Hace tres años publiqué
este artículo. Respondía a unos hipócritas y paniaguados rescates culturales
que se hicieron sobre algunas figuras, ya convenientemente muertas en el exilio,
de la literatura marginal cubana. Me molestó y me resultó curioso que a Rogelio
Fabio, uno de los más importantes, quien aún vivía olvidado en Cuba, no se le
prestara atención, sino que se le dejara en las orillas, que fuera incluso
ignorado a la hora de contribuir con información acerca de los cadáveres
rescatados, quienes fueron sus amigos. Reproduzco aquí este homenaje de
entonces, en memoria del amigo que acaba de morir. Hasta la vista Rogelio. Que
nunca se apague el recuerdo.
Roberto Madrigal
Este año se cumple el centenario de Gastón Baquero. Un excelente poeta que no se limitó a escribir poesía, sino que dentro de sus posibilidades, ayudó a muchos otros poetas, sin embargo, una vez que abandonó Cuba por su exilio madrileño, fue una de las mayores víctimas del ostracismo perpetrado por las tropas de choque cultural del régimen que decidió evadir. Incluso sus antiguos amigos y beneficiarios (y aquí se puede incluir a Lezama, a Cintio Vitier y a Eliseo Diego) se hicieron cómplices de la campaña, mencionando su nombre, si acaso, en voz baja, como para evitar resonancias, y en conversaciones muy privadas. Algunos esperaron décadas para que se les permitiera fundirse de nuevo en un abrazo hipócrita. Los intelectuales cubanos han hecho un hábito de pedir permiso.
Pero no es de Baquero de quien quiero hablar pues
(espero) que este año muchos otros hablarán de él mucho mejor de lo que pudiera
yo hacer. Es que a propósito de su efeméride, se me ocurre que dado los
recientes rescates culturales de figuras como Esteban Luis Cárdenas, Guillermo
Rosales y Carlos Victoria, todos fallecidos, por qué no incorporan a una figura
viviente de esa generación. Me refiero al poeta Rogelio Fabio Hurtado.
No me estoy haciendo el ingenuo, sino que si es cierto
que se quieren reparar “olvidos” y rectificar “errores”, ahora que hasta Raúl
Castro habla mal de la Revolución, no debe haber motivos para estudiar la
figura de uno de los mejores poetas de esa generación, que además está vivo y
puede aportar valiosas informaciones a los estudiosos de los escritores de esos
años, los que Manuel Ballagas y yo bautizamos hace años como la “Generación del
silencio”.
Hurtado (La Habana 1946) trabaja cuidadosamente la poesía
desde
los años sesenta, nunca ha dejado de hacerlo. Nunca ha sido
miembro de la UNEAC ni ha recibido
elogios de ninguna
publicación oficial ni premios de ninguna organización
gubernamental. Cuando
Ernesto Cardenal fue a Cuba, Hurtado se le
acercó para hablarle de la realidad cubana y le enseñó
sus poemas.
Tan impresionado quedó el poeta nicaragüense, que le publicó dos
de ellos en su libro En Cuba, lo cual le trajo los primeros
problemas a Hurtado. Después lo incorporó a su antología Poesía
cubana de la Revolución (Ed. Extemporáneos, México, 1976).
Fue profesor de español en una facultad obrera hasta que
llegó el Mariel, puerto por el cual casi todos sus amigos nos marchamos. Fue
expulsado poco después y para sobrevivir se convirtió en vendedor de flores,
cuando eso era una ocupación prohibida. Así sobrevivió por muchos años, ya que
no ha querido irse, aceptando continuar su obra poética bajo el aplastante peso
de la Historia.
