El cineasta iraní Jafar Panahi ha sido sentenciado a seis años de prisión y a veinte años de prohibición de hacer cine. El tribunal islámico que lo sentenció le acusa de haber intentado realizar un filme “fuera de las leyes establecidas tras las últimas elecciones”.
Panahi es el director de excelentes películas como The White Balloon, The Circle, Offside y mi favorita: Crimson Gold que gira alrededor de un veterano de la guerra contra Iraq, quien se dedica a repartir pizzas y sueña con regalarle una joya costosa a la mujer de quien está enamorado. Con esta simple trama realiza un recorrido por la topografía social iraní a través del cual muestra los variados matices de la represión gubernamental con sutileza y economía de medios. En una de las mejores secuencias mientras el personaje central se dirige a entregar una pizza en una fiesta de adolescentes, es detenido antes de entrar al edificio por la policía, que acecha en sus alrededores para llevar a cabo una redada contra los invitados a medida que estos van saliendo en busca de sus padres que vienen a recogerlos. En el fondo, la música que anima la fiesta es cubana.
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