El día doce de octubre se celebrará en Argentina el
Festival de Ajedrez Marcel Duchamp. Este no es el único torneo que se celebra
en conmemoración de la figura del artista. Desde el año 2009 se vienen
celebrando torneos magistrales utilizando su nombre y organizados más o menos
por el mismo equipo de entusiastas y patrocinadores.
Fue en Buenos Aires, en 1918, cuando Duchamp comenzó a
dedicarse con seriedad al ajedrez. Se encontraba “hastiado de la pintura” pero
no del arte y siempre pensó en el ajedrez como un arte al extremo de declarar
que “no todos los artistas son ajedrecistas, pero todos los ajedrecistas son
artistas”. Su primer interés fue la figura y el juego de Capablanca, cuyas
partidas se dedicó a estudiar durante sus meses de estancia en Argentina. Nada
más lógico, por entonces Capablanca era un dadaísta del ajedrez. Su estilo, a
pesar de utilizar todos los elementos clásicos, cambió la forma en la cual
hasta entonces se jugaba. Su diafanidad y su lógica simpleza resultaban
completamente ilógicas a la mente de los ajedrecistas modernos. Fue hasta cierto
punto uno de los primeros “hipermodernos”. Otra de sus ideas renovadoras era su
teoría de que para aprender a jugar al ajedrez había que empezar entendiendo el
final. Nada más aparentemente surrealista.
Duchamp, que cambió el entendimiento que se tenía del
arte y que al igual que Cézanne, era un adelantado en comprender que nuestras
percepciones están afectadas por el cerebro, que el mundo que percibimos es una
ilusión que se desmenuza en la retina y se recrea en la corteza cerebral, pero
que la experiencia artística trasciende todo eso por ser un fenómeno privado,
comprendió muy bien lo que quería decir Capablanca y vio en el ajedrez otro
campo en el cual extender sus conceptos artísticos.
Fue un ajedrecista mucho mejor de lo cual la mayoría de
la gente piensa, a pesar de la gran cantidad de material escrito sobre su
juego, incluyendo el libro en dos volúmenes The
Chess Biography of Marcel Duchamp, del checo Vlastimil Fiala. Esta
subestimación quizá se deba a que no llegó en ajedrez al mismo nivel que en el
resto de su arte. En 1922 participó, en el Club Marshall de Nueva York, en una sesión
de simúltaneas en la cual veinticuatro jugadores se enfrentaron a Capablanca.
Duchamp fue uno de los veinte derrotados. Pero se dedicó al ajedrez por casi
cincuenta años y fue altamente influenciado por Aaron Nimzowitsch,el padre del
ajedrez hipermoderno. Llegó a ser campeón de Paris y participó en cinco
olimpíadas de ajedrez como miembro del equipo francés, uno de los cuales, en un
giro dadaísta, fue capitaneado por el campeón mundial Alexander Alekhine, el
vencedor de Capablanca y en una de las rondas Alekhine se tuvo que ausentar y
nombró a Duchamp como su substituto lo cual lo enfrentó al americano Frank
Marshall, el hombre en cuyo club se organizó la sesión de simultáneas en la
cual Duchamp enfrentó a Capablanca. Entre las décadas del veinte y el treinta
jugó contra los maestros más importantes del momento en distintos torneos
internacionales, si bien es cierto que perdió con la mayoría de ellos. Su
pasión por el ajedrez arruinó su primer matrimonio con Lydie Sarrazin, a quien
culpó de sus derrotas en un evento en Niza por verse obligado a satisfacer sus
apetitos sexuales.
Aunque por muchas razones, después de la guerra mundial
su actividad ajedrecística fue más limitada, continuó con su afición al juego y
a mediados de los cincuenta se interesó grandemente en el estilo de Robert
Fischer, otro innovador del ajedrez que creó, entre otras cosas, el dadaísta
principio de la inestabilidad forzada, algo todavía incomprensible para la
mayor parte de los ajedrecistas. Para Duchamp, observar a Fischer en acción era
como ver “a un derviche a punto de pasar al otro lado de la iluminación”.
Duchamp también buscó intersectar el arte con el ajedrez
en repetidas ocasiones, desde su ready made Trebuchet
(1917), una obra que se inspira en un problema de ajedrez en el cual al que le
toca jugar le toca perder, pasando por su aparición en el primer filme de René
Clair, Entreacto (1924) un corto de
22 minutos escrito por Francis Picabia y Clair, en el cual Duchamp juega una
partida de ajedrez con Man Ray, hasta su partida en vivo, a manera de
instalación, en Philadelphia en 1963, en la cual enfrenta a una completamente
desnuda Eve Babitz.