En 1996 publicó su primer libro en Miami, durante una
visita temporal. El poeta entre dos
tigres (Editorial La Torre de papel, Miami 1996), recoge veintiún poemas
escritos entre 1970 y 1986, en uno de los cuales expresa su situación
existencial: “En esta solitaria, atómica, mañana de noviembre/ no siendo yo
accionista ni dirigente/ sino un antiquísimo bebedor de pésima cerveza/ ofrezco
para todos cuarto en mi corazón/ paz desde esta cuartilla”. Se define aún más
en el poema que da título al libro cuando dice: “Al poeta le encanta/ parecer blanco
entre los rojos/ y rojo entre los blancos. Siente/ una apasionada inclinación
por las minorías/ Considera aristocrático/ avanzar hacia la derrota”.
En 1993 fue incluido en la antología El desierto que canta: poesía “underground” cubana editado por el Endowment for Cuban American
Studies, Washington, DC. Ganó en el 2004 el premio Vitral que concedía la
revista católica pinareña del mismo nombre, por su libro Hurrá y otras elegías que fue publicado en 2005 por las ediciones
Vitral. También ganó hace muchos años el premio de poesía de la arquidiócesis
de La Habana.
Ha podido leer sus poemas recientemente, en la peña que
organiza el incansable Joaquín Gálvez en el Café Demetrio de Miami. Por otra
parte, se ha mantenido ejerciendo periodismo disidente y publica con
regularidad una columna en el sitio Primavera
Digital. También ha aparecido en la revista Voces, ese esfuerzo de Yoani Sánchez, Reinaldo Escobar, Orlando
Luis Pardo Lazo y ahora en manos de María Matienzo. Dos trabajos suyos aparecen
en el libro Cuba in Focus editado
este año por Ted Henken, Miriam Celaya y Dimas Castellanos.
Los arqueólogos culturales no parecen haber detectado su
presencia. Es curioso que hace unos años Hurtado escribió un poema que parece
premonitorio: “La poesía me olvida y encanezco/ no sentirme siquiera vigilado/
así es vivir ahogarse de aburrido”. Pero estos estudiosos, si fueran
verdaderamente responsables, debieran ocuparse de este poeta, del cual
aprenderían mucho. Les advierto que aunque es un hombre que jamás ha tenido
nada malo que decir de nadie y no parece conocer del odio ni del resentimiento,
puede ser bastante incómodo, porque no se transa, va a nombrar las cosas como
las ve y como las ha sufrido. No va a ser condescendiente ni va a complacer
ningún tipo de peticiones. A ver si se atreven.
Nota: Poco después de publicado este artículo me llegó
este poema de Jorge Luis Arcos que creo sirve de excelente complemento, para
leerlo pinche: http://archdil1.blogspot.com/2014/01/un-poema-dejorge-arcos-este-es-un-poema.html
Roberto Madrigal
Y los muchos que les falta por reconocer, por dar fe siquiera de su existencia. Mientras tanto, los figurones de turno acaparan el papel y la tinta y los viajes y los elogios y los premios. Por eso me cuesta aceptar que esos mismos figurones vengan a Estados Unidos y nosotros mismos les abramos puertas y espacios. Me incluyo en ese "nosotros" porque no me queda otro remedio. Todos saben que soy de los pocos intolerantes y trogloditas que quedan. Y mucha honra.
ReplyDeleteEs mi orgullo que Fabio me considere entre los cercanos, pero mas considero sus poemas mandados desde nuestra isla de Dolores. Como intellectual y persona siempre anda el en camino de buenos y de honestos. Mucho mas que los de alla, somos los de aca los que debemos
ReplyDeletede reconocer y ayudar a este hombre que es fuente de tanta poesia.
Un amigo del siencio
Bravo por tener la valentia de llamar las cosas por su nombre. Siempre es un placer leerlo.
ReplyDeleteEl legado poetico de Baquero sobrevivira mas alla de la debacle nacional y a pesar de ellos.
Voy a buscar la poesia de Hurtado. Gracias!
Gracias Roberto... Me gusta ese pedacito de sol sobre los Hurdados, y dios quiera que el viento de la vida siga batiendo sobre sus camisas limpias y alegres. A pesar de nuestros enemigos de siempre, los Hurtados, tu, yo, y tantos otros cubanos, seguiremos insistiendo en la verdad y en la belleza,,, Carlos Barrunto
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