Tanto por su título, Certified Copy, como por la primera secuencia, en la cual el personaje central, James Miller, presenta su libro, también titulado Certified Copy, que se propone como una meditación sobre la autenticidad en el arte y que se pregunta por qué las copias no son consideradas tan valiosas como el original, uno piensa que sabe por dónde van las cosas y lo primero que viene a la mente es la magistral obra de Orson Welles, F for Fake. Pero Kiarostami tiene otras ideas y su juego filosófico no se va a limitar al campo del arte.
En su presentación, Miller (interpretado por el barítono británico William Shimell con apenas un par de créditos como actor) despierta el interés de Elle (Juliette Binoche) un personaje que no se nombra en la película, quien le deja su teléfono y dirección para encontrarse mas tarde con él. Elle (Ella) es dueña de una tienda de antigüedades en la localidad toscana de Arezzo, a donde va a verla Miller, y como es domingo y no hay mucha actividad en el establecimiento, Elle lo invita a dar un paseo hasta el vecino Lucignano. Este acepta y por el camino entran en un debate intelectual sobre estética, falsificaciones y sobre la posibilidad de que la vida no sea mas que una infinita réplica de ADN bajo distintas circunstancias. Sin darse cuenta, su discusión empieza a parecerse a la de un matrimonio mal llevado. Cuando llegan a una pequeña trattoria en Lucignano, la dueña los confunde por un verdadera pareja y Elle no la desmiente, al contrario, comienza a quejarse de sus problemas matrimoniales y a recibir consejo de la señora, que le da su dosis de sabiduría popular. A partir de ahi Elle comienza a manipular su relación con el introvertido Miller y tras unos cuantos sucesos en los cuales ella continúa la elucubración de su historieta, el británico comienza a disfrutar la narrativa y a participar de ella, hasta que llega el punto, por la destreza cinematográfica de Kiarostami, que como espectadores empezamos a cuestionarnos si Miller y Elle son en realidad un matrimonio en crisis que se inventó este juego para enfrentar sus problemas. Al final no estamos claros si habitan en la realidad o en ese doble que han creado. El filme logra no sólo debatir teóricamente (lo que hubiera resultado muy aburrido) los límites de la realidad y de la falsificación, sino que la interpreta y nos adentra en ella como espectadores cautivos y finalmente indefensos.
Las actuaciones de Shimell y Binoche son excelentes. Ella (¿Binoche? ¿Elle?) ganó el premio a la mejor actuación femenina en el pasado festival de Cannes. La fotografía de Luca Bigazzi (Bread and Tulips, Il Divo, The Consequences of Love) es impecable y ajustada al paisaje y al encuadre, con una mezcla de colores sobrios pero a la vez fantasisos, jugando con la iluminación natural de cada villorrio.
Abbas Kiarostami es considerado como el director iraní mas importante del momento. Es probablemente la figura mas respetada por los otros cineastas iraníes. Tiene en su haber excelentes obras como Close Up, A Taste of Cherry, Ten y Shirin, esta última una ingeniosa puesta en escena en la cual las caras de los espectadores de una película nos narran la película que nunca vemos. Esta es su primera incursión fuera de Irán. Ha demostrado ser capaz de hacer arte sin compromiso y de proyección universal, mas allá de sus fronteras originales, aunque mantiene esa factura muy típica del cine iraní, en la cual, para evitar problemas con la censura en caso de que se retrate algún slogan, un rostro o acto público que pudiera ser mal visto por los ayatolas culturales, predomina el primer plano y el plano medio.
Abbas Kiarostami es considerado como el director iraní mas importante del momento. Es probablemente la figura mas respetada por los otros cineastas iraníes. Tiene en su haber excelentes obras como Close Up, A Taste of Cherry, Ten y Shirin, esta última una ingeniosa puesta en escena en la cual las caras de los espectadores de una película nos narran la película que nunca vemos. Esta es su primera incursión fuera de Irán. Ha demostrado ser capaz de hacer arte sin compromiso y de proyección universal, mas allá de sus fronteras originales, aunque mantiene esa factura muy típica del cine iraní, en la cual, para evitar problemas con la censura en caso de que se retrate algún slogan, un rostro o acto público que pudiera ser mal visto por los ayatolas culturales, predomina el primer plano y el plano medio.
En marzo de 1998, cuando A Taste of Cherry se estrenaba muy limitadamente en los Estados Unidos, me enteré de que Kiarostami presentaría su filme en la vecina Columbus, en el teatro de Ohio State University. Ya familiarizados con Close Up y con la fama de Kiarostami (de cuya obra Guillermo Cabrera Infante y Natalio Chediak con su festival de cine de Miami fueron unos de los primeros y mas importantes propulsores en los Estados Unidos), mi esposa y yo nos lanzamos a dar el viaje en coche (110 millas en cada sentido), en medio de una lluvia helada, típica del fin del invierno, para asistir a la insólita presentación. Era la única exhibición del filme en la región. Cuando llegamos, se anunció que Kiarostami no asistiría por motivos de salud y para colmo, como casi todos los espectadores asistentes eran de origen persa, tuvimos que someternos a una presentación de mas de media hora completamente en farsi. Tras contundentes aplausos, de cuya motivación nunca entendimos, sólo nos imaginamos, pudimos ver A Taste of Cherry, para luego emprender la manejada de regreso bajo la persistente lluvia helada de una noche muy oscura. Valió la pena, porque considero que ese filme es el mejor de un director con una gran obra. Esta vez pude disfrutar de Certified Copy en circunstancias mas apacibles. ¿Hubiera vuelto a tomar la interestatal y manejar más de cien millas esta vez? Sí. Pero esa es mi opinión y la realidad sería esta vez un doble de la anterior.
Certified Copy (Francia-Italia-Bélgica 2010). Guión y dirección: Abbas Kiarostami. Fotografía: Luca Bigazzi. Con: Juliette Binoche, William Shimmel y muy brevemente Jean Claude Carriere.
Roberto Madrigal
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