El survey es el método de investigación más usado en los
estudios epidemiológicos. Funciona bien
en los países desarrollados, en los cuales la recolección de datos no es difícil,
ya que la instituciones que controlan la información están bien organizadas y
se abren a los investigadores a quienes les ofrecen todas las posibilidades de
búsqueda tecnológica de datos así como de instrumentos de corroboración. Dada la efectividad organizativa de los
países desarrollados y democráticos, las enfermedades pueden estudiarse y
controlarse con bastante éxito. La población no solamente es más educada, sino
que también se encuentra bien informada respecto a lo que sucede a su
alrededor, es, a su vez, excelentes fuente de información y esto ha permitido
desarrollar diferentes herramientas de recopilación de datos que son altamente
efectivas. El mundo en vías de desarrollo es otra cosa y la extrapolación de
estas técnicas y herramientas muchas veces se hace imposible y en el mejor de
los casos sus resultados son poco confiables.
El estudio recientemente publicado en el British Medical Journal, 9 de abril de
2013, en el cual se estudia la relación entre la pérdida de peso y su efecto en
la diabetes y la mortalidad cardiovascular en Cuba durante el periodo que va de
1980 a 2010, parece más un mal chiste que una investigación seria. Su
conclusión de que la crisis económica de principios de los noventa promovió el
declive de la diabetes y las enfermedades cardiovasculares no necesitaba
estudiarse. Se sabe de sobra que estas enfermedades ocurren con más frecuencia en países en los cuales la población se
alimenta bien o consume exceso de grasas que en países en los cuales la comida
escasea. En otras palabras, estas enfermedades son más propias de Canadá y Suecia
que de Haití y Bangla Desh. Pero para poner las cosas peor, el estudio es un
soberano disparate que tiene todos los defectos que pueden existir en una
investigación y cuyos resultados no tienen la menor validez. O sea, que aunque
la conclusión sea cierta, los métodos usados no la justifican.
Aunque tiendo a pensar, por experiencia personal, que la mayoría
de los investigadores científicos y de los profesores universitarios, sobre
todo en el campo de la medicina, son gente seria, dedicada y honesta, en el
mundo académico se da mucho el oportunismo y el socialismo. Si me ayudas te
ayudo, si tienes algo que ofrecerme, me interesas, y así. Hay mucha hipocresía
y muchos no se atreven a desenmascarar a un farsante o a una farsa por temor a
que algún día las acusaciones se vuelvan contra ellos. Existe una amplia red de
intereses creados.
En el caso del estudio realizado en Cuba, el primer
problema es la poca confiabilidad de la base de datos, en un país en el cual el
gobierno controla la información sobre la salud y la manipula con fines
propagandísticos. Por otra parte, no hay fuentes de corroboración de datos. Un
estudio que se basa en los datos que aporta el gobierno, sin alternativas de
investigación, ya es un fracaso desde el comienzo. Este estudio es tan malo,
que los mismos autores confiesan que “…escasez de información adecuada sobre la
salud pública impide evaluaciones comparativas…” (p.2). O sea, desde su introducción reconoce la poca
validez de sus fuentes, que es en lo único que se basa su estudio. Las fechas
de los diferentes periodos estudiados tienen grandes variaciones que también
afectan la pretendida seriedad del proyecto.
Por otra parte, reconocen que todos los datos son
obtenidos del Ministerio de Salud Pública y de publicaciones cubanas del
período estudiado. En la página 9 reconocen que “Nuestro estudio tiene
limitaciones importantes. No había información sobre la incidencia de la
diabetes en el período de crisis…la información no representa adecuadamente la
incidencia de la diabetes…Los certificados de muertes están sujetos a malas o
parcializadas clasificaciones…los estimados de ingesta alimenticia tienen
muchas limitaciones…”. En fin ¿Existe algún dato confiable en el cual basaron
sus conclusiones? Dados estos problemas la respuesta es no. Además, los
instrumentos usados fueron auto-informes, que por años se han probado poco
efectivos en poblaciones subdesarrolladas, que tienden a mentir en ellos. Para
colmo, los datos fueron exclusivamente recopilados por funcionarios de la
escuela de medicina de Cienfuegos, sin supervisión externa.
