Monday, July 6, 2015

Dos libros, una época


Trabajo me costó conseguir ambos libros. Según he leído y me informaron quienes me ayudaron a conseguirlo, las ediciones estaban agotadas y eran difíciles de conseguir hasta en el mercado negro habanero. Se trata de El 71. Anatomía de una crisis, del investigador literario Jorge Fornet, y La noria, novela del narrador y articulista Ahmel Echevarría.

El libro de Jorge Fornet (1963), recibió el Premio Anual de la Crítica de 2014. Su temática se centra en las consecuencias culturales que tuvieron el famoso “caso Padilla” y el Primer Congreso de Educación y Cultura. El autor trata de limitar el análisis de los hechos al mínimo y se dedica mayormente, lo cual reconoce en el prólogo, a recopilar mucho de lo aparecido en la prensa nacional e internacional durante ese año. Por supuesto, es inevitable que tenga que dar saltos alrededor de la fecha.

El libro está bien investigado y narrado con fluidez. Es un libro importante para los estudiosos del periodo y de la política cultural de la revolución cubana. Para quienes viven en la isla, ofrece gran cantidad de datos que nunca antes estuvieron disponibles para consumo local. Para quienes vivimos en el extranjero, no añade ningún dato de importancia, aunque tiene el mérito de compilar mucha información que resultaría difícil de consultar.

Hay muy poco atrevimiento en esta obra. No se puede olvidar que su autor es el director del Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas, por lo cual esta obra no hubiera visto la luz sin la aprobación oficial. A la larga, las intenciones se le ven en el hecho de que, sin mucha explicación, establece que el oneroso discurso ya conocido como Palabras a los intelectuales, es un documento consensual que dio unificación a la cultura cubana en la década de los sesenta. Esto le permite osar concluir que a su vez, las palabras del propio Fidel Castro en el Congreso de Educación y Cultura de 1971, fueron provocadoras de la ruptura con los intelectuales de izquierda de América Latina y Europa Occidental, y que ocasionaron “el estancamiento de la cultura cubana” en los años siguientes. A ello atribuye como causa, el fervor revolucionario de Fidel Castro.

Por otra parte, el otro objetivo del libro es atacar de forma bastante directa las posiciones de Mario Vargas Llosa y de otros intelectuales de la época. En realidad, aunque útil, el libro no capta el espíritu de la época. Para ello, es mejor referirse a Política y polémica en América Latina. Las revistas Casa de las Américas y Mundo Nuevo de Idalia Morejón Arnaiz, un libro mucho más analítico.

Con La noria, Ahmel Echevarría (1974), ganó el Premio de Novela Italo Calvino 2012 que se concede en Cuba. Anteriormente había ganado el premio David de cuento con Inventario (2004), el Premio Pinos Nuevos de narrativa con Esquirlas (2005), el Premio Franz Kafka de Novelas de Gaveta que se concede en la República Checa 2010 con Días de entrenamiento y el Premio José Soler Puig de novela 2012 con Búfalos camino al matadero.

El autor, que no había nacido cuando sucedieron los hechos que estudia Fornet en su libro, trata de captar el espíritu de la época mediante una interesante narración sobre un escritor homosexual que fue castigado en 1971 por escribir una novela que las autoridades culturales consideraron como una afrenta.

La trama se va tejiendo a través de una mezcla borgesiana de personajes reales y personajes inexistentes. Incluso hay incluida una supuesta correspondencia de Julio Cortázar y fragmentos de citas de un crítico también homosexual, que es una especie de alter ego del personaje central y del cual al final, al igual que a todos los personajes reales, se cita toda una bibliografía. Su combinación de lo real y lo ficticio es convincente y uno de los mayores logros novelísticos de Echevarría.

La obra llega a su clímax tras contar una relación homosexual entre el personaje central y un hombre más joven que puede que sea un agente de la seguridad del estado, y una persecución que se establece una vez que el escritor, tras años sin escribir, decide reanudar su carrera. Con esto, Echevarría logra con efectividad trasladar los miedos de aquel entonces, hasta nuestros días. La represión que a veces no se ve pero que siempre se siente y la impunidad del represor, siempre acechante.

A pesar de que la novela utiliza una estructura y un estilo nada ortodoxo, se construye como una narración ágil, que mantiene el interés del lector de principio a fin. Echevarría capta perfectamente el espíritu del interminable “quinquenio gris”.

Mientras Fornet recopila datos con disciplina investigativa para mostrar que el año 1971 no fue más que un momento de crisis de un proyecto cultural bien encaminado, algo ya rectificado, que causó efectos negativos en la cultura cubana, pero que no es más que una aberración del sistema y no una consecuencia lógica del mismo, Echevarría lo entiende como una época que, si bien ha perdido un poco de su garra, se mantiene viva en espíritu y temible aún.

Es la diferencia entre el funcionario y el novelista. Entre la manipulación de la realidad y el poder de la imaginación.


Roberto Madrigal

1 comment:

  1. Siempre bien escritos, con las palabras que no pierden en el bosque, tus articulos son. Yo no creo poseer el valor para leer los libros los cuales llevan tanto trabajo poseer. Me basta haber vivido el peor tiempo pasado.
    Tu amigo del norte

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