Los sitios del
horror como destino turístico, la memoria histórica como objeto de lucro y la
persistencia del fantasma del totalitarismo son algunos de los temas que el
escritor checo Jachym Topol aborda en su novela The Devil’s Workshop, que le valiera el premio literario Jaroslav
Seifert, el más importante que se concede en la república Checa, en el 2010.
El relato
comienza en Terezín, la ciudadela construida por la monarquía de los Habsburgos
en 1780, que tras la caída del Imperio Austro-Húngaro pasó a formar parte de la
recientemente creada Checoslovaquia y que durante la Segunda Guerra Mundial fue
convertida en ghetto y campo de concentración de antesala a Auschwitz, sitio
que a partir de ahí ganó una reputación infame y su nombre se convirtió en uno
de los sinónimos del Holocausto. Aquí, un grupo de sobrevivientes de la guerra,
cansados de ser los celosos guardianes de las ruinas de las fortalezas que
dieron origen al pueblo, y frustrados porque el único interés que parece tener
el lugar es como punto de llegada de quienes fueron enviados a la muerte pero
de alguna manera escaparon y que vienen a Terezín a buscar fragmentos de las
masacres para lavar su sentimiento de culpa y cambiar el sentido de sus
recuerdos, deciden convertir el pueblo en un centro de atracción turística en
el cual se darán charlas, se venderán souvenirs y se harán presentaciones sobre
el horror allí ocurrido pero de manera atractiva y didáctica para los
visitantes.
La empresa crece
tanto que finalmente, el gobierno checo de este siglo decide aplanar todas las
edificaciones y los mercados que este grupo ha establecido, mientras que los
usureros del holocausto terminan escapando a otras tierras o hechos
prisioneros.
La novela está
narrada por un personaje cuyo nombre nunca se menciona y quien parece tener
cierto retraso mental. Un hombre que mató a su padre accidentalmente durante
una discusión y que pasó muchos años en la cárcel, y al salir de ella se enteró
que el gobierno comunista había desaparecido. Bajo la guía de Uncle Lebo, se
convierte en un empresario exitoso y termina ganando fama internacional, aunque
la única vez que salió de Terezín fue en un breve viaje a Praga. Este cuenta
los hechos con el lenguaje simple de un tarado mental y siempre con el ojo del
asombro.
Cuando el
gobierno manda a cerrar el centro turístico y está a punto de ser apresado, lo
salva Alex, un bielorruso que vino de visita al pueblo, y se lo lleva
clandestinamente porque dice necesitarlo para un proyecto importante.
Confundido llega a Bielorrusia, en donde tras un viaje laberíntico, descubre el
objetivo de su misión, crear un centro similar en Khatyn, un pequeño pueblo en el
cual el 22 de marzo de 1943, tropas nazis compuestas casi en su totalidad por
colaboradores ucranianos, desertores del ejército soviético, criminales y prisioneros
de guerra, masacraron a sus 149 residentes, entre ellos 75 niños. Aquí se
desarrolla la segunda parte de esta corta novela.
El gobierno
bielorruso escoge Khatyn para restar protagonismo a la cercana Katyn, aldea polaca
en la cual bajo las órdenes de Beria fueron asesinados unos 22,000 oficiales
polacos (la masacre fue recientemente llevada al cine por Andrzej Wajda) y que
por muchos años se hizo creer que los asesinos eran los nazis. De nuevo el narrador
se ve envuelto en toda una serie de intrigas, persecuciones y hechos violentos
que son manipuladas por las autoridades, pero que el lector se va dando cuenta
a la par que el narrador.
La primera parte
de la novela está relatada con mucho sarcasmo y un excelente humor negro. En la
segunda parte, aunque no pierde para nada su ritmo narrativo, se vuelve sombría
y lo macabro envuelve tono y trama.
Jachym Topol
(Praga, 1962), es uno de los más importantes escritores checos de la
actualidad. Hijo de un poeta y dramaturgo disidente, desde muy joven se
involucró con el desarrollo de los samizdat y fundó revistas literarias
clandestinas. Por sus actividades y por las posiciones de su padre, no se le
permitió acceso a la universidad y guardó prisión varias veces. Fue después
firmante de la Carta de los 77 y ayudó a escapar a muchos luchadores polacos
del movimiento Solidaridad. Ha publicado seis novelas, dos libros de cuentos y
otro de poesía. Ha escrito dos guiones para el cine y una obra de teatro.
The Devil’s Workshop fue escrita en el 2009 y traducida al inglés en
el 2013 por Alex Zucker, un galardonado traductor que hace un trabajo
extraordinario con esta obra. No existe todavía una traducción al español.
Basándose en
hechos reales, Topol combina magistralmente realidad y ficción en lo que
resulta el descarnado testimonio de un imbécil, que le añade un toque siniestro
a esta disputa oportunista por alcanzar el liderazgo en el protagonismo de la
memoria del horror en la historia de la segunda mitad del siglo veinte. Un
horror que parece superado pero que todavía persiste en sociedades que han
perdido el sentido de su ubicación histórica y geográfica. Una Europa Central
que parece mirar al Este con temor y que se esfuerza por pertenecer a toda
costa al Oeste, con una reverencia ciega, instigada por la experiencia de la
barbarie reciente.
The Devil’s Workshop. Autor:
Jachym Topol. Traducción: Alex Zucker. Portobello Books, Londres, 2013. 166
páginas
Roberto Madrigal
Un juicio comedido y en equilibrio.
ReplyDeletePor que no existe "El Central Azucarero del Diablo" ?
Oremos y esperemos que alquien lo escriba.
A.M.D.G.