Sunday, February 23, 2014

El dilema de la oposición venezolana


 

La protesta estudiantil que ha tomado las calles venezolanas en las últimas semanas y a la cual se sumaron los partidos de oposición, ha llegado a un final sin desenlace que ha dejado algunos muertos, ha mostrado el rostro de la violencia gubernamental y no ha conseguido, hasta ahora, ningún objetivo concreto.

Ha tenido que compartir la atención mediática con los sucesos de Ucrania, que no solamente fueron más sangrientos, sino que culminaron con la destitución del presidente electo Víctor Yanukovich. Pero mientras la oposición ucraniana contaba con el respaldo activo  de la Unión Europea y de los Estados Unidos, enfrentados en una lucha territorial contra la Rusia de Putín, los países del Cono Sur guardaban un silencio cómplice con el gobierno venezolano, emitiendo declaraciones tibias, como son los casos de Juan Manuel Santos, José Mujica y Ollanta Humala, o expresando su apoyo incondicional al matón de Nicolás Maduro, como han declarado públicamente (no hay sorpresas aquí) Rafael Correa, Cristina Fernández y Evo Morales. El presidente paraguayo Horacio Cartes, que se balancea en la cuerda floja en lo que se refiere a su relación con los países de la región y que desde que tomó el poder el año pasado ha hecho lo indecible por mejorar las relaciones con Venezuela, también calla y otorga.

La oposición venezolana está aislada. No importa que la protesta se base en un malestar real que responda a la creciente violencia tanto criminal como gubernamental, a la escasez de productos básicos, al aumento de precios de bienes de consumo necesarios, al acoso a los medios de prensa. Realidades todas ciertas y más que bien documentadas. El hecho de que es la clase media y los grupos conservadores los que llevan la voz cantante, enajena a los populistas, a la izquierda y a los gobiernos de los países desarrollados, que siempre buscan la participación de las clases más pobres para darse por enterados de lo que pasa en el Tercer Mundo.

Los sucesos de las últimas semanas también revelaron un cisma en la oposición. La figura de Capriles, así como la de sus seguidores, brilló por su ausencia desde el principio y no fue hasta que la protesta alcanzó niveles inicialmente insospechados, que se han sumado a ella. Muchos grupos opositores no parecen entender el valor de presión social que tiene la desobediencia civil en una democracia. Llaman a dialogar con los sordos que detentan el poder. Es cierto que técnicamente el gobierno venezolano es un gobierno democráticamente electo, pero es también un gobierno que no solo abusa de su poder, sino que hace lo posible por violar y burlarse de la constitución que lo llevó al poder.

Para un observador distante y medianamente informado como yo, los objetivos de la oposición, aparte de enfrentarse a Maduro y sus secuaces, no están claros. No parecen tener un plan de acción bien delineado, una línea política definida o una unidad consensual para exigir los derechos civiles. Desde Rosales hasta ahora Leopoldo López, la oposición no se ha podido ver más allá del rostro que la representa en cada momento.

Eso no quiere decir que sus acciones, de seguir insistiendo, no lleven a resultados positivos. En definitiva Maduro es un incompetente que mira hacia La Habana buscando consejos y que probablemente enfrenta varios enemigos internos. Pero sin una posición común y coherente no se puede avanzar. Por lo general, la oposición venezolana se ha mostrado unificada en años electorales. Este año no hay elecciones de ningún tipo en Venezuela, es importante para la oposición buscar algún punto de confluencia.

Roberto Madrigal

3 comments:

  1. El 50% de los ciudadanos de Venezuela se oponen al chavismo. Por lo menos, esos fueron más o menos los resultados de las pasadas elecciones. Sería difícil pensar que la clase media venezolana abarca la mitad del país, por lo que me atrevería a decir que un gran número de "pobres" no simpatizan con el régimen de Nicolás Maduro. Sin duda alguna, el alzamiento nacional callejero que vemos en Venezuela es el síntoma claro de un país que ya no soporta no sólo las carestías sino también la opresión y los desmanes de un gobierno de signo cada vez más autoritaro. Pero carece de sentido pedir objetivos claros a ese movimiento ad hoc que son las manifestaciones populares. No creo que siquiera la toma de la Bastilla tuviera objetivos claros. Esas rebeliones empiezan motivadas casi siempre por asuntos inmediatos muy simples y derivan en movimientos más radicalizados, a medida que la represión las golpea. De exigir pan pasab poco a poco a pedir "libertad, igualdad y fraternidad". Los países latinoamericanos nunca atacarán a Maduro porque Chávez se encargó de hacerles beneficiarios de su generosidad petrolera. Sólo cuando esté a punto de desplomarse el gobierno, creo, dirán algo sobre lo que ocurre en Venezuela. Eso sí, es palpable que cada día que pasa y las imágenes afloran en los medios internacionales, Maduro pierde legitimidad y prestigio. Y mientras se erosiona, estoy seguro de hay un alto militar venezolano sentado en alguna parte, con un hijo estudiando en Europa por cuenta de los contribuyentes norteamericanos, y una cuenta de banco en las Islas Caimán, listo para tomar las riendas cuando llegue el momento adecuado. Tiempo al tiempo.

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  2. Bueno el comentario de MB contrastando la negatividad del creador del blog.

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  3. Estoy totalmente de acuerdo con Roberto Madrigal. Excelente analisis y sabio consejo para los estudiantes y oposicion. Ojala puedan leer este texto.

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