Debido a un accidente de tránsito que no me causó daño
físico pero que me ha robado mucho tiempo con los trámites de los seguros y de
resolver el destrozo que le causaron a mi carro, y tras un accidente doméstico
en el cual me corté un dedo, lo que me mortifica a la hora de teclear, voy a
aprovechar, en lo que me recupero, para publicar de nuevo uno de los primeros
artículos de este blog, cuando recibía muy pocas visitas, porque el libro del
cual trata siempre me ha parecido que vale la pena se conozca y alguien trate
de traducirlo al español.
Pierre Charette fue miembro del Frente Nacional de Liberación de Québec. En 1969 fue perseguido por la policía canadiense por acusársele de poner tres bombas en Montréal. Se las arregló para llegar a New York, donde fue arropado por los Panteras Negras por un tiempo y luego secuestró un avión que iba de New York a Miami y lo obligó a enfilar hacia La Habana, donde fue recibido con los brazos abiertos. El gobierno cubano rehusó acatar la solicitud de extradición hecha por el gobierno canadiense.
En Mes Dix Années d’Exil a Cuba, Charette narra la vida que llevó durante los próximos diez años. El testimonio, editado en 1979, muestra la transición ideológica de un hombre que creía fanáticamente en la revolución permanente, el camino de la violencia y el socialismo totalitario como único futuro, a un hombre de centro-izquierda, que acepta el capitalismo como el menor de los males económicos y la democracia como el sistema político más justo que existe. El libro es además extremadamente interesante porque informa sobre ese submundo de los guerrilleros que se escondían y entrenaban en Cuba, los grupos de oposición marginal de los Estados Unidos y otros “cuadros” militantes que huían de sus países a recargar sus baterías bajo la protección de Cuba. Muestra el trato que recibieron del gobierno, las exigencias que se les sometían y la enrevesada forma en que la Roma del Caribe trataba a sus traidores. En el libro se mientan nombres y lugares, Charette no escatima en cuanto a la información, no le queda piedra conocida sin levantar. Al cabo de diez años de estancia en el paraíso, Charette decidió que lo mejor para él era entregarse a las autoridades canadienses y afrontar las consecuencias. Todo ese tiempo en Cuba le sirvió, según él, para recuperar su sentido de la identidad canadiense, alejándose del nacionalismo quebecois.
Conocí a Charette a mediados de los 70. Trabajaba, junto con quien era entonces mi esposa, como traductor de francés e inglés del Granma Internacional. No creo que intercambié más de un par de palabras con él. Era un tipo muy evasivo, empeñado en mantener discretamente las distancias. Lo invitamos varias veces a fiestas en nuestra casa, pero creo que nunca fué. Al cabo de estar unos meses en los Estados Unidos, me enteré de la existencia del libro y lo encargué. Entre otras cosas, me sirvió para entender sus reservas.
Es una verdadera lástima que el libro no haya sido reditado y que nadie se haya interesado por traducirlo al español o al inglés. A mi me parece que es un texto no sólo muy interesante, sino que es importante en cuanto muestra una parte oculta de la historia de Cuba durante un período del cual se sabe poco a ciencia cierta (aparte de quienes lo vivieron), sobre todo ahora que desde allá tratan de rescribir la historia. Ojalá alguna editorial o alguna institución dedicada a los asuntos cubanos se decida a sufragar los gastos de traducción y edición. Este alegato se cuenta entre las pocas armas que tenemos los vencidos para enfrentar la historia.
Yo perdí mi ejemplar original y en el año 2008 lo conseguí a través de Alibris books, un sitio de internet, por el precio de $20.00. Lo lei primero en 1980. Treinta años después conserva aún su frescor y su vigencia.
Mes Dix Annees d’Exil a Cuba, Autor: Pierre Charette. Editorial Stanké, 1979. ISBN: 2-7604-0036-0. Según el sitio Worldcat.org se encuentra en las bibliotecas de varias universidades como Yale, Princeton e Indiana, asi como en la Biblioteca del Congreso. Si se entra en Alibris, todavia se ofrece por un precio de $22.00 (según la última vez que revisé, unas horas antes de escribir esto).
Espero que se resuelvan los trámites del seguro con prontitud, y que el dedo sane pronto, para que puedas teclear sin incomodidad. Gracias por traer esto de nuevo.
ReplyDeleteAlabao, mi amigo, cuídate; espero que te sanes prontito y que la "aseguranza" como dicen por aquí, funcione como debe.
ReplyDeleteMuy interesante el artículo, de algo le sirvió a ese señor vivir en Cubita por un tiempo. ¡Si tantos progres trasnochados que andan por ahí hicieran lo mismo...!