Para ver más allá de la retórica, la grandilocuencia, las
posturas y la gravedad de los gestos, en lo que respecta a la política y los
políticos, hay que ponerse un lente de cinismo y otro de escepticismo. Como
dice una de las definiciones de la política que puede encontrarse en el
diccionario de la Real Academia Española: “Arte con que se conduce un asunto o
se emplean los medios para alcanzar un fin determinado”. En otras palabras,
farsa y manipulación.
Ayer, 17 de diciembre de 2014 culminó un largo proceso de
más de un año, que en silencio tuvo que ser y en el cual estuvo involucrado
hasta el Vaticano. El gobierno americano, presidido por su presidente electo
Barack Obama, anunció, en trasmisión televisiva, simultáneamente con el
dictador cubano Raúl Castro, que sus gobiernos habían decidido reanudar las
relaciones diplomáticas a nivel de embajada, que se habían roto hace casi 54
años. No hay dudas que se trató de un momento histórico
Elucubrar, discutir, especular, ponderar y adivinar las
razones que tuvo cada gobierno para finalmente dar este paso, llenaría
volúmenes escritos con interminables discusiones. La política tiene muy poco de
ética y se mide en ganadores y perdedores, y en la defensa de los intereses de
cada nación. No debe olvidarse que los americanos (bueno, más bien Peirce y
William James) inventaron el pragmatismo y los políticos estadounidenses
siempre se han regido por ese principio filosófico.
Los ganadores principales de esta maniobra son Obama y
Raúl Castro. Dos figuras que siempre han tenido un ojo puesto en la Historia. Obama,
con ser el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos y con su
premio Nobel, ya lo tenía garantizado, pero siempre ha querido más. Ahora se
convierte en el líder que acabó con el último lastre de la Guerra Fría. A los
ojos futuros de la historia abrió las puertas a una nueva visión política,
rompiendo el inmovilismo que acarreaba una política longeva que apenas dio
resultados y a la cual se oponían casi todos los gobiernos del mundo.
Castro al fin ocupa un lugar en la Historia que siempre
le negó su hermano mayor. Se convirtió en el dictador de turno que consiguió,
gracias a su zorruna estrategia de cambios sin movimiento, ser legitimado por
el gobierno de los Estados Unidos sin ceder un milímetro en su línea política, manteniendo
firme el carácter represivo y antidemocrático de su gobierno. Nueve presidentes
americanos se lo negaron a su hermano. No en balde apareció ante las cámaras
altanero y enfundado en su traje militar. No podía perder la oportunidad de
mostrar ante el mundo su orgullo de anciano criminal. Mucho tuvo que esperar
para alcanzar su momento.
A pesar de que ahora comienza un proceso de tecnicismos y
ajustes que traerá muchas sorpresas, para los americanos las ganancias, en un
principio, están en la posibilidad de colocarse en posición ventajosa para
cuando en 2018 se retire Castro del poder (como ha anunciado y si es que llega vivo
a esa fecha), de ocurrir una pseudotransición, poder tomar control de renglones
económicos y decisiones políticas que les beneficien y estar mejor armados para
lidiar con otra posible migración masiva.
Los bancos americanos se beneficiarán del uso de tarjetas de crédito que
podrán hacer los visitantes americanos a Cuba. Algunos empresarios comenzarán
sus cabildeos para futuras inversiones. Se fumarán más tabacos cubanos y se
tomará más ron producido en la isla. Habrá más espías mejor ubicados en la isla
y el gobierno tendrá una información más confiable de lo que allá sucede.
Garantizan una presencia que hasta ahora les ha eludido.
Castro asegura un aumento en el ingreso monetario que traerán
esas visitas, por muy limitadas que sean, así como el incremento de las remesas
de los exiliados. Este reconocimiento le asegura poder seguir usando a su
antojo la represión contra cualquier expresión disidente. Ahora empuñará con
más firmeza el hacha sobre las cabezas de los cubanos. Usará gran parte de los
fondos para afirmar el futuro de sus familiares más cercanos y el de sus
cúmbilas en el poder. De momento, el camino está despejado. Su ministerio
favorito, el del Interior, recuperará un poco de su lustre, ya que tendrán que
afilarse para vigilar a los nuevos visitantes. Por otra parte, acaba de perder
su excepcionalidad, ahora se le tratará como a otro sátrapa más.
