A finales de mayo de este año se llevaron a cabo en Cracovia las celebraciones por el centenario del natalicio del poeta Czeslaw Milosz (1911-2004). Iglesias, recintos universitarios, la biblioteca local y diversos establecimientos unieron sus esfuerzos para efectuar eventos recordatorios y de paso obtener beneficios mercantiles a costa de la figura del poeta. Bolígrafos, tarjetas postales, agendas, T-shirts y hasta servilletas conmemorativas se vendieron por las calles de la ciudad en lo que llegó a parecer la evocación de una difunta estrella del rock. Muy pocas veces un poeta es el centro de semejante atención.
Tanto en su vida como en su obra, Milosz fue controvertido y controversial. Nacido en Seretenai, una aldea rural de Lituania que en ese momento pertenecía al Imperio Ruso, fue criado en un catolicismo de corte polaco, vivió de joven la experiencia de la Promera Guerra Mundial y la posterior guerra entre Polonia y Lituania, países de errática conexión historica, que en 1921 le costó a Lituania la qinta parte de su territorio, incluyendo la provincia de Milosz, el poeta estudió leyes en la universidad Stefan Batory de Vilnius. Comenzó a escribir poesía en 1930 y sus dos primeros libros le ganaron una beca en París. Escribió en polaco y tras pasar la Segunda Guerra Mundial en las afueras de Varsovia, bajo el “Gobierno General” de la Alemania nazi y sin participar en el levantamiento de Varsovia, en 1945 se convirtió en agregado cultural de la República Popular de Polonia en París. En 1951 pidió y le fue concedido, asilo político en Francia, donde en 1953 le fue conferido el Prix Littéraire Européen. En 1960 emigró a los Estados Unidos y desde 1961 comenzó a enseñar lenguas y literaturas eslavas en la universidad de Berkeley, recibiendo varias distinciones académicas. Se hizo ciudadano americano en 1970 y recibió el Premio Nobel de Literatura en 1980, siendo un desconocido en su Lituania natal y su Polonia adoptiva. Después de 1989 comenzó a viajar a Polonia y finalmente compró una casa en Cracovia en donde murió en 2004. Fue enterrado en la iglesia Na Skalce, lugar reservado para polacos “famosos y respetados” lo cual causó gran conmoción y un sinnúmero de protestas, ya que Milosz nunca renunció a sus raíces lituanas y se consideraba multiétnico.
Pero la poesía, de alguna manera, ha encontrado la forma de triunfar una vez más. El oficio de poeta se ha hecho por lo general entre muros de silencio. La poesía también se lee mejor con sigilo. Los poetas no son populares y a veces la fama les llega por caminos inesperados. Bob Dylan fue primero estrella de rock (aunque ese no era el género musical que cultivaba) antes de que sus letras se reconocieran como los extraordinarios poemas que son. Lezama Lima era un poeta oscuro e impenetrable, para lectura de muy pocos, cuando de repente devino novelista y pornógrafo inocente, lo cual abrió las puertas, con la ayuda del censor, a que su poesía alcanzara resonancias mas amplias, convirtiéndose en uno de los poetas cubanos más comentados y menos leídos. Los poetas, en estado puro, si tienen suerte, tienden a morir en París con aguacero. En Estados Unidos, el movimiento del slamming, popularizó una poesía rimada pedestre que degeneró en la médula del rap, pero los poetas se volvieron a quedar con poco público. Lecturas en parques, bibliotecas públicas y pequeños cafés son sus mejores escenarios, pero cuidado, que un poeta puede asesinar su obra con una mala lectura.
En cambio, el hombre que en El pensamiento cautivo escribió que los disidentes no son aquellos de pensamiento mas fuerte sino los de estómago más débil, y cuya obra en los últimos años se enfiló hacia divagaciones profundamente religiosas, ha encontrado una popularidad que nunca imaginó y que tampoco podrá conocer. Este año se han realizado, además de la celebración de Cracovia, agasajos y recordatorios en Varsovia, Vilnius, Moscú, San Petesburgo y Bucarest, lugares en los cuales estuvo prohibido por más de cuarenta años, asi como en Paris, Roma, Madrid y Londres, en los cuales su obra tuvo su primera difusión. A finales del pasado octubre se realizaron actos conmemorativos en el Claremont McKenna College, con la participación de sus traductores al inglés y de prestigiosos críticos y editores polacos y en el patio de su casa en las colinas de Berkeley varios poetas y amigos llevaron a cabo lecturas de poemas.
Hace muchos años que el capitalismo conoce que la mejor manera de absorber y desvirtuar al enemigo es conviertiéndolo en mercancia, de ahi la gran cantidad de T-shirts con la imagen de Mandela y del Ché. En el caso de Milosz no creo que ese sea el objetivo ni que por la comercialización de su imagen, esta resulte alterada. La poesía queda ahi, inamovible, abierta a la intimidad del lector. Si acaso, ganará quince o veinte lectores más tanto en los lugares en los que se le conocía como en los que estuvo prohibido por tanto tiempo. Eso será otro triunfo de la poesia y de la obra de este poeta.
Roberto Madrigal
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