Ninguno de estos problemas metodológicos impidió que los
autores emitieran opiniones como: “antes de la crisis, esta era una población
bien alimentada…”¿Los cubanos bien alimentados? Y ni siquiera sustentan esta postulación.
Otro gran disparate es decir, sin ningún tipo de referencia que: “la crisis
económica de principios de los noventa se debió a la disolución de la Unión
Soviética y el endurecimiento del embargo…”. O sea, hablan de un endurecimiento
del embargo sin decir la fuente de esa información, que es, además, falsa. Lo
único que reconocen es que aunque se mejoró respecto a la diabetes y las
enfermedades cardiovasculares, hubo un aumento significativo en la neuropatías
por avitaminosis.
El estudio es responsabilidad del doctor Manuel Franco, médico
español, quien es profesor asociado en el Departamento de Ciencias de la Salud,
unidad de Salud Pública de la Universidad de Alcalá y profesor adjunto del
Departamento de Epidemiologia de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la
Universidad Johns Hopkins. Los datos los
interpretó su discípulo Usama Bilal. Los consultores principales fueron el
doctor Richard Cooper, médico especializado en estudios epidemiológicos en
Africa y el Caribe, profesor y jefe del Departamento de Ciencias de la Salud
Pública de la Escuela Stritch de Medicina de la Universidad de Loyola, en
Illinois y la doctora Joan Kennelly, enfermera especializada en salud pública y
estudios infantiles. Como asesor también se presentó el doctor Benjamín
Caballero, médico argentino, profesor del Centro de Nutrición Humana,
Departamento de Salud Internacional de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de
la Universidad Johns Hopkins. Por Cuba participaron tres médicos, los doctores
Pedro Ordúñez, Alain Morejón y Mikhail Benet, todos profesores de la Universidad
de Ciencias Médicas de Cienfuegos y asociados de alguna manera, en estudios o
investigaciones, a la Universidad Johns Hopkins.
Es inconcebible que profesores con unos currículos tan
destacados, pertenecientes a distinguidas instituciones académicas, se presten
a realizar un estudio tan débil desde el punto de vista científico. Una cosa
que no aclaran es quiénes son las fuentes de apoyo financiero de la
investigación. Habría que ver qué beneficios no necesariamente científicos obtienen
el doctor Franco y sus colegas por esta patraña seudocientífica. No me cabe la
menor duda de que la mano de las autoridades cubanas fue generosa con quienes
tomaron parte en esta farsa.
Peor aún es el hecho que una revista del prestigio del British Medical Journal, supuestamente
de alta exigencia en la aceptación de manuscritos,se atreva a publicar un trabajo tan hueco y carente de la menor
rigurosidad científica. Cabría preguntarse si también fueron beneficiados
económicamente o si algún miembro de su consejo editorial se está pasando unas
vacaciones gratuitas en Cuba en los hoteles más caros y con otras amenidades.
Roberto Madrigal
Cuando leí sobre el "estudio" lo primero que pensé fue que debían enviar a los distinguidos profesores a pasarse un mes en Cuba, sin dólares, se entiende, y cogiendo guaguas o a pata, para que mejorasen su salud que debe estar por el piso con todo el colesterol que seguro se jamalichan. ¡Panda de descarados!
ReplyDeleteMuy bueno, maestro. Creo que no va a quedar más remedio que taparse la nariz y echarle un vistazo al papel ese. Por lo pronto baste decir que tiene todas las características de una medida activa. Cosa vieja esa de echar a correr mentiras pseudo-científicas cuando más conviene a los intereses del totalitarismo. La KGB t la Stasi lo hacían a cada rato, algunas veces con resultados verdaderamente cómicos.
ReplyDeleteEse es el precio de esos cientificos, una semana en Varadero con todos los gastos pagados, el mismo sistema que nos menciona CRA. Aparte como ellos dirian quien ha visto
ReplyDelete"indios" con el colesterol alto. Eso es un padecimiento de los paises civilizados. Buen post doctor.