Thursday, December 22, 2011

La serena lucidez de la locura

En Melancholia (2011), un planeta, llamado Melancolía, se acerca a la Tierra en un curso aparentemente inexorable cuyo resultado será el fin del mundo.  Mientras tanto, la melancólica Justine (Kirsten Dunst) se encuentra celebrando su boda en una lujosa mansión alquilada por su hermana Claire (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado Jack (Kiefer Sutherland). En la celebración todo el mundo, menos Justine, parece ignorar el apocalíptico evento que se acerca. Jack, que se supone sea un científico en un campo relacionado con la astronomía, insiste en que el planeta pasará muy cerca de la tierra pero sin mayores consecuencias. En la primera parte de la película, titulada “Justine”, asistimos a la desintegración psicológica del personaje de Justine, que parece sufrir de un desorden bipolar, lo cual a su vez le permite ver con más claridad el trasfondo de los intereses humanos y de los falsos valores sociales. A pesar de las diferentes muestras de conducta desordenada que ofrece delante de todo los presentes, estos parecen ignorarlas hipócritamente, dispuestos solamente a disfrutar al máximo la celebración.   Su hermana Claire, que ha hecho que su marido se gaste una fortuna en la fiesta, trata por todos los medios de poner parches para salvar la insalvable situación, aunque el desastre no parece afectar a nadie. En medio de esto salen a flote las distintas riñas familiares y laborales que existen entre los miembros que acuden a la festividad.

En la segunda parte, titulada “Claire”, el filme ofrece un agudo contraste entre las actitudes de las hermanas ante el cada vez más inevitable fin del mundo que se acerca.  Justine se presenta cada vez más melancólica y a la vez indiferente al mundo que la rodea, sin embargo, muestra una respuesta coherente ante el desastre mientras que Claire, esclava de los valores convencionales, una mujer que trata por todos los medios de cubrir las apariencias, se va desintegrando poco a poco, incapaz de aceptar el final. En los últimos momentos, Claire, su hijo y Justine se refugian dentro de una tienda hecha de ramas de árbol, simbolizando la imaginación infantil como último bastión de las defensas humanas.

La idea de que la locura es una respuesta normal a un mundo desajustado, que ofrece una serenidad lúcida, no es nueva, entre otros, el psiquiatra R.D.Laing que popularizó de este modo sus ideas sobre la esquizofrenia como respuesta natural a un mundo de valores contradictorios en The Divided Self (1960), pero nunca el fin del mundo y la depresión han sido llevados a la pantalla de forma más bella. La composición de imágenes que realiza el director, Lars Von Trier, acompañadas de la música de Tristan e Isolda son hermosamente sobrecogedoras (aunque la idea de usar a Wagner para augurar con énfasis el desastre pendiente me parece un poco gastada). La idea, representada en la burguesía creo que mayormente no como crítica de clase, sino porque al utilizar los conflictos existenciales de los adinerados se pueden analizar con un aislamiento más natural sin tenerlos que enlodar con otros conflictos, tampoco es nueva, y a veces la película parece una combinación entre El ángel exterminador de Buñuel y The Celebration de Vinteberg. Pero Van Trier se las arregla para salir airoso de las comparaciones y dar originalidad a su visión de los seres humanos atrapados en la “normalidad” de sus valores éticos, incapaces de ajustarlos a la realidad, tratando obstinadamente de ajustar la realidad a sus valores.

Lars Von Trier (Copenhagen 1956) debutó con un extraordinario largometraje The Element of Crime, 1984) y continuó su carrera con filmes originales y extraordinarios como Zentropa (1991), Breaking the Waves (1996) y Dogville (2003) entre otras, había caído en un impasse creativo con sus últimas películas Manderlay  (2005), The Boss of It All (2006) y Antichrist (2009)ha recuperado su forma con Melancholia, cuya idea le fue sugerida por su psiquiatra durante una sesión de psicoterapia. La presentación de este filme en Cannes quedó empañada al Von Trier hacer unas declaraciones de admiración a Hitler (supuestamente en broma), que no fueron tomadas con ligereza y que causó que el director fuera declarado persona non grata en el festival y aunque se ha excusado hasta el cansancio, aún se le mira con recelo y es probable que la película nunca alcance la distribución que se merece.

Melancholia (2011). Co-producción danesa-sueca-franco-alemana. Guión y dirección: Lars Von Trier. Director de Fotografía: Manuel Alberto Claro. Con: Kirsten Dunst, Charlotte Gainsbourg, Kiefer Sutherland, Charlotte Rampling, John Hurt, Alexander  Skarsgard, Udo Kier  y Stellan Skarsgard. De estreno en algunas ciudades de los E.U.A.



Roberto Madrigal

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