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Saturday, September 26, 2015

Sobre expectativas y opiniones


No hubo sorpresas en la visita del Papa Francisco a Cuba. Su visita no fue muy diferente a la de los dos papas anteriores. Quizá un poco más mediática, pues este es un Papa farandulero.
Habló en parábolas, como hablaba Jesucristo. Cada cual puede poner su interpretación, solamente que las palabras de Francisco fueron más huecas y ramplonas que las de Jesucristo. El Papa será argentino, jesuita, culto y educado, pero su prosa no está a la altura de la de Borges o de la de Cortázar.

Pero todo esto es secundario. Los cubanos esperaban que el Papa se deshiciera acusando al gobierno acerca de las violaciones de derechos humanos de todos conocidas. Pero el Papa es un jefe de estado en visita oficial. Que yo sepa, ningún jefe de estado que ha visitado Cuba en los últimos 55 años ha hecho ningún tipo de declaraciones conflictivas contra los hermanos Castro, a no ser que uno lea demasiado entre líneas. Estas visitas llevan meses de planeamiento, los discursos y sus límites son presentados de antemano para la aprobación de ambas partes. En la diplomacia no hay sorpresas públicas. No hay espacio para la espontaneidad.

Como jefe de estado, el principal interés del Papa es avanzar los intereses de su nación. En este caso, se puede considerar que su nación va más allá de sus fronteras e incluye a los feligreses de todos los países del mundo. En el caso de Cuba, el Vaticano ha conseguido avanzar su causa considerablemente, De las persecuciones y expulsiones de sacerdotes en los años sesenta, pasando por las iglesias vacías y la falta de seminaristas en los setenta (la hoy tan simbólica iglesia de Santa Rita, donde las Damas de Blanco han asistido a misa antes de sus marchas que comienzan en el parque de enfrente, estuvo cerrada por muchos años, sin ofrecer misas dominicales por falta de sacerdotes y de parroquianos, estuvo clausurada por el miedo), ha pasado a tener una presencia relativamente fuerte. Es la única institución no gubernamental con algún peso en la isla. Mantienen algún que otro asilo de ancianos, un centro cultural, un seminario revitalizado y publicaciones periódicas.

La iglesia se ha convertido en un organismo mediador, que si bien ha beneficiado mayormente a la clase dominante, ha logrado ocupar espacios antes negados a ella. No importa que se deba a la lacayuna labor del repulsivo Cardenal Ortega. Es un logro como quiera que se mire. El Vaticano busca más. Supongo que tras bambalinas deben estar gestionando la posibilidad de establecer clases de catecismo con regularidad y aprobación oficial. Quizá, la apertura de un hospital privado o de alguna escuela católica. Un espacio en la televisión. Quieren ser los primeros beneficiarios de la lenta apertura hacia un esbozo de pálido capitalismo o aperturismo.

La iglesia tiene todo el tiempo del mundo, pues promete la eternidad y apuesta por ella para mantener su presencia. Además, cristianamente, cuando es golpeada debe poner la otra mejilla y de nuevo la otra y así sucesivamente. El cristianismo es el triunfo del masoquismo político.

Este Papa ha sido nombrado para realzar la importancia de los feligreses latinoamericanos. Algo que la iglesia había dejado a un lado. Los latinoamericanos son hoy en día la médula del catolicismo mundial. Son, además, una entrada por la puerta trasera a la política americana. Con la creciente cantidad de votantes hispanos, mayoritariamente católicos, en los Estados Unidos, la opinión del Papa resulta relevante para influir en la elección del presidente de la nación más importante del mundo.

Es cierto que repele su reunión con Fidel Castro, un satanás decrépito que debe estar consciente tres días al mes, pero que es obvio que no solamente es el símbolo del gobierno, sino que su opinión aun cuenta en los asuntos de la nación cubana. Su hermano es, todavía, su hermano menor.

Cuba mantiene fuertes vínculos con las naciones petroleras de América Latina (Brasil, Venezuela, Ecuador y Bolivia). “Ofender” al gobierno cubano puede provocar la ira de gobiernos influyentes en el curso de la política latinoamericana. Además, está actualmente envuelta, en un papel protagónico, en las negociaciones de paz en Colombia. La miseria del pueblo cubano y la represión interna importan muy poco más allá de las fronteras del archipiélago.

Por otra parte, el discurso católico tiene que ser esencialmente de izquierda.  Aunque la jerarquía históricamente se ha reunido y le ha dado el visto bueno a dictadores despreciables de toda ideología, la retórica cristiana se enfoca en la redistribución de la riqueza. El capitalismo se enfoca en la creación de riquezas y la Iglesia, aunque es uno de los estados más ricos del mundo, hace rato que dejó esa vía. Por otra parte, la creación de riquezas por parte de la iglesia fue a través del pillaje y la colonización.  Ese es un papel que hace mucho tiempo que no ejerce.

El Papa sabe perfectamente bien que en Cuba se violan los derechos humanos, que el gobierno es una dictadura con las manos sucias, que existe, desde hace mucho tiempo, la corrupción, pero nada de eso entra dentro de sus propósitos, Allá los que vean en él una figura divina con una obligación moral. Yo no soy católico. Para mí el Papa no es más que el líder designado de una institución milenaria, con gran peso en las ideas de millones de personas, que controla el desarrollo de centenares de proyectos de progreso social en muchos países, que es responsable del funcionamiento de miles de instituciones culturales, médicas educacionales y científicas a todos los niveles y que a pesar de todos sus defectos y de sus curas pedófilos, por lo general, tiene un desempeño positivo en la política y el desarrollo mundial.

Nada de eso lo iba a arriesgar el Papa por defender los derechos más elementales de un pequeño país, que pierde relevancia cada día que pasa y en cuyos rangos opositores hay más caciques que indios y no hay poder de convocatoria nacional.


Roberto Madrigal

1 comment:

  1. I agree with a great deal. As a practicing Catholic, I must disagree with your assertion that "el discurso Catolico debe de ser de izquierda". When it comes to defending the value of life from the womb to the tomb, the church does not share values with liberals or leftists. When preaching the gospel of Jesus Christ for the salvation of humanity, the church is completely negative the view of the left and of socialists who typically argue for a humanistic atheism.

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