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Saturday, January 28, 2012

Crónica del Quinquenio Gris

Just because you are paranoid doesn’t mean they aren’t after you”
                    Yossarian, en Catch-22 de Joseph Heller

La historia de la literatura en los países que han sufrido regímenes totalitarios está plagada de obras y autores que se han dado a conocer mucho después de ser escritas, o bastante tiempo después del momento para el que debieron ser escritas o después de muertos los autores. Basten, entre otros,  los ejemplos de Cuentos de Kolyma, de Shalamov, Vida y destino, de Grossman o las narraciones y piezas teatrales de Josef Svorecky y de Bohumir Hrabal. En Cuba, de manera un poco tardía por una parte, pero antes de la caida final del totalitarismo, está empezando a suceder. Pájaro de cuenta es una de ellas.

El pájaro de cuenta de esta novela no es otro que Virgilio Piñera, sobre cuyos penúltimos días gira la trama. A partir de aquí, Manuel Ballagas (La Habana, 1948), autor de la novela Descansa cuando te mueras, hilvana diálogos, situaciones, recuerdos y enfrentamientos, probablemente imaginarios pero muy cercanos a la realidad, que suceden durante unos días de octubre de 1979, en el último otoño de un otoñal Piñera “padre del teatro moderno cubano y maricón  extraordinaire” como repetidamente se ocupa el autor de presentarlo, entre éste y algunos miembros de su círculo más íntimo (que como veremos, no por íntimo es inofensivo), que nos llevan hacia atrás y de nuevo al presente, haciendo al lector enfrentar el ambiente de persecución policial que caracterizó toda la etapa del mal llamado “Quinquenio Gris” y  a la vez presentar al creador sometido a la humillación y habitando su ostracismo. Estamos ante el angustioso descenso final de un artista marginado que enfrenta sus demonios personales y a sus funcionarios enemigos en la más absoluta soledad y en un paralizador desasosiego.

Ballagas, que se inició temprano en la literatura como uno de los integrantes del grupo ahora llamado “El Puente” y que tras sufrir la censura de su primera obra narrativa por decisión directa de Fidel Castro, por su condición de marginado, se movió a la deriva en el universo cultural cubano hasta que terminó en prisión. Sabe de lo que habla. Por estas páginas transitan Antón Arrufat, José Rodríguez Feo, Miguel Barnet, Reynaldo González, Cintio Vitier, Jesús Díaz, Norberto Fuentes y muchos más. No escatima juicios lacónicos y socarrones sobre muchos de nuestros hombres de letras, ajustes de cuenta provocadores ante los cuales el lector puede tomar partido. Asi define a César López como “un poeta lamentable, totalmente prescindible en cualquier enumeración seria”. A Abelardo Estorino como “autor de una obra de poca monta y totalmente prescindible en la historia del teatro cubano, Los mangos de caín”. Miguel Barnet es “el autor de un seminal poema al Ché Guevara -el de pluma por pistola ni más ni menos-“. De Arrufat pone en boca de Virgilio que “Antón no escribía, sólo copiaba muy bien... estaba escribiendo ya ...Los siete contra Tebas, copiada, como era de esperar, de un clásico griego”. El propio Ballagas aparece en la novela como un alter-ego que molesta a los otros personajes y que se adentra fortuitamente en una situación en la cual termina burlándose de Silvio Rodríguez.

Mayormente narrada en tono realista, la figura del poeta Emilio Ballagas, padre del autor, entra en juego como un fantasma, incialmente apenas pereceptible, pero cuya presencia al final de la novela se ajusta al vuelco surrealista que sufre la narración. En su último capítulo, la novela ofrece una versión pesadillesca de la muerte de Virgilio, narrada como una tragedia Shakespeariana, solamente que aquí parece que Julio César está escrito por Charles Bukowski (autor que sé que Ballagas conoce muy bien, a diferencia de muchos autores cubanos a los cuales se les atribuye su influencia). Piñera llega a su final arrastrando la carga de varios arrinconamientos, que vienen desde los años de  Orígenes y todavía le asedian, como un hombre empecinado, a la quimérica espera de un indulto que justifique su sacrificio y su decisión de permanecer en una sociedad que lo detesta por su acerbo y por su homosexualidad. Desnudo entre lobos sin querer enterarse. Un César rodeado de un senado que lo traiciona porque siempre respondió a otro emperador. Alguien que se niega a ver venir lo que él mismo predijo. Su muerte vendrá a liberarlo de un ambiente lleno de envidias, rencillas, chismes peligrosos y toda la excrecencia humana que encarnan los personajes de esta novela.

