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Sunday, May 20, 2012

La memoria desdibujada



¡Pobre 20 de mayo! Siempre tan cercano al 19 de mayo de cuya sombra le costaba trabajo salirse. Siempre tan entenebrecido por su asociación con la intervención americana y con un primer presidente quien fuera a su vez ciudadano americano.

Después de 1959 se convirtió en una de las fechas favoritas contra las cuales el nuevo gobierno desataba su ira como parte de su propósito de reconstruir la memoria histórica. Se convirtió en el símbolo de la “república mediatizada”.  Tras ello, fue castigada con décadas de silencio, deslizándose poco a poco hacia el inevitable olvido, cediendo su posición histórica al 2 de enero y al 26 de julio. En las páginas digitales de hoy en los periódicos Granma y Juventud Rebelde no hay una sola mención a la fecha. En la edición digital internacional de Granma hay un artículo en la cual se le trata como el símbolo del servilismo de la burguesía criolla ante el imperialismo yanqui. Solamente silencio y retórica vieja la rodean hoy.

No me interesa aquí promover las virtudes o defectos nacionales que dicha fecha simboliza. El problema es que su virtual desaparición se debe al esfuerzo sostenido de la ideología castrista por crear una nueva memoria nacional, que no solo se limita a fechas históricas. Es una política consistente, apoyada por todo el aparato propagandístico por promover una imagen histórica, cultural y política que obedezca a los dictados ideológicos del partido gobernante. Una política en la cual no se permite la discusión seria y abierta de los asuntos nacionales, sean los de ahora o los de hace cien años. Una política que entorpece el entendimiento del desarrollo de nuestra identidad nacional y que no ha cambiado en más de cincuenta años.

Cambios cosméticos hay muchos. Han mejorado en cuanto a su selectividad respecto a los hechos y personajes que rescatan. Lo de la UMAP y la persecución a los homosexuales se resuelve con unas palabras de Fidel Castro en las cuales reconoce su error, con el Cenesex y las comparsas de Mariela y ya. Si se han eliminado algunos nombres del panteón literario y cultural, pues se deja publicar algunas obras de autores preferentemente muertos o un libro sobre Cabrera Infante, lo cual está muy bien, pero dónde está la continuidad o el debate sobre estos olvidos. Se prometen muchas cosas, como “estudiar” que los artistas que viven fuera se reintegren al quehacer artístico del país, pero como me señalara hace unos días Nicolás Lara a propósito de la XI Bienal de La Habana, ya que prometen tanto, por qué no invitan a Juan-Si González, o a Arturo Cuenca, o a Geandy Pavón, o a José Bedia, por citar solo algunos quienes mas allá del contenido de sus obras  sostienen posiciones políticas incómodas para el régimen.

En Cuba ninguno de los gobernantes paga por sus horrores, no dan ninguna explicación, todo lo resuelven con “fue un error”, que por supuesto se puede seguir cometiendo porque los errados continúan sosteniendo las riendas del poder. Ante cada posibilidad de rectificación verdadera, se repliegan. Por supuesto, no espero otra cosa de ellos.

No sé a quiénes va a tocar la difícil tarea de recuperar la desdibujada memoria de Cuba, les doy mis anticipadas condolencias porque la tarea va a ser letal. Se me ocurre que se pudiera dar un primer paso recodificando al 20 de mayo como símbolo de ese olvido intencionado, de esa rescritura de la historia, de esa transfiguración del rostro nacional.


Roberto Madrigal

1 comment:

  1. Muy buen artículo. Y tienes razón, pobre de quien tenga que reconstruir o deconstruir la historia de Cuba. De madre...

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