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Saturday, December 26, 2015

Cinco años ya


Esta vez se cumplen cinco años de bloguear, y este fue un año interesante, para ponerlo de manera ambigua. Quiero de nuevo desear una feliz navidad y un mejor 2016 a todos los que me leen, seguidores y asiduos, así como a quienes divulgan mis entradas. Gracias a todos, incluyendo a Armengol, Ballagas, Cancio, Gálvez, Hernández Busto, Ponte, Rita Martin, Néstor DDV, (M)aldito Menéndez, Ted Henken, Teresita,  Triff,  Rogelio Fabio Hurtado, Verónica, Yanitzia, Yoani y Zoe. A Café Fuerte, Cubaencuentro, Diario de Cuba, Penúltimos Días, el Profesor Castro y Tumiamiblog. En este grupo agrego a Cubanet (Hugo), a Primavera Digital (Juan González Febles), a Enrisco y a Libros del Crepúsculo (Rafael). También a todos los que comentan y me divulgan por Facebook, entre ellos Juansi, Jesús Rosado, Mercy Frances, Midalys Palacios, Iván de la Nuez, Jorge Dávila, Jorge Sotolongo, Liu, Idalia, Cira, Maida Donate, Nery Maceira, Regina, César Reynel, Nicolás y tantos otros que los omito para no hacer una lista tediosa, incluyendo a muchos que tienen mi enlace en sus blogs. Perdonen los que quedaron fuera, fue, de nuevo, el arbitrario azar, sé que hay muchos más y mi agradecimiento es igual para todos. Gracias otra vez.


Roberto Madrigal

Tuesday, December 22, 2015

Los límites de la mente esclava


Por supuesto que lo primero que me dio ver las fotos de Puig y Abreu, estrechando la mano de su antiguo amo Antonio Castro, fue repugnancia. Es repugnante ver a cualquiera estrechando la mano del impresentable Antonio Castro. Pero después pensé que todo tiene varios puntos de vista y que no está del todo mal que los cuatro peloteros cubanos que andan por la isla como parte de la delegación de las Grandes Ligas encabezada por Joe Torre, le restrieguen en la cara a sus antiguos verdugos, los millones que por años les negaron a ganarse. En definitiva, si pasahambres ordinarios van igualmente a alardear de sus triunfos, sin que sus historias sean ciertas, pues me parece bien que estos atletas vetados, censurados y declarados como traidores de la manera más oficial posible, lo hagan.

Lo que después me llamó la atención fue una nota que leí en el sitio Havana Times, firmada por Ronal Quiñones, en la cual se da a entender que, por no llevar aún ocho años fuera del país, que es la condena que endilga el gobierno cubano a quienes bajo su propia y arbitraria definición, son “desertores y traidores”, tanto Yasiel Puig como José Dariel Abreu, no pueden moverse libremente sin previa autorización, a diferencia de Alexei Ramírez y Brayan Peña, que ya “cumplieron” sus condenas.

Para añadir insulto a la herida, Abreu, entrevistado por Quiñones, da las gracias “por esta oportunidad de poder regresar a la patria”. O sea, que al pobre hombre solo se le ocurre agradecer por continuar siendo un humillado, alguien que necesita de un permiso gubernamental para regresar a su propio país, lo cual constituye una violación de los más elementales derechos humanos universalmente aceptados. Y esa oportunidad tan generosa viene con limitaciones, o sea, para moverse por su “patria” tiene que pedir, una vez más, permiso. Yo sé que no se le puede pedir mucho a un pelotero. Pero Abreu refleja los límites de una mentalidad que se ha forjado con una perseverante violencia mental por 57 años. El pobre (a pesar de sus millones), ni siquiera se ha enterado que es un esclavo.

Entiendo que esta misión de las Grandes Ligas a Cuba funciona como una caricatura tardía de la “Diplomacia del Ping-Pong” que utilizara el presidente Nixon en los años setenta para negociar con China. Claro, cuando aquello, se trataba de maniobrar con la estabilidad de las relaciones entre las grandes potencias durante la Guerra Fría, una situación que mal llevada pudo resultar desastrosa para toda la humanidad. Ahora se trata de posicionarse para, a la larga, aprovecharse de una isla olvidable, que hace mucho perdió su protagonismo en la configuración política internacional.

La “Diplomacia del Ping-Pong” no pudo evitar Tien An Men y la misión de las grandes ligas tampoco evitará la represión a quienes salen los domingos a marchar desde el parque Gandhi, o a la UNPACU o a quien le venga en gana a Raúl Castro. Pero los chinos (al menos unos cuantos millones), comen hoy mejor que antes, aunque se sigan cayendo los edificios mal construidos. Los cubanos de a pie, siguen en su miseria y la economía del país sigue siendo un parásito de Miami.

Lo que si me causa cierta indignación es pensar que el comisionado de béisbol Rob Manfred y su enviado Joe Torre se prestaron a llevar a la isla a dos peloteros, que aunque sean grandes estrellas aquí, iban a tener que sufrir el vejamen de no poder moverse libremente por su país. Si lo sabían y lo aceptaron, son culpables de complicidad, si no lo sabían, son culpables de ser paternalistas ignorantes. Claro, a Manfred y a Torre lo que les importa es comenzar a establecer un nicho en la isla para cuando el implacable tiempo acabe con los Castro y cualquier político subsecuente sea más abierto. Cuba como la futura cantera, lo que nunca debió dejar de ser. Los derechos del pueblo cubano son asunto de no se sabe quién porque ya los cubanos ni cuenta se dan que se los violan.