Ballagas mueve su prosa ágilmente, con un eficiente uso del leitmoiv y una poética que convierte lo soez en elegante arma literaria. Se mueve con soltura por un posible pantano narrativo y sale de él con éxito artístico.

En este año, que en Cuba las autoridades culturales que aquí se denuncian han convertido en “año virgiliano” y a lo largo del cual se sucederán, a ambos lados del estrecho de la Florida, sacarinosos y pomposos homenajes a la figura literaria de Piñera, muchos sinceros, otros llenos de hipocresía y otros solamente para aumentar el resumé y el ego personal de los académicos de turno, este libro, a pesar del pesimismo y el dolor que lo envuelve, no pudo haber salido en un momento más oportuno. Es un verdadero aporte a la memoria de una etapa y de al menos un par de generaciones.

Pájaro de cuenta. Autor: Manuel Ballagas. Editado por: lulu.com E.U.A 2012. Puede obtenerse ya contactando a http://www.lulu.com/ y más adelante estará disponible a través de http://www.amazon.com/

Sunday, January 22, 2012

Una muerte molesta

Fidel Castro le ganó su batalla al pueblo cubano. Gobernó irresponsablemente por 47 años y el paulatino deterioro de su salud senil le permitió traspasar, sin contratiempos, las riendas del poder al único individuo en quien tenía confianza: su hermano. No se puede hacer nada contra esto. Lo que heredó Raúl Castro en el 2006 fue un clavo ardiendo.

Pero el nuevo gobernante es un hombre práctico y sin escrúpulos. Sabe que ya no es tiempo de gobernar escundándose en consignas, lemas patrióticos y el supuesto heroísmo histórico de la Revolución. A sus 80 años, sólo le interesa mantenerse en el poder hasta su muerte. Va comprando meses de permanencia con promesas por aquí y limosnas por acá, mientras mantiene la mano dura e inflexible contra la disidencia, que aunque todavía carece de la organización necesaria para defenestrarlo, cada vez, de manera espontánea, se va diseminando como una infección viral del sistema. Blogueros como Yoani Sánchez, Claudia Cadelo, Orlando Luis Pardo Lazo, Miriam Celaya, Laritza Diversent y tantos otros, cada dia son más escuchados en la prensa internacional y son capaces de dar información sobre los sucesos del país que durante el mandato de Fidel Castro eran impensables. En estas funciones también se suman los periodistas independientes como Aleaga Pesant, Juan González Febles, Luis Cino y José Hugo Fernández entre otros. Las Damas de Blanco son un dolor de cabeza que no se va. Las protestas callejeras se dan cada vez más en cualquier parte de la isla y se han vuelto imprevisibles. Pacifismo no implica pasividad.

Revisando los efectos que ha tenido la muerte de Wilman Villar Mendoza en la prensa internacional y en la cubana, uno puede ver que todo este movimiento va lentamente rindiendo frutos.

El New York Times dedicó un artículo el 21 de enero en el cual se cuestiona abiertamente la credibilidad del gobierno cubano y da la noticia tomando los datos de las fuentes independientes. El País dedicó un editorial al respecto. Pero más curioso aun es ver la confusa y titubeante nota del Granma  publicada el 21 de enero también. Aunque como siempre utilizan las mismas patrañas de negar la disidencia de Villar Mendoza y de acusarlo de delincuente común, asi como de negar que estuviera en huelga de hambre, se enredan en un lenguaje tecnicista e incomprensible para explicar sus problemas médicos y consecuente muerte, respondiendo a las denuncias de una prensa no oficial cuya existencia supuestamente niegan. Los blogs de sus testaferros alabarderos sólo se limitan a repetir comunicados. Todos temen comentar por cabeza propia.