En su vida entra de forma breve el gran maestro inglés
Raymond Keene, quien en 1968, poco antes de morir Duchamp, se convirtió en el asesor”
del músico John Cage, otro revolucionario del arte, en las partidas que estos
jugaban en Londres y en Cadaqués y que invariablemente ganaba Duchamp. Keene es
otro personaje de naturaleza dadá que con el tiempo se ha convertido en una de
las figuras más controversiales del ajedrez mundial. Aparte de ser un jugador
destacado, ha sido organizador de varios campeonatos mundiales, columnista de
varios periódicos británicos autor de decenas de libros, acusado de agente de
la KGB y luego de la CIA y denigrado como plagiador y como superficial en sus
trabajos sobre arte y ajedrez. Keene es uno de los principales estudiosos del
ajedrez de Duchamp y en un largo ensayo titulado Marcel Duchamp: The Chess Mind, trata de establecer nexos entre el
nacimiento del hipermodernismo en ajedrez y el movimiento dadaísta.
Conocí a Keene durante la olimpíada de ajedrez de La
Habana en 1966. Yo era apenas un adolescente fanático del ajedrez y Keene era
apenas un par de años mayor. Me llamó la atención ver a un joven de 18 años
vestido con cuello y corbata en los momentos en que para nosotros no se podía
vestir otra cosa que blue-jeans. Para mayor sorpresa, al preguntarle su opinión
sobre los Rolling Stones, me respondió, tartamudeando, que eran “deplorables” y
ante mi asombro me dijo que eso era música comercial, que me enviaría a mi y a un
amigo, unos discos del verdadero rock innovador, meses después nos llegó un
pequeño vinil de dos canciones del grupo Traffic, para mi desconocido hasta
entonces, nunca se me olvidará que la canción que más me llamó la atención fue Here We Go Round the Mulberry Bush y solo
años después entendí mejor la importancia de este grupo en el mundo del rock
underground y mi arrogante ignorancia de aquellos tiempos.
A Keene y a otro jugador inglés, William Hartston, logramos,
ni me acuerdo como, un grupo de amigos y amigas, llevarlos hasta Cubanacán, el
antiguo reparto Biltmore, a fiestas en casa de Juan Fernández, entonces un gran
amigo, un talentoso y brillante personaje, que de perseguido pasó a
perseguidor. No sé cómo salimos ilesos de esas incursiones en las cuales se
jugaba ajedrez y se escuchaba música prohibida hasta muy avanzada la madrugada.
Al equipo inglés no le fue bien en esa olimpíada. La casa de Juan, que fue un
quimérico centro de reuniones de un par de generaciones por muchos años, continuando
un ciclo de causalidades y casualidades oníricas, finalmente salió ominosamente
descrita en el libro Castro’s Final Hour del
periodista Andrés Oppenheimer, ya que Juan la había permutado con uno de los
hermanos de la Guardia, involucrados en el célebre caso Ochoa. Nos mantuvimos
en contacto con Keene por unos tres años y nos mandaba libros y discos, pero después
se nos fue del radar y finalmente se convirtió en una noticia distante para
nosotros.
Pero el ciclo dadaísta de Duchamp con el ajedrez no
termina ni después de su muerte. El organizador del torneo que se celebrará a
partir de esta semana en Argentina, es un Arbitro Internacional y Maestro FIDE
que se llama Blas Pingas.
Roberto Madrigal
Muy interesante, me lo llevo a Face y lo comparto con amigos ajedrecistas...
ReplyDeleteEl arte de hacer Urinarios
ReplyDeleteUna de las grandes preguntas/discusiones de la humanidad ha girado en torno al arte, de hecho aún no se logra una definición en consenso. Algunos afirman que el arte es, y que por lo tanto es bello; otros que es algo reconocido por la academia; otros más que es algo que evoca sentimientos. Así podríamos seguir un buen rato tratando de describir que es lo que para las personas es arte. Sin lugar a dudas Duchamp es uno de los artistas más controversiales en este sentido: es un artista de lo que ya existe.
http://proyectosapereaude.blogspot.mx/2012/10/el-arte-de-hacer-urinarios.html