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Thursday, July 21, 2011

Nuevos narradores rusos

La Fundación Pokolonie (Generación) creó, en el año 2000, el premio DEBUT para premiar a escritores rusos menores de 25 años. La editorial española La otra orilla, publica ahora una antología de cuentos de varios ganadores o finalistas de dicho premio bajo el titulo El segundo círculo. La selección de los textos estuvo a cargo de Yulia Dobrovolskaya, agente literaria y traductora, y de Ricardo San Vicente, traductor y especialista en literatura rusa.
El libro reúne nueve cuentos de seis escritores cuyas edades fluctúan entre los 35 y los 25 años, de estilos y temáticas muy diferentes y procedentes de todos los rincones de la federación rusa.
Alekséi Lukiánov (Solikmsk, región de los Urales, 1976), dos veces finalista del premio DEBUT y ganador del Premio Pushkin, abre la colección con su excelente relato largo Alta presión. De prosa sobria y con un nihilismo sardónico, cuenta los avatares de un grupo de ferroviarios que desarrolla una estratagema para largarse en grupo a Paris y escapar de la sordidez de sus vidas, solo para darse cuenta de que como todo el mundo se quiere ir, incluyendo a los burócratas provenientes del desaparecido imperio, el país se arreglará una vez que no quede nadie. A través de sus personajes picarescos, Lukiánov se las arregla para sintetizar brillantemente un panorama de la mentalidad rusa actual.
Demonios y ¡Salam, Dalgat! Son los dos cuentos de Gula Jiráchev, cuyo verdadero nombre es Alisa Ganieva (Gurub, Daguestán, 1985), ganadora del premio DEBUT 2009. Con sus tramas situadas en su provincia nativa, con un estilo costumbrista, Jiráchev trata la tensión entre el pasado y el presente, los conflictos regionales, el renacimiento de las ancestrales trifulcas religiosas por tantos años reprimidas pero no eliminadas y la pérdida de la apuesta por la modernidad en medio del vacío dejado por la antigua potencia dominante. Novias raptadas, tensiones no resueltas, caricaturas de mafias, fanatismo islámico y culto al dinero pasan por estas páginas como una amenaza cotidiana que atrapa a todos los personajes en diversa medida y no les permite realizarse. Su lenguaje es coloquial, lleno de referencias al idioma ávaro y su prosa es limpia y sencilla.
Introspectivos, excesivamente serios y autoconmiserativos, Azúcar en la sangre y Vencejos, son los cuentos que representan a Víctor Puchkov (Moscú 1985), ganador del premio DEBUT del año 2006. Estos son probablemente los más flojos del libro, aunque no dejan de tener su garra al presentarnos el punto de vista del perdedor físico y existencial, que habita su enfermedad y su miseria y las utiliza como prisma para comentar sobre lo que le rodea. La enfermedad como metáfora.
Los relatos más cortos, de menos de diez páginas, pertenecen a Polina Kliúkina (Perm, los Urales, 1986), finalista del premio DEBUT 2008. De corte lírico, pero con una prosa eficiente, sus cuentos tratan sobre el dilema existencial de individuos que acaban de recuperar su libertad y no saben qué hacer con ella. El argumento es breve pero no lineal y Kliúkina incluye la mayor cantidad de personajes posibles en el menor número de páginas.
A pesar de que asusta un poco su biografía, ya que dice que tiene “siete novelas publicadas y una docena de historias cortas” con menos de treinta años, Olga Onóiko (Moscú 1984), ganadora del premio DEBUT 2009 y del premio EuroCon del mismo año, presenta, con La casa tras el descampado, un interesante y bien escrito relato en el cual el pasado se presenta en el futuro a los personajes del presente, quienes ante un paisaje arquitectónico en constante movimiento, se aferran a las construcciones viejas y a los recuerdos.
Igor Savéliev (Ufá, Bakshiria, 1983) finalista del premio DEBUT 2004, está representado con su excelente relato largo La ciudad pálida. Relato de un autostopista, en el cual sus personajes recorren Rusia de un extremo a otro, viviendo al día y tratando de echar una mirada fresca a su realidad, intentando despojarse de sus atavismos culturales y buscando un individualismo implacable que los libere del fardo represor y les permita establecer relaciones personales, preferentemente pasajeras, que los ilumine con un humanismo naive.

La introducción está a cargo de Olga Slávnikova, directora del premio DEBUT y ganadora del premio Booker Ruso (que me entero que fue creado y auspiciado en gran parte con el entusiasmo y el dinero del actor británico Sir Michael Caine) con su novela 2017, traducida a varios idiomas. No entiendo por qué insiste que estos autores “...no han vivido la época soviética; como mucho, eran chiquillos cuando el poder soviético se derrumbó. Son gente nueva, escritores del todo nuevos. Están libres de la herencia soviética en todo sentido”. Lo cierto es que todo lo contrario, la sombra, el antecedente y los remanentes de la era soviética están presentes, de una manera u otra, en todos los cuentos.  No creo, por lo que leo, que ninguno de los autores esquiva esa herencia, la enfrentan para zafarse de ella o hacer con ella lo mejor posible, como algo inevitable con lo cual hay que lidiar y aceptar irremediablemente para salir adelante y echar ese peso muerto por la borda sin ignorar que es parte integral de su formación. Estos cuentos representan una literatura en las fisuras de la historia. Su valor trasciende las fronteras literarias y nos ayudan a entender la realidad rusa presente, vista a través de los ojos de las nuevas generaciones, que viven este cisma día a dia.

El segundo círculo. Selección de cuentos a cargo de Yulia Dobrovolskaya y Ricardo San Vicente. Autores:
Gula Jiráchev, Polina Kliúkina, Alekséi Lukianov, Olga Onóiko, Víctor Puchkov e Igor Savéliev. Editorial La otra orilla. Barcelona 2011.

Roberto Madrigal

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