Todo esto es muy diferente con respecto a la muerte de Orlando Zapata Tamayo. No es bueno tener que comparar muertes para mostrar el avance de la disidencia, pero desgraciadamente es lo que tenemos delante. Ojalá que un hecho bien diferente sea el próximo que sirva como medida de comparación.

En el exilio sería imperdonable dejar pasar este funesto hecho y no actuar con fuerza. Todos estos hombres y mujeres que se juegan la vida cada dia para informar sobre lo que sucede en el país, para de alguna manera molestar al régimen, merecen nuestro respaldo. Debemos darle continuidad a su trabajo, difundir sus mensajes a través de nuestros medios, incluso si no pensamos igual que ellos. No es el momento de dilucidar diferencias. Debemos presionar en la medida de nuestras posibilidades para que los dignatarios que visitan la isla sostengan algún tipo de contacto, directo o indirecto con estos grupos. La próxima visita del Papa puede ser una excelente oportunidad.



Roberto Madrigal

Sunday, January 15, 2012

¡Oh, Israel!

(Impresiones perceptuales de un viaje que realicé a Israel, gracias a la generosidad de mi hija, en estas navidades de 2011).

Primer indicio de que uno visita un país asediado. En la escala en Munich para alcanzar la terminal de El Al, hay que salirse brevemente del aeropuerto y hasta obtener visa de entrada en Alemania, pues la terminal de la aerolínea israelí está aparentemente separada de las demás y no dejan llegar los vehículos de transporte público del aeropuerto hasta allí. Hay que caminar más de un kilómetro y uno es entonces recibido por un jovial policía que enarbola un Uzi. Tras responder a preguntas de rutina, obtener el boleto de abordaje, pasar el equipaje por los rayos-X, esperar que abran el equipaje y lo revisen, pasar el cacheo individual y chequear nuevamente los documentos, todo en un espacio de menos de 10 metros cuadrados (pero en realidad hecho con más eficiencia y menos tensión que como lo hacen los ineptos TSA que abundan en nuestros aeropuertos), uno tiene que esperar un autobús que tras ser chequeado por un agente de la Mossad para asegurarse que no hay ninguna bomba, le conduce al avión que está en el medio de la pista. Luego, si uno es observador, se da cuenta de que el avión es escoltado por un vehículo blindado con una ametralladora en su compuerta superior, que llega hasta la pista de despegue.
Gatos. Tras aterrizar en el moderno Ben Gurión, tomamos un taxi que en menos de veinte minutos nos deja en la puerta de nuestro hotel, en el centro de Tel Aviv. La primera sorpresa es la gran cantidad de gatos que uno ve deambulando por toda la ciudad. Los gatos circulan por aceras, pasillos, plazas y hasta entran en restoranes y cines sin ser molestados. Nunca antes había visto yo una cantidad tan grande de gatos callejeros.
Se sabe que el gato ha acompañado al hombre por al menos nueve mil quinientos años, según recientes descubrimientos hechos en Chipre, y que fueron traidos a Egipto hace casi tres mil años para combatir las plagas de ratas que trasmitían infecciones en sus ciudades, por lo cual fue temprano objeto de veneración en el arte egipcio, pero cuentan las leyendas que fueron las tribus israelíes quienes lo introdujeron en Egipto. El gato goza de reconocimiento especial en el Talmud y la Tora, a él se refieren como ejemplo de modestia por la forma en que cubre sus heces. La Tora prohibe también la castración de animales, por lo cual, por su estilo de vida, es el animal doméstico que más se reproduce. Más allá de las leyendas y de la historia, la excesiva población felina de Tel Aviv puede tener su origen en que en la década del treinta, hubo una plaga de ratas que se diseminó por esta ciudad y los ingleses, siguiendo el ejemplo de los faraones,  trajeron miles de gatos para combatirlas.
