Fidel Castro le ganó su batalla al pueblo cubano. Gobernó irresponsablemente por 47 años y el paulatino deterioro de su salud senil le permitió traspasar, sin contratiempos, las riendas del poder al único individuo en quien tenía confianza: su hermano. No se puede hacer nada contra esto. Lo que heredó Raúl Castro en el 2006 fue un clavo ardiendo.
Pero el nuevo gobernante es un hombre práctico y sin escrúpulos. Sabe que ya no es tiempo de gobernar escundándose en consignas, lemas patrióticos y el supuesto heroísmo histórico de la Revolución. A sus 80 años, sólo le interesa mantenerse en el poder hasta su muerte. Va comprando meses de permanencia con promesas por aquí y limosnas por acá, mientras mantiene la mano dura e inflexible contra la disidencia, que aunque todavía carece de la organización necesaria para defenestrarlo, cada vez, de manera espontánea, se va diseminando como una infección viral del sistema. Blogueros como Yoani Sánchez, Claudia Cadelo, Orlando Luis Pardo Lazo, Miriam Celaya, Laritza Diversent y tantos otros, cada dia son más escuchados en la prensa internacional y son capaces de dar información sobre los sucesos del país que durante el mandato de Fidel Castro eran impensables. En estas funciones también se suman los periodistas independientes como Aleaga Pesant, Juan González Febles, Luis Cino y José Hugo Fernández entre otros. Las Damas de Blanco son un dolor de cabeza que no se va. Las protestas callejeras se dan cada vez más en cualquier parte de la isla y se han vuelto imprevisibles. Pacifismo no implica pasividad.
Revisando los efectos que ha tenido la muerte de Wilman Villar Mendoza en la prensa internacional y en la cubana, uno puede ver que todo este movimiento va lentamente rindiendo frutos.
El New York Times dedicó un artículo el 21 de enero en el cual se cuestiona abiertamente la credibilidad del gobierno cubano y da la noticia tomando los datos de las fuentes independientes. El País dedicó un editorial al respecto. Pero más curioso aun es ver la confusa y titubeante nota del Granma publicada el 21 de enero también. Aunque como siempre utilizan las mismas patrañas de negar la disidencia de Villar Mendoza y de acusarlo de delincuente común, asi como de negar que estuviera en huelga de hambre, se enredan en un lenguaje tecnicista e incomprensible para explicar sus problemas médicos y consecuente muerte, respondiendo a las denuncias de una prensa no oficial cuya existencia supuestamente niegan. Los blogs de sus testaferros alabarderos sólo se limitan a repetir comunicados. Todos temen comentar por cabeza propia.
Todo esto es muy diferente con respecto a la muerte de Orlando Zapata Tamayo. No es bueno tener que comparar muertes para mostrar el avance de la disidencia, pero desgraciadamente es lo que tenemos delante. Ojalá que un hecho bien diferente sea el próximo que sirva como medida de comparación.
En el exilio sería imperdonable dejar pasar este funesto hecho y no actuar con fuerza. Todos estos hombres y mujeres que se juegan la vida cada dia para informar sobre lo que sucede en el país, para de alguna manera molestar al régimen, merecen nuestro respaldo. Debemos darle continuidad a su trabajo, difundir sus mensajes a través de nuestros medios, incluso si no pensamos igual que ellos. No es el momento de dilucidar diferencias. Debemos presionar en la medida de nuestras posibilidades para que los dignatarios que visitan la isla sostengan algún tipo de contacto, directo o indirecto con estos grupos. La próxima visita del Papa puede ser una excelente oportunidad.
Roberto Madrigal
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