Roberto Madrigal

Sunday, December 6, 2015

La tozuda y morbosa vocación de servilismo de los intelectuales cubanos


Desde principios de julio la obra teatral El Rey se muere, montada por Juan Carlos Cremata, fue censurada por las autoridades ideológicas de la cultura cubana. Poco después, Cremata fue removido de su trabajo como director de cine y de teatro. Que yo sepa, solamente el escritor y cineasta Eduardo del Llano en su blog, así como el cineasta y crítico de cine Enrique Colina alzaron su voz públicamente en defensa de Cremata. El resto de los cineastas y escritores cubanos hicieron un silencio cómplice. Como sabemos, el que calla otorga.

No conozco personalmente a Cremata, solamente conozco su obra y algunas de sus anteriores declaraciones públicas y me parece completamente prescindible. Ahora bien, una vez que un artista se convierte en el objeto de la censura, sin importar nuestra opinión sobre su persona o sobre su obra, merece nuestro más urgente apoyo.

Pero los cineastas cubanos, desde hace casi dos años, están empeñados en lograr que se decrete una nueva ley de cine. Quieran más libertad y apoyo para la creación y distribución independiente del cine cubano. Es una batalla contradictoria, pues le están pidiendo limosna y condescendencia al propio censor, al organismo que ha controlado su destino artístico. Parece que se han acostumbrado a vivir de las migajas y en vez de pedir la desintegración del ICAIC, ya obsoleto y mero controlador del quehacer cinematográfico de la isla, le piden que se mantenga ahí y que actúe como un papacito bondadoso.

A pesar de que con las nuevas tecnologías se puede hacer cine con bajo presupuesto, o de forma independiente, y algunos jóvenes lo han demostrado, los cineastas cubanos quieren oficializar los permisos una vez más. Maquillar la censura. Desean tener autorización para filmar con bastante libertad y que el censor les garantice la distribución.

En los últimos meses se nota una creciente preocupación por comercializar la obra, incluso ha habido quejas porque Cuba, el ICAIC, no presentó ninguna película candidata a los óscares. Piden censura de baja intensidad a cambio de que se les propicie divulgación internacional y para ello entregan su complicidad intelectual.

En la última reunión de los cineastas con los burócratas del ICAIC, en la cual finalmente se atrevieron a redactar una declaración de condena a la censura de Cremata, dando muchas vueltas y utilizando las indirectas de siempre, se apareció el disidente Eliecer Avila y los burócratas la emprendieron contra él, denunciando su presencia como un acto de provocación y finalmente usando los paleolíticos términos de que la crítica solamente se les permite a los revolucionarios y citando de nuevo las palabras del Comandante en Jefe en su viejo discurso de la biblioteca.

Acto seguido, los miembros de la UNEAC, ni cortos ni perezosos, redactaron una declaración de apoyo a la postura oficial de los apparatchiks del ICAIC y volvieron a citar las famosas “palabras a los intelectuales”. O sea, que en el campo minado de la cultura, las barricadas se mantienen en su sitio.

Después, los escritores y matarifes culturales se reunieron para buscar una posición respecto a cultura y turismo. Temen que la “gran cultura nacional de la revolución” quede manchada por la presencia callejera de negras disfrazadas de brujeras tirándole los caracoles a los turistas con un tabaco apagado en la boca. Se alzan contra la caricaturización del folclore y expresan su preocupación. No les preocupa la censura ni los ataques a los grupos disidentes, no, la mayor afrenta a la elevada cultura revolucionaria son los reguetoneros, los tríos callejeros improvisados y los que especulan con los sacrosantos rituales afrocubanos (a pesar de que los mercenarios oficiales le prepararon, como ellos mismos dicen, una boda típica afro al cantante Usher. ¡Qué bien! ¿Qué es una boda afro?).

Por otra parte el flamante Premio Princesa de Asturias, Leonardo Padura, se presenta en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara y dice que los problemas económicos han limitado la creatividad de los escritores cubanos. ¿Qué es lo que temen? ¿Qué se les acabe el salario de la UNEAC, que ya no resuelva casi nada? Buscan garantizar el apoyo institucional, al menos para buscarse los dólares en el extranjero. Padura y Pedro Juan Gutiérrez, quienes aseguran que jamás les han cambiado una coma en sus obras, no padecen de ese problema. Han reunido bastante dinero porque se les ha permitido publicar en el extranjero a cambio de decir sandeces como esas y otras más.

¿Desde cuándo la escasez monetaria ha afectado la creación literaria? No quiero salirme de los ejemplos del patio, pero antes del 59, Lezama Lima se las arregló para sacar revistas y publicar su obra con pequeñas ayudas y sin recibir compensación monetaria por sus escritos. En el exilio Esteban Luis Cárdenas y Guillermo Rosales vivieron en la miseria sin que ello impidiera que siguieran creando.

A Carlos Victoria le tomó muchos años ser publicado y se tuvo que financiar muchas de sus obras, pero eso no lo detuvo. Heberto Padilla, Reinaldo Arenas, Manuel Ballagas y yo comenzamos revistas literarias costeándolas con nuestros propios bolsillos, cuando apenas nos alcanzaba el dinero para comer. Para colmo, fuimos atacados en los foros y revistas internacionales por la poderosa maquinaria del gobierno cubano. Nada nos detuvo.

Según Padura, lo ha dicho varias veces, hay un gran movimiento literario cocinándose en la isla, aunque casi nadie se haya enterado. El debe saber algo que muchos no sabemos. De sus declaraciones pudiera deducirse que en Cuba hay una inmensa cantidad de escritores que merecen atención. Sí, como no. Parafraseando el chiste ruso, diría yo que: “¡Cuán maravilloso es ver la cantidad de escritores que ha producido la revolución! Antes solo teníamos a Piñera, a Lezama y a Baquero”.


Roberto Madrigal