Tel Aviv es una pequeña ciudad sin historia. Acabó de cumplir cien años en el 2009. Esto no le impide ser una urbe muy cosmopolita, en donde la gente vive la historia día a día, con una muy sana actitud de “no coma mierda compadre”, que lo hace a uno sentirse relajado, como en casa. Atrapada entre la playa y el desierto que es cada vez menos desierto, las casas (muchas de ellas bien descuidadas) y los carros están siempre llenos de polvo. La arquitectura Bauhaus predomina y aunque ya se van elevando modernos y costosos edificios de apartamentos, al estilo de Miami Beach, se ven muy pocas diferencias sociales en la ciudad, que parece habitada por una inmensa clase media. Es una ciudad vibrante, que apuesta a la modernidad, con museos de arte contemporáneo que presentan mayormente un arte en función social y política, y una cinemateca dotada no sólo de un edificio moderno y atractivo, sino de un excelente programa de retrospectivas y de muestras de cine europeo y asiático para todos los gustos y sensibilidades.Los turistas se notan poco y uno puede fijarse en la diversidad étnica israelí, que combina a los ashkenazis, con los sefardies,  los mizrajis y los Beta-Israel (despectivamente llamados falashas).
La única historia aquí está en Jaffa, pequeña ciudad al sur de Tel Aviv, que mezcla la trampa turística con una placentera somnolencia, que fue fundada por el hijo de Noé tras el diluvio y que por miles de años fue uno de los puertos comerciales más importantes del mediterráneo. Fué una ciudad mayormente árabe hasta que los judios los expulsaron en 1948. Mezquitas, sinagogas, iglesias católicas y mansiones otomanas conviven plácidamente junto a tiendas que venden objetos antropológicos recién descubiertos y que exhiben letreros que dicen: “Con licencia para vender historia”.
Jerusalén. A menos una hora de viaje en carro. El paisaje difiere bastante del de Tel Aviv. Con colinas y con más verdor. La parte moderna no difiere mucho. Los gatos se confirman como los soberanos de las calles israelíes. Nuestro hotel queda a poca distancia de la ciudad vieja y llegamos a ella por la céntrica avenida Jaffa, que ostenta restoranes, cafés, pastelerías, puestos de jugo y focacherías a ambos lados. Dependiendo cómo se mire, la ciudad amurallada puede ser sobrecogedora o todo un desencanto. En la parte judia, muy renovada y bien mantenida, uno tiene que sobrevivir el asalto de los “rabinos” hasidicos, que en camino al Muro de las Lamentaciones, te detienen para bendecirte a cambio de una donación. Aunque uno se niegue, ellos continúan su rezo hebreo (me pudieron haber estado mentando la madre y no me enteraba) y algunos turistas se enfurecen. Antes del Muro, un registro electrónico. Me puse mi kippeh y me acerqué pero un joven turista quiso poner un papelito con una queja o un deseo en una de las fisuras del Muro y lo que consiguió fue tumbar unas piedras y varias peticiones, lo cual causó a un grupo de oradores una gran agitación, regañándolo mientras recogian el desorden provocado. La parte musulmana a mi no me dice nada, aunque es arquitectónicamente la más bella. La parte cristiana es un laberinto de bazares que se atraviesan entre estructuras que parecen contar la historia contra la historia, o la historia mal contada, que es como realmente ocurrió. Una pared romana se encuentra interrumpida por una construcción de los cruzados a la que de inmediato se superpone una ruina otomana y así ad nauseam. En el Santo Sepulcro uno puede visitar los lugares donde lols estudiosos han establecido que está el Gólgota, el Calvario, el lugar donde prepararon a Jesucristo para su entierro y su tumba. Todo esto en medio de iglesias griegas, armenias y coptas que quedan separadas apenas por una pared o una columna. En realidad, hay que mirar con ojos de creyente para emocionarse. Por la vía Dolorosa, uno puede recorrer las estaciones y un poco antes de llegar a ella se ve la entrada al palacio donde Salomé entregó la cabeza de Juan el Bautista.
