Exceptuando el desastre de Leatherheads (2008), las otras dos aventuras de George Clooney como director mostraban un estilo contemplativo, en el cual a los personajes se les daba tiempo a desarrollar sus cualidades, con un ritmo pausado que convidaba a la introspección y que si bien se mantenía dentro de los cauces del cine convencional, no respondía completamente a los cánones del cine comercial. Era una apuesta interesante que quedaba a medio camino entre arte y espectáculo, que finalmente resultaba frustrante por su timidez estética. Este fue el caso de Confessions of a Dangerous Mind (2002) y de Good Night and Good Luck (2005).
A pesar de sus obvias referencias y quizá pretensiones de tragedia shakesperiana, con su palmario título, The Ides of March (2011) no pasa de ser una vulgarización modernizada de Julio César, en la cual el único conspirador parece ser mas un torpe espontáneo que se lanza al ruedo por pura emoción, un Bruto sin su entorno, que de fiel creyente pasa a ser, por virtud de una aventura erótica malograda y un acto de estupidez inexplicable, el hombre que se aprovecha de un secreto para chantajear y permanecer a la sombra del poder.
Esta supuesto cuento moralista sobre la política actual, no rebasa ser un modesto y predecible thriller, en el cual un gobernador demócrata de Pennsylvania, aspirante a la presidencia de los Estados Unidos, moldeado en la persona de la etapa mesiánica de Obama, se ve envuelto en una turbulenta campaña por ganar las primarias del estado de Ohio, cruciales para su candidatura, en la cual predomina la intriga, la traición, la manipulación y el soborno. Nada nuevo, fatalismo pueril. Al final, todo el mundo involucrado en el escenario político, es esencialmente “malo” o corrupto, la política continúa por los medios de siempre. Esta supuesta mirada detrás de la máscara y de la mascarada no trasciende su tema y se queda como una tramita maniquea y moralizante.
Con excelentes actuaciones de Jeffrey Wright, Philip Seymour Hoffman y Paul Giamatti, asi como aptas interpretaciones de Ryan Gosling, Evan Rachel Wood y del propio Clooney, y con un tema cuyas resonancias pueden verse en las ideas del Tea Party y de los ocupantes de Wall Street por igual, Clooney (que es también co-guionista), carga la trama de detalles y minucias de la campaña política, que sólo confunden, distraen y muestran mucho menos de lo que se puede ver poniendo un noticiero o viendo un pobre documental de la televisión pública. A Clooney se le cayeron los dientes al morder el asunto.
La película ha sido ampliamente mostrada en todos los festivales importantes desde Cannes hasta Toronto. En su reciente estreno en las pantallas de los Estados Unidos, ha sido recibida con tibieza tanto por el público como por la critica, que es exactamente lo que se merece.
Presentada con menos pompa y en exhibición limitada, Circumstance resulta una pelicula muy interesante, que toca un tema (una relación lésbica en el Irán de hoy) que se presta al panfleto y al pancartismo, pero que se decide por el arte, evita las trampas de lo que tentadoramente pudo ser un filme de tesis y termina abarcando mucho mas de lo que se propone.
Con su primer largometraje, la directora iraní-americana Maryam Keshavarz ha logrado un filme perceptivo que se adentra en los enredos de la vida diaria iraní de forma creíble.
Es, a primera vista, la historia de la relación amorosa entre dos adolescentes, Atafeh, quien es una privilegiada hija de profesionales adinerados y occidentalizados, que mantienen cierta influencia en la esfera política y social, y Shireen, estigmatizada por ser hija de unos intelectuales disidentes que tras inicialmente haber apoyado la revolución que eliminó al Shah, fueron asesinados por los ayatolas debido a su ulterior oposición al autoritarismo islámico. Con fervor juvenil, con audacia irresponsable, estas compañeras de bachillerato desafían las convenciones del sistema y hacen planes para consumar su relación. Se mezclan con exilados que regresan al país para conectarse con la contracultura iraní, con los descontentos y con los artistas reprimidos. Viven en su Edén privado hasta que las penetra la serpiente en la figura del hermano de Atafeh, un ex-músico y ex-drogadicto quien debido a su pasado es chantajeado por algunos clérigos para que realice labores de inteligencia barata. Finalmente su máscara se convierte en su rostro y el personaje asume su papel con pasión vital y devastadora.
A pesar de ser un filme de primerizos, ya que ninguna de las protagonistas tiene experiencia como actriz, y casi todo el elenco hace su debut cinematográfico, las actuaciones son todas eficientes. A pesar de la gravedad del tema, Keshavarz se las arregla para esquivar la politización burda y mantener la intención artística por encima de la arenga propagandistica. Sin didactismos, nos transporta a través de un mosaico elocuente de la problemática de la juventud en Irán y de la represión religiosa, mientras que de paso y sin mucha bulla, desenmascara también la futilidad de las ONG humanitarias.
Por supuesto, la película fue filmada mayormente en el Libano y en estudios, ya que solamente con la carne expuesta y las escenas de amor lésbico, este filme no se hubiera podido producir en Irán.
En Circumstance la política queda atrapada y devorada por la madeja del arte, mientras que en The Ides of March el arte se pierde entre el detalle político insubstancial.
The Ides of March (EE.UU 2011). Director: George Clooney. Guión: George Clooney, Grant Heslov y Beau Willmon, basado en la pieza teatral Farragut North de Beau Willmon. Con: George Clooney, Ryan Gosling, Evan Rachel Wood, Philip Seymour Hoffman, Paul Giamatti y Jeffrey Wright. Se estrena ampliamente en todos los circuitos comerciales de los Estados Unidos.
Circumstance (Francia-EE.UU 2011). Guión y dirección: Maryam Kesharvaz. Con: Nikohl Boosheri, Sarah Kazemy, Reza Sixo Safai y Monica Bellucci. De estreno limitado en los Estados Unidos.
Roberto Madrigal
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