Tuesday, February 1, 2011

Ricky Ricardo echa un buen par de Erres mayúsculas


Por Orlando Alomá

    En el más reciente y muy disfrutable libro de Gustavo Pérez Firmat, The Havana Habit (Yale University Press, 245 págs.), sobre la (desproporcionada) influencia de Cuba en la historia cultural de los Estados Unidos, encuentro una curiosa nota al pie (que aquí está al final del volumen) en el capítulo 5, "Cuba in Apt. 3-B", dedicado a la comedia I Love Lucy, que debutó en 1951 y dominó la TV norteamericana de esa década. Nota que me llena de un tal vez injustificado pero jubiloso orgullo por vía de tercero. Paso a relatarla:

    En la segunda temporada del programa, Lucy está embarazada, y muy visiblemente embarazada. I Love Lucy era, además, el primer programa de la televisión norteamericana en mostrar a una mujer en estado. Pero no sin una batalla previa. A los representantes de Philip Morris, la compañía patrocinadora de la bicultural comedia, no les gustaba para nada la preñez de Lucy. Con lo que Desi Arnaz, sin andarse con chiquitas, le envió una carta indignada al presidente de la empresa tabacalera, Alfred E. Lyons. Y algo muy persuasivo debe de haber contenido la testosterona de la carta para que la respuesta del magnate a sus subordinados fuese un fulminante memorando de una sola oración: "Don't fuck around with the Cuban", lo que traducido al cristiano quiere decir más o menos: "Dejen de joder al cubano". Remedio santo, y ahí siguió Lucy con su barriga. Score final: El Cubano 1, Timoratos 0.

Orlando Alomá es escritor y periodista. Trabajó por más de dos décadas para El Miami Herald y The Miami Herald. Vive en Miami

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