He llegado tarde a un libro, aunque a veces es mejor
llegar tarde que nunca y hay libros que nunca pierden su efervescencia. Es el
caso de Política y Polémica en América
Latina: Las revistas Casa de las Américas y Mundo Nuevo de la ensayista y
académica Idalia Morejón Arnaiz (Santa Clara, Cuba 1965). Editado en agosto de
2010, no ha sido hasta ahora que ha llegado a mis manos.
El texto se centra principalmente en el periodo que va de
1966 a 1968, cuando Roberto Fernández Retamar ya había ascendido a la dirección
de Casa (lo fue desde el número 30,
de mayo-junio de 1965), y aparecía la revista Mundo Nuevo, dirigida por Emir Rodríguez Monegal en ese tiempo.
Fernández Retamar y Rodríguez Monegal se convirtieron en los
mariscales de campo de una de las más intensas batallas ideológicas con
respecto al rol de la literatura, de la crítica literaria y del escritor en una
época de conmociones políticas durante la cual surgió el llamado Boom Latinoamericano.
Fueron las firmas y los rostros del enfrentamiento entre Paris y La Habana
(donde radicaban las sedes de cada revista), entre “civilización y barbarie”, entre
la literatura como compromiso estético y la literatura como compromiso
político.
Casa, que fue fundada en 1960 a partir de una idea de Fausto
Masó, quien la codirigió, junto a Antón Arrufat durante sus primeros cuatro
números, cuando Masó partió tempranamente al exilio, radicalizó sus posiciones
ideológicas a medida que el gobierno consolidaba el poder y, entre otras cosas,
desaparecía Lunes, se convirtió
entonces en el vocero para Latinoamérica de las posiciones ideológicas de la
revolución cubana, un vehículo financiado por el estado al cual le servía
ciegamente, una plataforma de lanzamiento para los escritores y artistas del
continente, a quienes conminaba, promovía o censuraba según su adaptación a los postulados
que profesaba. Fernández Retamar era, a pesar de los disfraces, un funcionario
al servicio de un gobierno que le pagaba y ponía a su disposición ilimitados
recursos financieros.
Mundo Nuevo fue fundada en 1968 por el ILARI
(Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales), que fue depositario
del financiamiento que llegaba a través de la Fundación Ford y que luego se
supo que estaba vinculada a la CIA. Su primer director, Emir Rodríguez Monegal
(Uruguay 1921- E.U.A. 1985), fue un distinguido y respetado crítico literario,
amigo de Borges y de Neruda, quien nunca se supo si fue un funcionario cómplice
o un hombre engañado. Al hacerse públicas las relaciones del ILARI y la CIA,
Rodríguez Monegal renunció en 1968 a la dirección de la revista y acompañó su
renuncia de una carta en la cual alegaba que sus principios le impedían
continuar dirigiendo esa publicación. Rodríguez Monegal finalizó su carrera
como profesor de la Universidad de Yale, irónicamente la misma en la cual se
formó Fernández Retamar a finales de los cincuenta.
Mundo Nuevo publicó un fragmento de la entonces
inédita Cien años de soledad, en sus
páginas aparecieron con frecuencia textos de Cabrera Infante, Severo Sarduy y
Lezama Lima, que nunca aparecieron en Casa.
Cortázar y García Márquez se fueron separando de Mundo Nuevo en la medida que estos incrementaban su compromiso con
la revolución cubana, mientras Carlos Fuentes y Vargas Llosa se quedaban del
lado de Mundo Nuevo.
La complejidad de toda esta guerra fría cultural la
describe en su texto Morejón Arnaiz en todos sus detalles y recopilando con
rigor académico una extensa bibliografía con la cual ilustrar el momento
histórico y sus avatares culturales, y con los cuales sustentar sus puntos de
vista. No brinda ninguna información necesariamente novedosa, su importancia
está en el material recogido y su estructuración.
Tampoco la autora se esconde tras la excusa académica y
no teme en lanzar sus propias opiniones, como por ejemplo: “A partir del
momento en que…Roberto Fernández Retamar comienza a dirigir Casa… la literatura pasa a ocupar un
segundo plano, y cuando aparece siempre es en función de legitimar un discurso
político de la historia cubana, en la cual la isla actúa como protagonista y
guía de todos los pueblos del Tercer Mundo”. Esto no le granjeará muchos
admiradores entre los círculo literarios de las universidades americanas y
latinoamericanas.
Otro aspecto importante de este libro es que Morejón
Arnaiz es además novelista y cuenta los hechos con la amenidad de una narradora
magistral, algo de lo cual adolecen la mayoría de los textos académicos. Aquí
el lenguaje fluye y mantiene el interés en una trama que necesita sustentarse
con citas y referencias.
El único defecto de este libro es que su tirada fue solo
de mil ejemplares, lo cual lo hace muy difícil de conseguir. Este es un libro
que analiza un período crucial de la política cultural de la revolución cubana
que no debería quedar solamente en el dominio de los especialistas. Una
política cultural muy bien definida y represora que ahora se quiere hacer pasar
por “error”. Si bien no se ejerce ya como en su momento, debido no solo a
cambios dentro del país, al advenimiento de nuevas generaciones con otros
intereses literarios, y a los cambios ocurridos en todo el mundo, en parte a
consecuencia de la globalización cultural y las nuevas tecnologías de la
información, sigue todavía siendo la pretendida piedra filosofal de la
ideología cultural del ya deteriorado sistema.
No hay más que echar un vistazo a un artículo de Elier
Ramírez (descrito en la revista digital como “historiador, ensayista e
investigador. Doctor en Ciencias Históricas” quien en el 2008 recibió el premio
de la Crítica Histórica Fernando Rodríguez Portela), publicado en la edición
del 5 de julio de La Jiribilla, en el cual “relee” las “Palabras a los
intelectuales” de Fidel Castro y concluye que ese momento de 1961 fue “…el
comienzo de un diálogo permanente y abierto entre el líder de la Revolución con
los artistas y escritores cubanos, siendo él mismo uno de los más brillantes
exponentes de la intelectualidad cubana…se confirmó que, una vez más, en la
historia de Cuba, la vanguardia política y la vanguardia intelectual volvían a
ser la misma cosa”.
Este texto de Morejón Arnaiz convoca a no olvidar un
período importante en los movimientos intelectuales de Cuba y América Latina
que debe ser bien entendido y nunca pasado por alto.
Política
y Polémica en América Latina. Las revistas Casa de las Américas y Mundo Nuevo. Autor: idalia Morejón Arnaiz. Editorial Educación y Cultura. México 2010.
407 páginas.
Roberto Madrigal
Siempre bien informado mas alla de la dermis. Es un placer leerte.
ReplyDeletePara mi es agua que no bebi gracias a Dios.
Escribe siempre
AMDG