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Sunday, March 30, 2014

La eminencia gris de Putin


 
No se puede asegurar si es el rostro de la nueva Rusia o la máscara del viejo estalinismo. Encaja perfectamente como un Rasputin para el siglo veintiuno, el cerebro detrás del trono. El Rasputin de Putin.

Cuando hace unos días se enteró de que estaba en la lista negra que el gobierno americano acababa de decretar con motivo de sus sanciones a Rusia por la anexión de Crimea, declaró que para él era “un honor” pertenecer a la lista. Cuando se le informó de las restricciones de viajes a Europa Occidental y a Estados Unidos, ripostó: “Lo único que me interesa de los Estados Unidos son Tupac Shakur, Allen Ginsberg y Jackson Pollock y para acceder a su trabajo no necesito visa”. Para venerar a la otra figura que admira, tampoco necesita de la visa americana, con ir a Cuba o a Venezuela le bastaría para obtener documentos o reliquias del mismo: es el Che Guevara. Lo cierto es que Vladislav Surkov es el epítome de la contracultura en el poder, es una verdadera aberración.

En una época en donde la información fluye en exceso por el espacio virtual, hasta su biografía oficial es confusa. No se sabe si nació, como dice su biografía oficial, en 1964, en Lipetsk, en la región del Don apacible, o si como aseveran la mayoría de las fuentes que han rastreado su historial, en  Duba-Yurt, en la región de Chechenia. Sus padres son dos maestros, pero no se puede asegurar si son rusos o si como casi todo el mundo cree, su padre era maestro, pero era checheno y su madre rusa. Su nombre de cuna es Aslambek Dudayev, pero en 1969, una vez que la familia fue abandonada por el padre y se fueron de Duba-Yurt, se lo cambió oficialmente a Vladislav Surkov, pues su madre quería borrar su pasado checheno.

Nuevamente, según su historia oficial, tiene una maestría en Economía de la Universidad Internacional. Pero fuentes más confiables dicen que  en 1982 asistió al Instituto Metalúrgico de Moscú, pero no se graduó y más tarde fue aceptado en un programa de cinco años que ofrecía el Instituto de Cultura de Moscú para estudiar dirección teatral, pero abandonó sus estudios luego de tres años.

Lo que sí se sabe es que desde temprano se asoció con los magnates petroleros Mijail Fridman y Mijail Jodorkovski, este último el controversial opositor de Putin, quien estuvo preso acusado de fraude al fisco, desde 2005 hasta diciembre de 2013, cuando Putin lo liberó por “motivos humanitarios”. Surkov trabajó en el Banco Alfa de Fridman y en el Menatep de Jodorkovski.

Surkov afirma que sirvió en una unidad de artillería del ejército soviético entre 1983 y 1985, pero el exministro de Defensa, Serguei Ivanov, jura que Surkov trabajó en la dirección de inteligencia.

Desde 1999 ha ocupado varios puestos importantes en el gobierno. En 1999 fue jefe del estado mayor de Putin y luego asumió el mismo puesto durante el segundo período del presidente. En 2010 ocupó el cargo de viceprimer ministro pero de alguna manera cayó en desgracia con Medvedev, quien lo obligó a renunciar y lo asignó como ministro encargado de la “modernización económica”, pero sigue siendo hombre de confianza del presidente ruso, quien es todo oídos para él.

En 2005 desarrolló el concepto de “Democracia Soberana”, que es supuestamente el precepto ideológico en el cual se basa Putin para regir Rusia. El término tiene cierta vaguedad, pero básicamente se refiere a un sistema único para Rusia en el cual “la vida política de la sociedad está controlada por las autoridades y poderes políticos de una diversa nación rusa que toman decisiones y controlan sus dictados con el objetivo de alcanzar el bienestar material, la libertad y la justicia para todos los grupos sociales y nacionalidades que la integran”. En fin, todo un galimatías en el cual se hace mofa del concepto de democracia.

Surkov es el autor de otros fárragos, entre ellos una ponencia sobre la segunda re-elección de Roosevelt. Aparte de ser un personaje novelesco, es oscuro y resbaladizo. Un héroe posmoderno, todavía sin deconstruir. Un ideólogo sin ideología. Un tránsfuga renacentista. En fin, alguien muy peligroso por su atractivo personal y su mimetismo político. Es probable que en Cuba se esté preparando su versión tropical para tomar el mando en los tiempos que se avecinan y mantener en el poder a los herederos designados por los que hoy gobiernan.