El gran perdedor, como siempre, es el pueblo cubano, que
no cuenta para nada en estas negociaciones. Algunos se ilusionarán pensando en
grandes milagros que nunca llegarán. Muchos volverán a su nada cotidiana sin
remedio. Quizá, dentro de no mucho, habrá más dólares circulando y una cierta
minoría de los cubanos de a pie verán mejorar sus vidas un poquito, no mucho.
Puede que los trasiegos entre las dos orillas traigan consigo un poco más de
ropa y de alimentos, pero no mucho más. Se intensificará la desigualdad social.
Pero nada de esto le importa al gobierno americano (no me refiero a Obama, sino
a todos, a los once presidentes que han desfilado a lo largo de la continuidad
del castrismo), y mucho menos al cubano.
Otros perdedores, en un futuro mediato, serán las cadenas
hoteleras europeas. A los Meliá, los Iberostar, los Barceló y tantos otros, les
debe preocupar que más temprano que tarde puedan ser sustituidos por los
Hilton, los Mariott, los Westin y otros conglomerados americanos. Los turistas
canadienses, italianos, españoles y mexicanos puede que pierdan el favor de las
jineteras, de los pingueros y de los menores edad de quienes abusan, quienes probablemente
pondrán sus servicios a disposición de los americanos.
No hay muchos más cambios de momento. El embargo continúa
y la ley de ajuste sigue en pie por ahora, aunque el hecho de elevar la sección
de intereses a nivel de embajada puede facilitar las deportaciones y las
extradiciones entre ambos países. Las
negociaciones que ambos gobiernos han llevado a cabo en secreto a lo largo de
estos años, tendrán lugar ahora por canales más abiertos, más regulados y más
transparentes.
No menciono a los otros obvios ganadores, Alan Gross y el
innombrado Rafael Sarraff Trujillo. Este último parece haber sido la verdadera
razón del intercambio de prisioneros. Ni a los obvios perdedores, los tres espías
restantes, que han salido muy rosaditos de su prisión americana y quienes tras
posar como payasos en algunos mítines triunfalistas que se llevarán a cabo en
las próximas semanas, pasarán, como se merecen, al olvido y a ser triturados
por la maquinaria castrista a la cual sirvieron.
No hay mucho más. El optimismo es para los ilusos y los
delirantes que compran utopías. El pesimismo queda para los que han visto su
tiempo pasar, los que se cobijaron en la inercia de una política que se volvió
anacrónica e inútil. Las diferencias
fundamentales entre ambos gobiernos se mantienen inalteradas.
El 3 de enero de 1961 Cuba y Estados Unidos rompieron
relaciones diplomáticas. Yo me encontraba en Miami con mis abuelos. Esa noche
mis padres urgieron que se me regresara y el día cuatro salí para La Habana en
un avión DC-4 de Pan American junto a otras cinco personas. Cuando aterricé vi
una inmensa fila de gente esperando abordarlo a su regreso a Miami. Escuché que
los 116 asientos disponibles habían sido vendidos. Me tomó diecinueve años y un
asilo regresar. Esto es el fin de una historia que para mí comenzó muy mal y
que no tiene un final feliz, a pesar de haber sido escrita a la sombra de
Hollywood.
Roberto Madrigal
Te faltó un detalle que forma parte de las cláusulas secretas de este pacto: la entrega de la Base Naval de Guantánamo, con lo que los Castro satisfacen un viejo reclamo y Obama encuentra el major pretexto para cerrar la prisión de los yihadistas. La entrega va a ser durante la visita de Obama a La Habana. Hay trámites ya en curso con las altas esferas militares.
ReplyDeleteSiempre me sorprende cuan certero puedes ser...
ReplyDeleteQuien Ballagas or Roberto Madrigal? No creo que sea el ultimo porque MB recibe informacion directa de la Fox.
ReplyDeleteEl otro perdedor, el hermano mayor del ganador, y su decendencia directa, aunque no creo que se hayan entereado todavia. Otro ganador Miami, mas negocios y mas material para novelas de espionajes.
ReplyDeleteRobert, siempre he admirado tu talento y tu capacidad para el analisis certero y desapasionado, un requisito sine qua non para lo primero. No puedo estar mas de acuerdo contigo. Ahora, me permito una digresion para lamentar que Anonymous se escude detras del anonimato para tratar de desacreditar a nuesto amigo Manuel Ballagas, cuya "primicia" acerca de la Base de Guantanamo espero no se cumpla. Se puede estar en desacuerdo sin tener que atacar.
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