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Monday, May 9, 2016

Las fallas de la memoria


Hace unos días tuve la oportunidad de ver el documental A contratiempo, realizado en Miami por Jorge Soliño, con la colaboración de Jorge Dalton y Mario García Montes. La obra se centra en los roqueros cubanos de las décadas de los años sesenta y setenta que sufrieron persecución, hostigamiento y ninguneo por parte de las tropas militantes de la cultura oficial cubana de la época.

Soliño ha realizado un trabajo sobrio y sin pretensiones, dos virtudes artísticas que escasean en estos tiempos, limitándose a presentar el testimonio de los protagonistas de aquella épica involuntaria, entrevistando a las principales figuras que formaron parte de las agrupaciones musicales de aquellos años, cuyo delito radicaba en hacer covers de los Beatles, Led Zeppelin, Rolling Stones y otras bandas proscritas en la isla.

Sin editorializar ni pontificar, Soliño deja que las entrevistas a los músicos vayan componiendo la narrativa, para que en las propias palabras de Pepe Piñeyro, Jorge Bruno Conde, Willy Quesada, Ricardo Eddy, Henry Vesa, Willy Goizueta, Chano Montes y muchos otros, se cree una visión de lo que ese fragmento de la juventud cubana sufrió durante aquel período.

Soliño aprovecha al máximo los recursos de los cuales dispone. Se ve forzado a repetir imágenes y secuencias, pero esto denota algo muy importante: la falta de materiales que existen con respecto a aquella época, ya que todo lo que entonces se filmaba o se imprimía, estaba en manos del estado. Es importante anotar esto, porque alguien pudiera, con mala entraña, criticar al documental por no presentar otra cara del momento, pero lo cierto es que esa otra cara ya estuvo representada por la propaganda oficial.

Es un hecho que la historia la escriben los vencedores, pero no es justo cruzarse de brazos y no intentar oponer alguna alternativa contra esto. Cuando la historia ha sido tan tergiversada y tanta información ha sido eliminada, sobre este y tantos otros hechos, no se puede perder la oportunidad de recoger las declaraciones de los testigos que aún viven y que son la única fuente de conocimiento de la cual disponemos. No importa si uno está de acuerdo o no con lo que dicen, si admira o no a los personajes, si los desprecia o los reconoce. Es su historia, cada uno la cuenta a su manera, unos con exagerada elocuencia, otros deciden despotricar, otros se limitan a su experiencia personal y cada cual a su estilo va tejiendo el hilo de la trama.

Este documental es un legado importante. Un pequeño ladrillo más en el esfuerzo de recuperar al menos un pedazo de la historia. Es curioso que en la últimas semanas, tras la visita de los Rolling Stones, han publicado en Cuba sendos artículos del promotor cultural y supuesto animador del rock, Guille Vilar, y el profesor cubanoamericano Nelson Valdés, de la Universidad de Nuevo México, donde ocupa el cargo de profesor emérito de Sociología y quien ha sido un abogado feroz de todas las causas castristas, recientemente implorando por la liberación de los “cuatro héroes” en carta al presidente Obama, ambas publicadas en Cubadebate, uno de los tabloides electrónicos oficiales del gobierno cubano.

Vilar y Valdés han dedicado sus textos a justificar la política cubana de represión cultural de aquella época, utilizando como excusa desde la voladura de La Coubre, hasta la invasión de Girón, y apuntando que cuando empezaron, los Beatles y los Stones fueron mal vistos en Inglaterra (pero se les olvida decir que no se les censuró ni se les encarceló por su música, se hicieron millonarios), y en el caso de Vilar llegando a decir que los Beatles entonces todavía no eran clásicos (hombre, parece que hay que esperar treinta años para escuchar música popular).

Ante tanto historicismo desfachatado y trasnochado, el testimonio personal que presentan los ya viejos roqueros cubanos, resulta una manifestación fresca e irrefutable, que denuncia por su impronta personal y que toca al espectador en el lado emocional, sobre todo por la sinceridad que muestran muchos de ellos que se observa bien en una de las secuencias casi finales que muestra en breve primer plano el llanto contenido de Willy Quesada, algo que me recordó la secuencia final de Conducta impropia, en la cual un trágicamente irrepetible René Ariza habla del Castro interior que lleva cada cubano.


Roberto Madrigal

1 comment:

  1. Una vez mas repito las nuchas gracias al siempre bien informado amigo Madrigal con la toga viril del apostol en su bolsillo.
    atu amigo del Morte

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