Decidimos alquilar un carro y el premio nos llegó al ir al Monte de los Olivos, desde donde la vista es realmente impresionante. Desde ahí se observa el lugar donde Jesucristo, Mahoma y el verdadero Mesias vendrán a juzgarnos en el fin del mundo. Miles de judíos están enterrados en la colina, esperando por el precio pagado, recibir tratamiento especial ese dia.
A la salida nos perdimos en Jerusalén del este, que es el barrio de los árabes musulmanes y aquí uno se da cuenta que Hollywood es más realista de la cuenta. Las calles apenas sin pavimentar, los comercios derruidos, los carros medio quemados o en mal estado, los vehículos policiales israelíes casi en cada esquina y la gran masa de jóvenes obviamente desempleados, que caminan sin rumbo por entre este laberinto de barrio marginal, dan una imagen contrastante con lo que se observa en el resto de la ciudad. Atrapados en un callejón sin salida, y con el GPS insistiendo que siguiéramos por donde no podíamos,  pedimos ayuda a un grupo de jóvenes de aspecto amenazante que resultaron ser amabilísimos y nos orientaron perfectamente. Después de ver esto, uno comprende a Mark Twain que visitó la zona en 1867 y escribió en The Innocents Abroad: “Cristo ya vió Jerusalén, y les aseguro que no va a querer volver”.
Galilea, Nazareth y Cesárea. El camino de Tel Aviv al Mar de Galilea (o Lago Kineret) toma menos de dos horas en carro. Tiberias, la ciudad principal en donde vivió San Pedro y donde la Biblia dice que Cristo caminó sobre las aguas, es una ciudad demodé, repleta de tiendas para turistas y cuando uno llega al paseo que bordea al lago o mar, el estilo de las construcciones y de los restoranes y el ambiente, le hacen sentir a uno que en cualquier momento puede salir Charles Aznavour cantando Et Pourtant. De aquí seguimos y pasamos por Canaan, que por lo que se ve, le hace falta que Jesucristo vuelva a multiplicar los panes y los peces. Diez kilómetros después se encuentra Nazareth, una ciudad habitada mayoritariamente por árabes cristianos que se ve moderna y funcional. Llena de restoranes que ofrecen lo mejor de la comida árabe, incluyendo el evasivo arayés.  Al regresar a Tel Aviv, pasamos por Megido, una pequeña colina en medio de la intersección de dos autopistas y que es el sitio en el cual se supone que ocurra el Armagedón. Al día siguiente, Cesárea, ciudad fundada por Herodes, puerto importante hace dos mil años, pero abandonado hace mucho y ahora rodeado de un par de hoteles y un campo de golf, asi como de “casas en la playa” para israelíes pudientes. Desperdigadas por un par de kilómetros se pueden ver unas increíbles ruinas romanas, junto a edificaciones de los cruzados, todo descubierto recientemente por niños que habitan en los kibutz circundantes, así como una mezquita construida por los turcos en el siglo XIX para un grupo de refugiados bosnios que vivieron en el área por unas décadas hasta que los ingleses los mandaron de regreso a Sarajevo.
Shabat. Me resultó muy interesante observar cómo se lleva a cabo un rito religioso que conocía, pero que nunca había visto en su habitat natural. Pasé dos Shabats en Israel, ambos en Tel Aviv, que es la ciudad donde menos se observa, la más secular, sin embargo, lo que más me llamó la atención es como la gran mayoria, sin mucho aspaviento, se preocupa por cumplir con la costumbre, sin ninguna orden de un muecín, un sacerdote o un líder político. Sin que nadie vigile. Los que la observan, cierran de prisa sus negocios y corren a sus casas al oscurecer. La ciudad después se nota medio desierta. Es impresionante ver como recupera su efervescencia una vez que cae la noche del sábado.

