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Monday, March 4, 2013

Una adolescencia entre la amnesia y la desesperanza


 
Por razones históricas me perdí la obra de Eduard Limonov en su momento de efervescencia. Tuve noticias de sus novelas como resonancias lejanas y endebles en la década de los noventa y nunca me interesé por ellas. No ha sido hasta ahora, con la reciente publicación de una biografía titulada Limonov, escrita por Emmanuel Carrére y editada en España por Anagrama, de la cual Iván de la Nuez hizo una excelente reseña (El contrahéroe, http://www.ivandelanuez.org/?p=2585) que me he decidido a leer una de sus novelas.

Memoir of a Russian Punk, escrita en Francia en 1983 y publicada en inglés en 1990 es una de esas novelas que debió publicarse en su país de origen y que mereció escribirse y publicarse mucho antes, pero los regímenes totalitarios se especializan en dividir sus literaturas en “dos orillas”. La trama de la novela ocurre en el Járkov de 1958, durante dos días de celebraciones por el cuadragésimo primer aniversario de la Gran Revolución de Octubre, en un momento de la historia soviética en el cual bajo el gobierno de Nikita Jruschov se producía una suerte de deshielo ideológico y se producían cambios encaminados a liberalizar la sociedad y a mejorar el nivel de vida del ciudadano común, pero que dadas las características del sistema y lo errático de los lineamientos de Jruschov, ninguno de estos objetivos culminaba en éxito. La población se debatía entre la repentina ausencia de la epopeya tras la muerte de Stalin y un porvenir desdibujado, arrastrándose sin asidero entre el polvo de los bustos destrozados y el declinante balbuceo de la grandilocuencia pasada.

Eddie, el personaje principal, trazado en base a las experiencias del autor, es un joven de quince años, hijo de un oficial del ejército y de una ama de casa, vive en un barrio proletario de edificios prefabricados que parecen no tener espacio entre si y en el cual muchos de los jóvenes que allí habitan son parte del lumpenproletariat. Eddie pasa de ser un estudiante ejemplar, aficionado a escribir poesía, a aprendiz de delincuente. En su repentino afán de diferenciarse del rebaño opta por asociarse e identificarse con lo peor de lo que le rodea.

El libro revela asuntos que nunca pudieron tocarse en la literatura que se publicó en la Unión Soviética. Deja ver las rivalidades étnicas existentes en una sociedad que vendía una imagen de homogeneidad.  Muestra un grupo de jóvenes hartos y avergonzados de su pasado “heroico”, quienes para olvidarlo asumen una americanización impostada que va desde la forma de vestir, hasta la forma de hablar, pasando por los gustos musicales y las afinidades literarias. Una juventud extemporánea, un grupo que no representa otra cosa que sus propios integrantes. Jóvenes que admiran ciegamente a cualquiera que haya estado preso en Kolyma, aunque no fuera por razones políticas. Los campos de concentración como insignia de heroísmo impoluto.

Los personajes tienen muy pocos atributos positivos. Son rebeldes con poca causa que molestan en cualquier sociedad pero que en este caso, al enfrentarse a una sociedad represiva y totalitaria, desvelan sus fisuras. A la larga, su conducta los llevará a la cárcel, a una vida mediocre o, en el mejor de los casos, al exilio mítico.

Limónov ha padecido de protagonismo crónico y ha tratado por todos los medios de crearse una imagen de eterno enfant terrible. Nacido en 1943 con el nombre de Eduard Veniaminovich Savenko, en el pueblo industrial de Dzerzhinsk, se mudó a Járkov a una edad temprana. Desde los trece años comenzó a escribir poesía y adoptó Limonov como su apellido literario. Se mudó a Moscú en 1967 y formó parte del movimiento Samizdat en la década de los setenta y alcanzó cierta notoriedad como poeta disidente. En 1974 consiguió que el gobierno soviético le emitiera una visa israelí falsa, con la cual emigró a los Estados Unidos. Se estableció en Nueva York y le atrajo la cultura punk, los homosexuales negros y la política radical del Socialist Workers Party, lo cual alternaba con visitas al famoso Studio 54 y la publicación de entrevistas con emigrados famosos en periódicos escritos en ruso y dirigidos a la comunidad rusa. Su primera novela, It’s Me Eddie, fue rechazada por cuanto editor americano la tuvo en sus manos pero fue publicada en Francia en 1980 y resulto un éxito instantáneo.

Opacado por la sombra de Nabokov, Brodsky y Barishnikov, entre otros, se instaló en Paris en 1980 y capitalizó finalmente con el éxito de sus novelas. Gorbachov le restauró la ciudadanía soviética y en 1991 regresó a Rusia con su segunda esposa de la cual se divorció para luego casarse con la actriz Ekaterina Volkova. Como el anticomunismo ya no era una carrera rentable, se dedicó a defender las limpiezas étnicas de los serbios y se le vio en Sarajevo junto a Radovan Karadzic.  En Rusia formó el Partido Nacional Bolchevique, cuyo objetivo principal es la creación de un estado imperial que una a Rusia y Europa bajo el dominio ruso. En 2001 estuvo preso, acusado de terrorismo. Cumplió dos años de una sentencia de cuatro. Dado el extremismo político de su partido, que se caracterizaba en parte por su xenofobia, antisemitismo y nacionalismo, no tuvo mucho éxito en su oposición a Putin y decidió liberalizarlo. Eliminó el discurso racista y se unió al Frente Cívico Unido que lidera el excampeón mundial de ajedrez Garry Kasparov para intentar ubicarse de manera más visible en el mapa político ruso.

Mucho de lo que se sabe de Limonov es dudoso. Alimenta constantemente su leyenda como personaje público e insiste que los protagonistas de sus novelas están basados en su propia experiencia vital, tratando de crear una simbiosis entre su producción literaria y su vida política. Es un majadero profesional. Todo esto pudiera nublar el juicio que debe hacerse sobre su obra, pero lo cierto es que Memoir of a Russian Punk es una novela bien escrita que va más allá de su riqueza temática. Da lo mismo que refleje o no la vida de su autor porque describe un universo con vida propia, creíble, repleto de personajes complejos y narrado acertadamente con un lenguaje que responde a las exigencias narrativas del periodo que cuenta. El valor literario de esta novela no le debe nada a la conducta pública de su autor. Se pudiera decir de Limonov lo mismo que se puede decir de Ezra Pound, que no fue un escritor fascista, sino un escritor que fue fascista.

Memoir of a Russian Punk. Por Eduard Limonov. Grove Weidenfeld, New York, NY, 1990. 312 págs.

Roberto Madrigal

1 comment:

  1. Alabao, vaya biografía complicada. ¿Estás seguro de que el mentado Limonov no tiene algo de cubiche? ¡Con ese amor a estar en el candelero! Buscaré la obra...tus recomendaciones nunca me decepcionan.

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