 
Roberto Madrigal

Sunday, March 23, 2014

Altanería tozuda



Resulta aburridamente inconcebible que después de perder la batalla contra los reguetoneros no una, sino dos veces, el exministro de cultura Abel Prieto continúe en su feroz lucha contra la banalidad cultural. Ahora se le suma el otro miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, presidente de la UNEAC y vicepresidente de la Asociación de Perros Chihuahua de Cuba, el escritor Miguel Barnet. Es todavía más inconcebible porque estos son individuos que en su momento no fueron nada ortodoxos, tuvieron “problemas ideológicos” y hasta poseyeron un buen sentido del humor y la amistad. Pero parece que hace ya tanto tiempo de eso que habría que dejar la pesquisa de sus respectivas transformaciones a los arqueólogos culturales que buscan rescatar los fósiles de los dinosaurios literarios.

Prieto señala que la difusión pirata de películas y series televisivas producidas en Estados Unidos es “veneno gratis” hacia la isla y que se le debe hacer competencia cultural con “una programación coherente con nuestra identidad cultural y los intereses políticos del país”. Parece no darse cuenta de que los intereses políticos del país no son ya del interés de la población y que la identidad cultural se manifiesta precisamente en los gustos que expresa ese pueblo mediante los productos que consume.

Por su parte, Barnet, ante el próximo congreso de la organización que preside, se siente obligado a establecer los principios que se restablecerán: “Tenemos que…dar la imagen a nuestro pueblo de que somos responsables y que la inteligencia tiene que ser parte de nuestra responsabilidad” (no muy bien redactado para venir del poeta que sigue dando pluma por pistola). Y continua: “Nosotros no escatimamos en política cultural…la política cultural que queremos, no una que surja de la banalidad o de las frivolidades”.

Se puede estar de acuerdo con el espanto que ciertos programas producidos por las cadenas hispanas como Telemundo, Univisión y otras, le causan a Prieto y a Barnet, pero ese no es el asunto. Este discurso retrógado y anacrónico, con melena y retórica de los años setenta, obedece a la enclavada mentalidad de dictadura cultural que los posee. Ambos son fieles prisioneros del concepto de una cultura homogeneizadora, institucionalmente asentada desde la cúpula dominante, que se conceda el derecho a determinar no solo lo que es el mal gusto y el buen gusto, sino a prohibir el ejercicio del gusto personal y establecer las fronteras de la identidad nacional. La utopía del intelectual totalitario.

Ambos son, por supuesto, dada las posiciones políticas que ocupan, figurines y voceros de la médula de los lineamientos culturales que aún se mantienen en pie. Constituyen el nuevo rostro de “Leopoldo Avila”, solo les falta inventarse un seudónimo.

Prieto y Barnet representan el síntoma, esa necesidad de obediencia, de aferrarse a un centralismo cultural que padecen muchos intelectuales cubanos, incluso cuando no están de acuerdo con las directivas, el síntoma de la mente cautiva. También son las bocinas a través de las cuales se trasmite un mensaje de que en esencia, principalmente en el terreno cultural, no hay muchos cambios, porque como subraya Barnet, como lema del próximo congreso se ha tomado la frase de Fidel Castro: “…la cultura es lo primero que hay que salvar”. Y como uno puede darse cuenta, es también lo último que han de soltar.

Roberto Madrigal

Sunday, March 16, 2014

Muere una cineasta desconocida



En 1966 se produjo en Praga un filme que reunía la obra de cinco jóvenes directores y que se convertiría, no lo sabían entonces, en el manifiesto artístico de una generación de cineastas, de estilos muy diferentes,  quienes durante un breve periodo de seis años, cambiaron radicalmente la forma en que se hacía cine e iban a tener una gran influencia en el modo de narrar de las generaciones que les siguieron.

Pearls of the Deep está compuesto por cinco cortometrajes, escritos y dirigidos por cinco directores, pero todos basados en cuentos de Bohumil Hrabal, uno de los más importantes escritores checos. Los directores eran: Jiri Menzel (1938), quien en  en 1967 ganara el Oscar al mejor filme extranjero por Trenes rigurosamente vigilados  y en 1968 dirigiera la extraordinaria y original cinta Un verano caprichoso; Jaromil Jires (1935), quien en 1969 nos regaló Valeria y la semana de las maravillas; Jan Nemec (1936), quien dirigió El retorno en 1968; Evald Schorm (1931), director de El regreso del hijo pródigo, y Vera Chytilová, quien a fines de ese mismo año dirigió Las margaritas, una de las más discutidas y controversiales películas de todos los tiempos.

Solamente faltó en este grupo Milos Forman (1932), el más conocido y probablemente el más influyente, quien dirigiera Los amores de una rubita, Fuego mi muñeca (ambas nominadas al Oscar) y La oveja negra, y quien tras desertar a los Estados Unidos y haciendo ajustes a su estilo, ganó el Oscar al mejor director por One Flew Over the Cuckoo’s Nest y Amadeus.

Estos seis constituyeron el núcleo central de lo que se dio en llamar la Nueva Ola Checa, un movimiento mucho más radical, tanto desde el punto de vista artístico como desde el punto de vista político, que su contrapartida y antecesora, la Nueva Ola Francesa. El movimiento checo floreció durante el período del “socialismo con rostro humano” que dominó la política checa desde 1963 y que fue aplastado, y el movimiento también, con la invasión soviética de 1968.

