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Thursday, November 28, 2013

En busca de dólar perdido



Hace ya unos meses que el doctor Antonio Castro Soto del Valle viene repitiendo su letanía de modificar las circunstancias del deporte “amateur” cubano  para unirse a la corriente por donde va el resto del mundo. Pero cuando el doctor Castro habla de deportes en realidad se refiere al béisbol.

Cuba ha tenido históricamente una gran facilidad para producir boxeadores, atletas de campo y pista y peloteros. Después del castrismo se han producido muchos equipos en una gran variedad de deportes que han alcanzado una alta calidad competitivoa a nivel olímpico, entre ellos el volibol y el polo acuático, pero no han creado una base de participación masiva ni de interés nacional que justifique continuar gastando el dinero en ellos. Lo único novedoso que se ha desarrollado consistentemente después de 1959, y que mantiene un alto nivel de juego en la arena mundial, es el ajedrez.

Pero el ajedrez, el boxeo y el campo y pista son deportes individuales en los cuales solo un pequeño grupo de participantes llega a hacer grandes cantidades de dinero y eso, mayormente, a través de patrocinios de compañías publicitarias y fabricantes de efectos deportivos. Es muy difícil, para una entidad centralizada, recaudar y controlar esas ganancias. Implicaría la existencia de una infraestructura tributaria que no está presente en la isla.

Los cuatro deportes que generan la mayor cantidad de capital para los atletas, en el mundo entero, son el soccer (o fútbol), el baloncesto, el fútbol (o fútbol americano) y el béisbol. De los tres primeros, Cuba no produce materia prima de valor.

Castro, hijo del dictador, cirujano ortopédico al parecer interesado en medicina deportiva, se ha hecho cargo de su deporte favorito, el béisbol y ha quedado como niño sin juguete, ya que la antigua gloria que traían los triunfos de los equipos cubanos en competencias internacionales, con los nuevos arreglos de las organizaciones deportivas internacionales, que permiten jugar a los profesionales, se ha ido desvaneciendo a paso agigantado en la última década. Por otra parte, el flujo de peloteros que abandonan la isla de forma ilegal, para saltar al profesionalismo en los estados Unidos, es cada vez más mayor, y los contratos millonarios son cada vez más cuantiosos y frecuentes. Por otra parte, el triunfo de los peloteros cubanos en los equipos de Grandes Ligas, le duele al doctor Castro, y si está consciente aún, a su padre. El Duque, Liván, Chapman, Puig, Céspedes y ahora Abreu se han convertido en estrellas multimillonarias que no le reportan ningún beneficio económico al gobierno cubano, Perdido el supuesto honor deportivo que tanto han pavoneado por años, ahora intentan beneficiarse de los logros financieros de estos atletas a quienes ellos mismo prohibieron ganarse la vida. Como no pueden controlar sus carreras, intentan controlar sus capitales.

Aunqe muchos de estos atletas se juegan la vida al intentar llegar a las costas americanas, hace mucho rato que el negocio ha comenzado. Muchas de estas fugas son planeadas con el callado beneplácito de las altas esferas del deporte en la isla y grandes cantidades de dinero se pagan de antemano para asegurar la salida de muchos de estos atletas. Gran parte de ese dinero pasa a las arcas de la clase dominante. Ahora quieren extender el negocio y aumentar los ingresos.

Castro Soto del Valle también busca  atraer a la isla un deporte de millonarios: el golf. Aparentemente es un aficionado bastante diestro en un deporte cuyos campos de juego se convritieron en tierras baldías después que la revolución subió al poder. Un deporte muy alejado de las posibilidades del cubano de a pie.

No quieren permitir que el béisbol siga formando parte de la bancarrota ideológica y lo quieren apear del carro del triunfalismo (que ya no camina), para subirlo al de la economía. Me imagino que el anciano Castro ya apenas debe tener aliento, pues si cobra energía y nueva consciencia, no soportaría ver lo que ha quedado del deporte que fue la joya de su feudo ni querrá vivir para observar lo que se le avecina.

 
Roberto Madrigal

1 comment:

  1. El bastardo no es diestro sino siniestro, la contradicion del articulo es que al siniestro le duela la salida de la mercancia y que triunfen en las mayores, no creo que le duela porque es una entrada sustancial de dinero, primero con los tramites de salida y despues con el dinero que le envian a los familiares estos deportistas, no creo que sea un mal negocio para los Castros.

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