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Saturday, April 18, 2015

Relatos sobre el abismo


Malas lenguas es la narrativa del ir y venir que define las coordenadas de un exilio interminable y banal, hilvanada con la sal de los malos recuerdos”, reza en la contraportada de este libro. Pero esta colección de relatos de Manuel Ballagas es eso y mucho más. Es una mirada aguda y una meditación sin cortapisas sobre el abismo que separa a dos orillas cercanas que se han convertido en dos modos diferentes y casi incompatibles de ver la vida. Dos subculturas alienadas entre sí.

En estos trece relatos en los cuales el realismo se mezcla con lo fantástico y ambos a su vez con lo onírico (de corte pesadillesco), el autor explora y expone las contraposiciones que han sido forzadas a surgir a lo largo de varias décadas. Los cubanos, como muy pocos grupos migratorios, conocen el peso específico de una ideología totalitaria que se arraiga en lo más hondo del tejido espiritual, convirtiendo a creyentes, incrédulos y opositores en víctimas semejantes de un abismo para muchos insalvables. Ballagas es capaz de cruzar este campo minado con habilidad y sutileza, sin necesidad de recurrir a la monserga. Realiza una introspección inmisericorde que no busca soluciones sino solamente entendimiento para quien pueda y quiera entender.

En el primer cuento que da título al libro, la biografía de un exiliado es reinventada, modificada, tergiversada y fabulada por las diferentes versiones que quienes quedaron atrás, a los cuales las noticias les llegaban solo en las dosis permitidas por el poder. Cada uno crea al personaje en base a sus frustraciones y envidias personales. Luego se niegan a creer la simple realidad.

En La máscara un individuo cambia de sexo en un breve viaje de ida y vuelta a La Habana sin estar seguro de lo que hizo. En El huérfano, un funcionario de la cultura que viene a dar unas conferencias en una universidad miamense y que desea darse un salto por el carnaval de la calle Ocho, resulta atrapado por el vengativo hijo de una de sus víctimas.

Un hombre visita la casa que tuvo que abandonar ante el asombrado y ambiguo escrutinio del nuevo habitante de la misma en La sirimba. Mientras tanto, en El paquete, una mujer no sabe qué hacer con un paquete que le acaba de llegar “de afuera” y en su desespero lo abre para encontrar una sorpresa. En Cartas ajenas un nuevo inquilino que recibe cartas dirigidas a los inquilinos anteriores, obligado por un diligente y compulsivo cartero, que ejerce su oficio con apatía, termina siendo absorbido por el lugar y por los contenidos de las cartas, perdiendo finalmente su identidad, en un cuento que tiene un giro temático muy parecido a los filmes de Roman Polanski.

Un hombre confundido, atrapado por los recuerdos del antiguo habitante de su casa, que es un alter-ego del autor, y agobiado por la presencia de un cuadro amenazante que no se atreve a descolgar, le escribe a este en busca de ayuda en La ratonera. En El carángano, un cuento de giro kafkiano, un hombre anticipa un interrogatorio y una vejación por parte de las autoridades, ya convertido en un insecto por la aplastante burocracia.

En Dichosos los ojos, un intelectual demasiado embriagado de su relevancia, decide pedir asilo en Miami pensando que su “traición” tendrá un precio para luego dar de narices con una realidad que lo aplana y lo humilla, le pone los pies en la tierra. El otro trata de un hombre que decide regresar a su isla por mera curiosidad y en su visita siente, aterrorizado, que se encuentra entre extraños. Calle soledad se centra en las confusiones que crean el tiempo y la distancia del origen, al extremo de que realidad y fantasía se vuelven indistinguibles.

Ultima voluntad recorre el asombro de un hombre que acaba de descubrir aspectos que no sospechaba de la vida de su padre. Finalmente La extraña se centra sobre el distanciamiento entre dos hermanas, que viviendo en diferentes latitudes de una misma cultura, terminan enajenadas, cuando una confiesa un secreto que la recome por dentro. Es la historia de una deslealtad que resuena en los límites de la identidad.

No hay experimentación en estos cuentos, solamente una narrativa tradicional impecablemente lograda, con un lenguaje desprovisto de afectación y con un mínimo de adjetivos. Prosa eficaz sin alambicamientos liricos, precisa y cortante. Lo único que me molesta un poco, y es un mal muy menor, es el uso de anglicismos en cursiva en unos momentos y de spanglish integrado a los diálogos y escrito tal y como se escucha en otros. Es un recurso que me pareció inconsistente e innecesario en el contexto de los cuentos.

Con sus novelas Descansa cuando te mueras y Pájaro de cuenta ya Ballagas (La Habana 1948) había mostrado su calidad de narrador mayor. Con su incursión en la cuentística, ese género tan difícil y tan subvalorado, no hace más que confirmar lo que ya sabíamos.

Los cuentos de Malas lenguas tratan sobre una realidad que muchos quieren ver como superada, como algo de un pasado cada día más remoto, pero lo cierto es que ese abismo y la distancia existencial que provoca, no ha sido aún vencido y no lo será nunca, a menos que uno se atreva a enfrentarlo con la crudeza que lo hace Ballagas.


Malas lenguas. Manuel Ballagas. 166 páginas. Puede obtenerse a través de www.lulu.com y www.amazon.com por $15.00

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