Roberto Madrigal

Sunday, January 8, 2012

Rito anual

Desde principios de los años setenta, junto con un grupo de amigos, cuando era nuestra única forma de expresar una opinión estética diferente a la oficial, nuestro alarido liberador en aquellos años de cruel represión, he estado haciendo la lista de las diez mejores películas del año. Tras el exilio de 1980, y la separación geográfica de casi todos nosotros los de entonces, no fue hasta principios de los noventa que Orlando Alomá y yo reanudamos el hábito, esta vez por el mero placer de hacerlo. Somos prácticamente los únicos de aquel grupo que vamos al cine con asiduidad hoy en día inusual.

Nuestras listas se basan en lo que puede ver cualquier espectador normal en cualquier ciudad de los Estados Unidos, si está activamente interesado en ver un cine diferente. No tienen ningún sentido canónico ni significativo más allá de la mera provocación.

Este ha sido un año flojo, creo que el cine está en un periodo de transición.

De todos modos, seguimos en pie y aquí van las listas.

Orlando Alomá: Las diez mejores vistas en cine (por orden alfabético):

The Artist, (USA-Francia). Dir. Michael Hazanavicious; The Concert, (Francia-Rumania). Dir. Radu Mihaileanu; 50/50 (USA). Dir: Jonathan Levine; Le Havre (Francia). Dir: Ari Kaurismaki; Melancholia (Dinamarca-Suecia-Alemania). Dir: Lars von Trier; Midnight in Paris (USA). Dir: Woody Allen; NEDS (Gran Bretaña). Dir: Peter Mullan; Of Gods and Men (Francia) Dir: Xavier Beauvois; The Skin I Live In (España). Dir: Pedro. Almodóvar; The Time That Remains (Francia-Belgica). Dir: Elia Suleiman.

Documentales: Bill Cunningham New York (USA). Dir: Richard Press; Passione (USA). Dir: John Turturro.

Las mejores vistas en DVD:

Four Lions (Gran Bretaña). Dir: Christopher Morris

Resurrección del año en DVD: Leon Morin, Priest (Francia 1961). Dir: Jean Pierre Melville.



Roberto Madrigal: Las diez mejores vistas en cine:

1.- My Joy (Alemania-Ucrania). Dir: Sergei Loznitsa. 2.- The Time That Remains (Francia-Bélgica). Dir: Elia Suleiman 3.- Certified Copy (Francia-Italia-Bélgica). Dir: Abbas Kiarostami. 4.- 13 Assassins (Japón). Dir: Takashi Miike. 5.- The Skin I live In (España) Dir: Pedro Almodóvar 6.- Meek's Cutoff (USA). Dir: Kelly Reichart. 7.- The Double Hour (Italia). Dir: Giuseppe Capotondi. 8.- Martha Macy May Marlene (USA). Dir: Sean Durkin.  9.- The Guard (Irlanda). Dir: John Michael McDonagh. 10.- The Imperialists Are Still Alive (USA). Zeina Durra.

Las mejores en DVD

1.- Inhale (USA). Dir: Balthazar Kormakur. 2.- Lebanon (Israel-Francia-Líbano). Dir: Samuel Maoz 3.-  Uncle Boomee Who Can Recall His Past Lives (Tailandia-Gran Bretaña). Dir: Apichatpong Weerasethakel. 4.- When We Leave (Alemania). Dir: Feo Aladag. 5.- How I Ended the Summer (Rusia) Dir: Alexei Popogrebskli

Roberto Madrigal

Tuesday, January 3, 2012

El cineasta y el cinéfilo


La leyenda oficial propaga que Kim Jong-Il, el recientemente fallecido dictador de Corea del Norte, aprendió a caminar a las tres semanas de nacido, a hablar a las ocho semanas y que había escrito seis óperas y mil quinientos libros antes de graduarse de la Universidad Kim Il Sung, pero lo que realmente preocupaba a esta realización genética de la idea Juche era su incapacidad para hacer cine, arte de la cual era fanático convicto y confeso, y su incomodidad ante la pobreza creativa de la producción cinematográfica norcoreana, como si las ideas de su papá no tuvieran nada que ver con ello.

