Monday, November 5, 2012

País de buhoneros


Un documental recientemente realizado por la cadena noticiosa Al Jazeera y un artículo de portada aparecido en el número más reciente (Noviembre 2012) de la revista National Geographic Magazine, ambos centrados en los cambios económicos que se están produciendo en Cuba, coinciden en mostrar una realidad desoladora, en la cual la máxima aspiración del ciudadano común parece ser la de convertirse en un vendedor ambulante. Con algunas excepciones, ese es mayormente el nivel de cuentapropismo que presentan estos trabajos.

Al Jazeera es una cadena televisiva con sede en Qatar, que trasmite noticieros y documentales en inglés y otros idiomas, las veinticuatro horas del día. Trata de establecer el punto de vista árabe sobre los problemas de actualidad. Sus enviados a Cuba realizaron un documental que se trasmitió en tres partes de media hora cada uno. Recorrieron varias localidades en las cuales se permite el comercio independiente en la isla, entre otros lugares fueron al “Mercado de las flores”, situado en la calle 12, cerca del cementerio, y a la Plaza de Armas. Ahí los periodistas estuvieron haciendo preguntas a los diferentes  empresarios, cuya mayoría presenta un aspecto físico bastante deteriorado (no sé si se centraron en lo peor o eso es lo que había).  Todos se muestran entusiastas respecto a las posibilidades de trabajar por cuenta propia, sin jefes ni reuniones, y de ganarse lo que puedan. Pero cada vez que los periodistas escudriñan sobre aspectos más ideológicos con respecto a la naturaleza de los cambios, como “¿Creen ustedes que estos cambios pueden ampliarse a otros sectores de la economía?”, los entrevistados unánimemente responden: “¡Ah, no!, eso es política, yo no me meto en política”.

Cynthia Gorney, la autora del artículo que aparece en National Geographic Magazine, es una periodista de larga trayectoria, que ha publicado artículos investigativos en diversos medios prestigiosos de la prensa americana como The New Yorker, American Journalism Review, Sports Illustrated y The New York Times Magazine. Fue jefa del buró sudamericano de The Washington Post y desde 1999 es profesora titular en la escuela de periodismo de  la Universidad de California en Berkeley. Su trabajo titulado “Cuba’s New Now”, parece motivado por su relación con “Eduardo…un mulato claro de 35 años…con cuerpo de luchador” (que el lector saque sus conclusiones). Un hombre bastante ideologizado que está decidido a abandonar Cuba en una lancha y quien le muestra a Gorney sus preparativos. En sus intentos de disuadirlo por lo arriesgado de la empresa, comienza a entrevistar a cubanos de diferentes extracciones para tratar de encontrar algo que ofrecer como alternativa a Eduardo.

Gorney ofrece un muestrario de sobrevivientes dedicados a pequeños negocios, sin mucho futuro, o a dueños de paladares sofisticados que financian sus negocios con ayuda de extranjeros o de familiares que residen en los Estados Unidos. Busca también argumentos ideológicos en defensa del neocastrismo, pero no los encuentra, de hecho, el único entrevistado que se presenta ideologizado es Roberto Veiga, el editor de Espacio Laical, quien se muestra muy preocupado porque Cuba se convierta en el futuro en un país que recoja lo peor de la China moderna, o de la Europa desbancada o de las narcoguerras de México, algo que, dado el contexto en que se emite, parece de un surrealismo de inteligencia fronteriza.

No hay muchas novedades en ninguno de estos trabajos, pero una lectura no muy entre líneas de ambos,  lo lleva uno a concluir que poco a poco Cuba se está convirtiendo en una cultura de bazar, que atrae turistas por su pintoresquismo de país que aún se mantiene firme en el socialismo, mientras su capital se encuentra en ruinas que exudan un tercermundismo al cual el turista occidental no se puede resistir. Un país miserable, con un casco bien cuidado (La Habana Vieja de Eusebio Leal), en el cual se pueden adquirir prendas folclóricas, consultarse con una santera y escuchar unos cuantos tríos callejeros cantando música tradicional para el halago del oído extranjero, en medio de una indudable belleza geográfica. Un país que no solamente ya se jacta de tener las prostitutas más cultas y educadas del planeta, sino que parece también liderar el mundo en cuanto a poseer el mayor porcentaje de taxistas con título universitario, mientras el visitante puede fotografiar esta miseria con el fondo de unas descascaradas consignas revolucionarias. En fin, Haití con lemas.

Pero la otra conclusión que se puede extraer de estos trabajos es el papel de la ideología, que aunque ya no parece ejercer influencia en la conciencia de la población, se mantiene en la penumbra como un arma de control. Toíto te lo permito menos faltarle a mi ideología. Es el hacha pendiente sobre las cabezas de todos. De hecho, los “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”, editados el año pasado, insisten en que “no se permitirá la concentración de propiedad en manos de los individuos”. Mientras el cubano de a pie se atenga comedidamente a este principio, podrá desarrollarse como un buhonero legal que se beneficiará mayormente del turismo. Esto implica una prosperidad muy limitada y subyugada a la decisión de un organismo único de poder.

Viendo y leyendo las distintas entrevistas y las uniformes respuestas cuando el feo rostro de la política aparece en las preguntas, me recuerda un viejo chiste de los años setenta, en el cual un periodista extranjero, después de preguntar decenas de veces a un cubano su opinión sobre los sucesos políticos del momento y recibir por respuesta invariable “yo opino lo mismo que dice el editorial del Granma con respecto a esos hechos”, se enfurece y frustrado le pregunta a ese cubano de a pie: ”Pero hombre ¿Usted no tiene opinión propia?”.  A lo cual este le responde: “Sí, pero estoy en contra de ella”.

Roberto Madrigal

3 comments:

  1. magnifico, con final lapidario . Teresa

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  2. Muy bueno. Estuve hojeando la revista por la portada, pero fue decepción total: más de lo mismo. El tema de Cuba se agota. El bazar no da para mucho.

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  3. Rolando h. CastañedaNovember 6, 2012 at 12:02 PM

    Muy buen artículo. Hay que tener mucha imaginación para llamar revolución a una sociedad extremadamente conservadora y atrasada. Castro II ha resultado tan malo como Castro I.

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