leyéndote y me he divertido con esta prosa cabrona que quiere pasar por inocentona. Ojalá algún día se rellenen esos huecos históricos, en la literatura y en la Historia!

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