A mediados de los años setenta, al joven Kim, que por entonces era sólo un tirano en ciernes, concibió la idea de importar al director y productor más destacado del momento en Corea del Sur para darle un aliento vital a la anquilosada maquinaria propagandística de su país y buscar la conquista de los públicos extranjeros. Como una nación tan puramente comunista no puede lidiar con el enemigo, ni mucho menos ofrecer, como un reptil capitalista, una compensación monetaria, el futuro líder concibió un plan mucho más imaginativo. Se decidió secuestrar al director de marras.

Shin Sang-Ok había nacido en la ciudad de Chongjin, en 1926, cuando Corea estaba sometida al imperio japonés, en una zona del noreste del país que tras la división de la península por el paralelo 38 al final de la Segunda Guerra Mundial, quedaba en el territorio dominado por los soviéticos y luego concedido a Kim Il Sung bajo el nombre de Corea del Norte, pero ya Shin desde hacía tiempo vivía en Seúl, luego convertida en capital de Corea del Sur. En 1952 produjo y dirigió su primer filme, The Evil Night y a partir de ahí dirigió y produjo decenas de películas y fundó su propia casa productora. Era el director más conocido y respetado en Corea del Sur.

En 1978 Shin acababa de divorciarse de la actriz Choi Eun-Hie y ésta se hallaba de visita en Hong Kong cuando, en un plan digno de una película de Johnnie To, fue secuestrada por los espías del joven Kim. Las autoridades locales no tenían idea de lo que pasaba y Shin se encaminó a Hong Kong para ayudar con la investigación cuando acto seguido el osado comando norcoreano lo secuestró a él también y lo llevaron a la presencia de Kim Jong-Il.

Tras varios años de prisión, durante los cuales los norcoreanos alegaban que Shin se había repatriado voluntariamente a su territorio nativo, Shin fue forzado a dirigir tres o cuatro películas a partir de 1983.

Kim Jong-Il sería cinéfilo, pero su sensibilidad artística dejaba mucho que desear y su filme favorito era Godzilla, la producción original japonesa de 1954 con la cual su papá quizá alguna vez lo arrulló. Su obsesión era crear un equivalente norcoreano para orgullo de la patria y en su mente, Shin era el hombre indicado. El resultado de esta tiránica obsesión resultó ser Pulgasari (1985), una cinta dirigida por Shin y en la cual se acredita como productor a Kim Jong-Il.

La trama de este engendro trata sobre un rey malvado en la Corea feudal, quien al enterarse de una posible rebelión popular, se roba todas las herramientas de hierro que se usan para el cultivo de la tierra, así como todas las ollas y cazuelas de hierro, para de esta forma construir armas y derrotar al ejército sedicioso. Luego de derrotarlos, devuelve los instrumentos a los campesinos, pero encarcela a un viejo herrero, cuya última creación es una pequeña figura de aspecto monstruosa, llamada Pulgasari, muy parecida a Godzilla, que come hierro. La sangre de la hija del herrero le da vida al figurín, que crece y termina luchando con los famélicos campesinos, hasta derrotar al corrupto monarca. Si todo esto parece incoherente es porque lo es. Muchos críticos interpretan la pésima calidad del filme como la venganza secreta de Shin contra su captor.

La película no logró la deseada distribución internacional y no fue hasta finales de los noventa cuando se estrenó primero en Corea del Sur y luego en Japón, donde se convirtió en un filme de culto.

En 1986, Shin y Choi, durante una visita a un festival de cine en Viena, como parte de la delegación norcoreana que presentaba Pulgasari, solicitaron y obtuvieron asilo en la embajada americana. Los norcoreanos acusaron a los americanos de haberlos raptado, pero Shin se las había ingeniado para grabar secretamente sus conversaciones con Kim, incluso la última, en la cual emocionado por la filmación de Pulgasari, el futuro dictador le pidió perdón por los maltratos y torturas que le había infligido excusándose porque se “había tomado su rol muy en serio”.

Shin dirigió y produjo tres películas sobre los 3 Ninjas en los Estados Unidos entre 1995 y 1996, tras lo cual regresó a Corea del Sur, donde murió en el 2006.


Roberto Madrigal