La reciente visita a Cuba de Beyoncé Knowles y su esposo
Shawn Carter, popularmente conocido como Jay-Z ha desatado la alharaca de los
sospechosos usuales. Congresistas que claman su ira y exigen explicaciones
sobre posibles violaciones legales para sustentar su agenda pro-embargo. Profesores
e instituciones que se apresuran a escribir en defensa de los viajeros, víctimas
inocentes de los intolerantes, para avanzar su agenda anti-embargo. No me
refiero a quienes están honestamente convencidos de la necesidad del embargo ni
de los que piensan con certitud que el embargo es una política anacrónica que
se debe derogar. Los que me molestan son los que asumen poses y falsas
posturas, los figurantes que no se pierden una oportunidad de robar cámara o
espacio virtual y cuyo único objetivo es la publicidad personal.
Beyoncé y Jay-Z no son los primeros, ni serán los
últimos, músicos americanos que han visitado la isla. Son quizá los más famosos
y los únicos que han declarado que han ido en viaje turístico, para celebrar su
aniversario de bodas. Por supuesto, hay que ser muy ingenuo para pensar que
esta ha sido una visita espontánea y que no ha sido planeada con rigurosa
exactitud. Las visitas a grupos teatrales, instituciones artísticas y fiestas “privadas”
no suceden en Cuba sin pasar por la lupa minuciosa de la policía política,
sobre todo si se trata de dos figuras de la popularidad de este matrimonio.
Tampoco se puede obviar que siendo donantes mayores y propulsores de la campaña
del presidente Obama, no haya alguna otra agenda escondida detrás de la visita.
No sugiero que Beyoncé sea Mata-Hari ni que Jay-Z sea Sidney Reilly, pero algo,
por muy insignificante que sea, se cocina tras este agasajo.
Hay que ser muy ingenuo o muy hipócrita para pensar que
la pareja haya violado alguna ley del embargo. Sus abogados deben haber
arreglado todo de manera apropiada (ya se ha dicho que su viaje fue legal).
Además, el dinero todo lo puede.
Por otra parte, tanto Beyoncé como Jay-Z tienen derecho a
hacer lo que se les antoje. Viven en un país libre y forman parte no del 1%, sino
del 0.05%. Su visita no va a afianzar ni a desmoronar la dictadura de los
Castro. Ni la va a hacer más compasiva. Los chinos no se humanizaron después
que Nixon les mandó a los jugadores de ping-pong y Kim Jong-un se lanzó en una
virulenta ofensiva contra Corea del Sur y sus aliados tras la reciente visita “personal”
de Dennis Rodman, quien quizá le explicó sus técnicas defensivas en el
tabloncillo. Son avatares de la política internacional, gestos semivacíos para
explorar al contrario.
“Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia”, dijo
Scott Fitzgerald. La presencia de la pareja en Cuba no es más que una pantalla
en blanco que cada cual puede interpretar a su antojo. Se puede tener una
opinión sobre el viaje, pero escandalizarse es de tontos. Aparte de su apoyo a
Obama, desconozco las creencias políticas de la pareja. Tampoco me interesan. Hasta
ahora, no han utilizado su fama para hablar maravillas del sistema, lo que si resultaría
ofensivo. Han tratado de restarle importancia al asunto, al menos en público.
De todos modos, seguirán siendo millonarios y famosos. Al menos algunos de sus
fanáticos en la isla tuvieron la oportunidad de echarles un vistazo, aunque
fuera muy distante, y la seguridad paso su sofocón conteniendo a la
muchedumbre.
No se puede perder de vista que una gran parte de los
músicos son gente muy imaginativa y talentosa, pero no son de pensamientos
profundos ni de cultura pesada. Hace unos años la propia Beyoncé, asi como
Mariah Carey y Nelly Furtado, entre otros, cantaron en funciones privadas para
Muamar el Gadafi y su familia. Avergonzadas por la protesta pública, alegaron
desconocimiento de las brutalidades de sus empleadores y devolvieron los
millones cobrados, donándolos a la ayuda a Haití y otras obras de beneficencia.
Vale recordar que, en 1974, durante los eventos que se
desarrollaron alrededor de la pelea por el campeonato mundial de pesos pesados
entre George Foreman y Mohamed Alí para celebrar la amistad entre los afroamericanos
y los pueblos de Africa, se presentaron un gran número de cantantes americanos
para festejar, nada menos que en Kinshasa, capital de la entonces Zaire, hoy
llamada República Democrática del Congo, en el momento que gobernaba ese país
uno de los dictadores más sanguinarios de la historia (no solamente de Africa),
Mobutu Sese Seko. Por el lado africano se encontraban Miriam Makeba, Manu
Dibango y Hugh Masekella. Por el lado americano se presentaron, entre otros,
B.B. King, Bill Withers, James Brown, Fania All Stars y…Celia Cruz. Todo esto
bien documentado en el filme Soul Power
(2008), dirigido por Jeff Levy-Hinte y fotografiado por el genial Albert
Maysles.
Ninguno de los músicos presentes en ese agasajo a una
figura repugnante ha perdido su lustre artístico con el paso de los años, ni
los cubanos piensan menos de Celia Cruz, cuya música y su actitud anticastrista
prevalecieron, pero, quizá porque mató mayormente negros, ya nadie se acuerda
del sanguinario Mobutu Sese Seko ni de su cruel payasada política. Justicia
histórica y poética. La música de Beyoncé y de Jay-Z se seguirá escuchando
mucho después de esta pataleta de figurantes. Desgraciadamente no estoy seguro
de que el nombre de los Castro pase al olvido de la historia.
Roberto Madrigal
Y a lo mejor la visita hasta tuvo un buen imapcto en los músicos de allá que se preguntan cómo sería vivir en un lugar donde pueden ganar algo más que para comrparse el pescaíto diario...
ReplyDeletedejar de perder tiempo en bobeerias y sean objetivos que mas da quien va y quien no va son noticias realmente ridiculas
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