El genio cinematográfico de Pedro Almodóvar radica principalmente en visitar un género bien popular y trillado para, jugando con sus propios elementos, descodificarlo y reconstruir sus fundamentos para encontrar un significado que probablemente nunca tuvo, pero que con el cambio se expresa de manera novedosa.
Los críticos siempre buscan claves y comparaciones para interpretar sus filmes, sobre todo la nueva cosecha de criticos que siempre buscan un mensaje o un significado concluyente detrás de cada una de las secuencias de una película para poder considerarla importante. Es el síndrome moderno del significativismo. Por lo general, Almodóvar casi siempre ríe último.
Tras una década en la cual produjo películas en las cuales muy poco de su garra podía entreverse (me refiero a Los abrazos rotos, Volver y La mala educación), con las que su cine se convirtió en meloso, mensajerista, militante y autocomplaciente, con su obra mas reciente La piel que habito, el director español parece haber recuperado su forma y su identidad fílmica.
A primera vista parece tratar sobre un médico obsesionado con producir un revolucionario avance científico (una piel sintética de calidad superior a la piel natural), que conduce sus experimentos con frialdad cruel, sometiendo a una prisionera a cualquier extremo de sufrimiento en pos del resultado final, con la ayuda de una fiel sirvienta, en una aislada mansión toledana, el año que viene. La trama se va transformando en un thriller aparentemente elemental con ambiguas referencias al Frankenstein de James Whale, que a veces amenaza con volverse en la historia de una obsesión amorosa para luego resultar que... Seguir narrando la intriga sería una traición y un flaco favor a quien no ha visto el filme. Esto es un bildungfilme, si es que ese concepto existe en forma aplicable al cine, que se disfruta mas mientras menos se sepa y se mire sin prejuicios.
Almodóvar lo envuelve en un estilo que hace obvios guiños a Orson Welles en El ciudadano (con la construcción de la mansión en que trabaja el doctor Robert Ledgard, el personaje principal que interpreta impecablemente Antonio Banderas) y a Fritz Lang, sobre todo a House by the River, pero también a M y a Mabuse. Dentro de la trama establece claves, como la afición de la “prisionera” en recrear trabajos de Louise Bourgeois cuyos temas se centralizan en las relaciones entre padre e hija, en la sexualidad como vulnerabilidad y en el cuerpo como entidad en construcción pernenne, que sirven para iluminar, de forma oscura los acontecimientos que se suceden.
Este filme en el cual el victimario fue víctima y la víctima victimario, en donde nadie es ya lo que fue y las transformaciones y disfraces de los personajes transforman a su vez los elementos de la trama sin trampas, con todas las cartas sobre la mesa, no es una fábula del león yaciendo junto al cordero, aquí todos son leones y corderos a la vez, criaturas bicéfalas y bisexuales, identidades en perpetuo movimiento que escapan a las valoraciones éticas convencionales. No es un thriller, ni una obra sobre el “científico loco”, ni sobre el amor obsesivo, es todo eso y nada de eso a la vez. Finalmente, es un filme sobre identidad sexual, que es el tema que siempre ha preocupado mas a Almodóvar.
Sin esquivar la presencia de la tecnología y de la modernidad en la trama, el autor ha logrado crear una sensación de atemporalidad, de cine viejo mezclado con cine de vanguardia, que toca con humor, como una sonrisa macabra, diversos temas muy contemporáneos, dejándolos abiertos a la interpretación del espectador.
Retratada impecablemente por José Luis Alcaine, que da unas tonalidades que no hacen sino resaltar la magnífica composición de cada cuadro diseñado por Antxon Gómez, La piel que habito se basa en la novela Tarántula, de Thierry Jonquet (Francia 1954-2009). No he leido la novela y no puedo decir cuánto difiere el tratamiento de su material del que hacen Almodóvar y su equipo. Existe también una película de tema similar, de Georges Franju, titulada Eyes Without a Face (Francia 1960), que está basada en una novela de Jean Redon, que no he visto, aunque me han dicho que es muy inferior y mas convencional, pero que estoy seguro que el cinéfilo Almodóvar vio y obviamente mejoró a su estilo. Las actuaciones son todas excelentes, Banderas, Elena Anaya y Jan Cornet encajan perfectamente en sus personajes, sin desdeñar la relativamente breve pero eficiente actuación de Marisa Paredes. Este es Almodóvar de nuevo en plena posesión de todas sus habilidades, creando al recrear. Demostrando por qué se ha convertido en uno de los cineastas mas influyentes de nuestros tiempos.
La piel que habito (España 2011). Dirección: Pedro Almodóvar. Guión: Pedro y Agustín Almodóvar, basado en la novela Tarántula, de Thierry Jonquet. Fotografía: José Luis Alcaine. Con: Antonio Banderas, Elena Anaya, Jan Cornet, Marisa Paredes, Blanca Sánchez, Roberto Alamo y Eduard Fernández.
Roberto Madrigal
Coincidimos, esta vez Almodóvar da en el clavo sin olvidar el clavo ni el martillo.
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