Es
de todos conocido el derroche de glamour en La Habana de los años cincuenta.
Brando buscando al Chori, Errol Flynn en su descapotable bajando por el centro
del paseo de la calle
G,
Hemingway recibiendo a Ava Gardner en San Francisco de Paula. La élite de
Hollywood y de Nueva York, las modelos más importantes, los mejores cantantes, los
intelectuales americanos más destacados, todos se exhibían por La Habana y sus
cabarets.
Con
el cambio de régimen y de rumbo, en la década del sesenta los visitantes del
norte eran de carácter militante. Los trajes de moda devinieron en el ropaje
del guerrillero, principalmente después del 68, la ciudad se llenó de radicales,
Bobby Brown y Huey Newton de los Panteras Negras, Eldridge Cleaver, Angela
Davis, Jerry Rubin y los Estudiantes por una Sociedad Democrática,
secuestradores de aviones, los maoístas americanos y la brigada Venceremos. El
atractivo estaba en la pose de combate. Eran afiliados ideológicos que una vez
en el país eran vigilados de cerca porque su ejemplo no era muy conveniente a
un gobierno que no tenía el menor interés en fomentar aspiraciones de rebelión
en la juventud local.
Ya
a finales de la siguiente década comenzó a regresar Hollywood, muy
discretamente y siempre en actitud de apoyo. Candice Bergen se paseaba por La
Habana Vieja y Barbara Walters y Dan Rather se apresuraban a entrevistar a
Fidel Castro. Hubo festival de rock y cruceros de jazz.
Pero
desde mediados de los ochenta, y sobre todo en los años noventa, fue que la
lista-A y todo el radical chic se desplazaron con frecuencia y masividad. Llegó
Robert De Niro a saciar su apetito por las negras, lo sé porque me lo contó su
cicerone; Francis Ford Coppola hacía visitas regulares a cocinar espaguetis para
los estudiantes de la EICTV; Jack Nicholson se maravillaba con los estudios
Abdala; Arnold Schwarzenegger encabezó una delegación al festival de cine,
fresco tras su triunfo en Terminator,
del brazo de su esposa Maria Shriver; Kate Moss y Naomi Campbell exhibían, con
La Lisa como trasfondo, ropa de Ralph Lauren y zapatos de Manolo Blahnik para
un despliegue en la revista Harper’s
Bazar y Steven Spielberg quedaba fulminado ante Fidel Castro, declarando
que las ocho horas pasadas en su presencia fueron las más importantes de su
vida.
La
lista de visitantes famosos es tan grande que se necesitaría casi todo un libro
para anotarla. Más allá de las excusas, parecían atraídos por el último bastión
de la Utopía, ya caído el bloque soviético. Venían a rendirle tributo al macho
tropical con discurso mesiánico, un lenguaje que les resultaba irresistible.
En
el 2006, con la retirada del comandante, se creó un vacío retórico. Raúl Castro
carecía de prestancia y hablaba en tono menor. Tenía que ajustar la transición
y asegurar su supervivencia y la del sistema. Por un tiempo, el jet set
americano se olvidó de la isla. Tímidamente, ya bien entrada esta década,
aparecieron Jay-Z y Beyoncé y Benicio del Toro vino a filmar hasta que con la
reanudación de las relaciones se renovó el interés en la isla.
De
momento, la lista-A no se decide a regresar, dejan que otros hagan la labor de
zapa. Al gran evento del Festival del Habano, aparece, una vez más, Naomi
Campbell, ya carta vieja y marcada, y Paris Hilton que hace tiempo cedió su
trono de reina de la superficialidad. De los anfitriones de los talk-shows llega el más insignificante,
Conan O’Brien.
¿Qué
pasa que no vienen las Kardashian con Kanye West? ¿Cuándo llegan Jimmy Fallon o
Jimmy Kimmel? Ya es hora que comience el desfile de la lista-A. Que vayan Ryan
Seacrest y Giuliana Rancic. Porque ahora, de política no se habla, es la
hermandad de los pueblos y todos a bailar cogidos de la mano.
¿O
es que a la izquierda de limosina no le apetece la nueva imagen que ofrece el
castrismo? El nuevo gancho es el folclore y la macarronería. El Disney habanero
de Eusebio Leal con los tríos de guitarras en cada esquina y las santeras con
tabaco en la boca tirando los caracoles. Con los espectáculos de salsa y los
bailes populares. Esos serán los nuevos símbolos que identificarán a la cubanidad.
Ya
regresarán todos. Kathryn Bigelow, la directora de The Hurt Locker y Zero Dark
Thirty, instó a los artistas, en el programa de Bill Maher, que no dejaran
de ir antes de que todo cambie, porque “ir a Cuba es como montarse en una
máquina del tiempo”. O sea, que los cubanos sigan sufriendo para disfrute de
los millonarios paternalistas que vienen a darse un baño de Tercer Mundo,
porque si no se apuran este país de ese Tercer Mundo no se diferenciará en nada
de los otros. Parafraseando a Tolstoi, será igual que todos en su miseria.
Hay quienes se avergüenzan de todo
esto y lo ven como una traición a “los ideales del
principio”. Entiendo y me conmisero
con quienes creyeron en la posibilidad de un proyecto
utópico.
Para mí siempre fueron unos farsantes que escudados en el mesianismo de su
discurso se inventaron una narrativa épica para consumo de los oprimidos y para
complacencia de la izquierda internacional. No era más que una pantalla para
apoderarse del mundo que siempre desearon y no podían tener. No hay más que ver
las mujeres a las cuales se acercó Fidel Castro para reproducir su especie:
Mirta Díaz-Balart, Naty Revuelta y Dalia Soto, todas dignas representantes de
la burguesía habanera que él decía detestar.
Fidel
Castro (hijo) brindando con Paris Hilton no es más que una muestra de lo que
siempre fueron las aspiraciones del hombre nuevo. Es la venganza del glamour de
los cincuenta. Es la caída del mito. Apúrate Kim, adelántate al resto, viaja
con tu entourage, que serás bienvenida. Tus nalgas van a lucir muy bien con
Varadero como telón de fondo.
Roberto
Madrigal
¡Muy buen post! Apúrense antes de que le pongan maquillaje al show de la miseria tropical. Pero no creo que la KK se interese...¡en Cuba sus posaderas sólo serían del montón!
ReplyDeleteAgudo post en su deliciosa ironia. Siempre disfruto sus magnificos textos.
ReplyDeleteQue continue la comparsa de los que solo saben mirar "al buen salvaje" a traves de una opaca vidriera. Racismo y arrogancia solapadas.
Viva batista!
ReplyDeleteViva batista!
ReplyDeleteEstan hablando de dictaduras, tiranos, etc. Batista no podria competir en esa liga, demasiado flojo.
ReplyDeleteLo mejor, son los mismos que utilizaron un documental como PM, que solo mostraba La Habana nocturna, para iniciar la cacería de lo mejor de la intelectualidad cubana y mandar al ostracismo a Lezama, Piñera, Cabrera Infante y una larga lista.
ReplyDeleteFlynn, Armendaris y la enorme rubia sueca pasaron por mi escuela con los olores fuertes de los artistas. Los ninos los recibimos como dioses y le ofrecimos flores. Mejor me apuro y me voy a Varadero para la nueva ofrenda floral y reverencias a las nalgas artisticas del norte.
ReplyDeleteBuen trabajo dado en Buena prosa, Madrigal.
Orgulloso de conocerte
Reglo