Ya para 1970 casi todos estos directores, tras ser marginados, se exilaron definitiva o temporalmente. Pero Vera Chytilová se quedó. Filmó Las margaritas en 1966, un filme que por su desenfado y por su desafío a la autoridad, fue censurado y tuvo grandes dificultades de distribución. Pocos meses antes de la invasión soviética, terminó Fruto del paraíso, la cual también fue censurada y poco distribuida y a partir de ahí no se le permitió filmar en los próximos ocho años. Se las arregló para, durante su ostracismo, realizar comerciales bajo el nombre de su esposo, el fotógrafo Jaroslav Kucera.

En 1976, durante las celebraciones del “Año de la Mujer” en los Estados Unidos, el festival de cine de Nueva York decidió abrir el festival de directoras con Las margaritas. Invitaron a Chytilová para presentar y discutir su filme en la gala de apertura pero el gobierno checo le negó el permiso de salida. Organizaciones artísticas internacionales comenzaron a presionar al gobierno checo y Chytilová escribió una carta al presidente Husak. Aunque no pudo asistir al festival, tras esta presión internacional, Chytilová pudo continuar su carrera como realizadora, si bien bajo estricta censura. En 1976 escribió y dirigió El juego de la manzana, que ganó el Hugo de Plata del Festival Internacional de Chicago al año siguiente.

Continuó su trabajo venciendo obstáculos y limitaciones y sus filmes no salían de las fronteras checas. Tras la caída del Muro de Berlín, continuó haciendo un cine diferente y contra todo lo establecido. Como todo iconoclasta que se respete continuó su experimentación artística y su crítica social, esta vez sin las ataduras anteriores. Sin embargo, sus filmes, dado su poco atractivo de taquilla, no tuvieron distribución en Europa y Estados Unidos. Pasó de ser víctima del totalitarismo a ser prisionera de la más benigna tiranía del mercado.

Por ser siempre una mujer tozuda y de ideas propias, le costó más trabajo que a sus compañeros de generación llegar al cine. Tras abandonar sus estudios de filosofía y arquitectura, comenzó a trabajar en distintos oficios, como modelo, dibujante, auxiliar de revelado y claquetera en los estudios Barrandov, donde trató de matricular estudios de cine y nunca se le permitió. Finalmente logró ingresar en la escuela de cine de la F.A.M.U en Praga y se graduó en 1957, pero le tomó seis años terminar su primer filme, nuevamente debido a presiones gubernamentales. Por ello, fue la menos joven de los cineastas de la Nueva Ola Checa (también conocida como Nova Viná). Por su feroz individualismo, fue la menos distribuida.

En Cuba recuerdo que disfrutamos mucho de Las margaritas, la cual se convirtió casi en un grito de desafío ante la represión, aunque estoy casi seguro de que los pocos que la vimos, no entendimos casi nada de este filme tan intencionadamente disparatado. Mucha otra gente simplemente se hacían eco de las maravillas de la película sin jamás haberla visto. La he podido ver un par de veces más y confieso que aunque me sigue atrayendo, no la entiendo a cabalidad, o quizá entiendo lo que hace falta entender.

Actualmente, se mantiene el misterio de la Chytilová, probablemente la cineasta de la cual más se habla y cuyas películas nadie ha visto. Si uno revisa en internet, puede ver que en Amazon se vende en DVD solamente Las margaritas y una grabación europea de The Inheritance of Fuckoffguysgoodday, un filme de 1992. En Netflix se pueden alquilar Las margaritas y Fruto del Paraíso. Lo otro que se puede tanto alquilar en Netflix como comprar en Amazon, es el DVD de la colección Criterion de Pearls of the Deep.

Vera Chytilová murió en Praga hace cuatro días, el 12 de marzo, a la edad de 85 años. Continúa siendo un misterio para el mundo del cine, al cual quizá ha influenciado más de lo que muchos de sus propios influenciados entienden. Como cuando en una entrevista que le realizara el periódico británico The Guardian, al calificársele de feminista, negó serlo e insistió que era solo una individualista, tras su muerte, y más de cincuenta años de lucha contra el establishment, continúa siendo una contradicción: famosa y desconocida.

 
Roberto Madrigal

Sunday, March 9, 2014

Freud en la tierra de los soviets


 


Es probable que el germen de la psicología en Rusia se remonte a los tiempos de Pedro el Grande (1689-1725), quien institucionalizó el concepto de “insano” y decretó  que estos individuos eran socialmente inútiles, peligrosos y amenazadores, por lo cual debían ser institucionalizados. En una Rusia cada vez más secularizada, el trabajo que anteriormente hacían los monasterios, pasaba a manos del estado. Pedro III (nieto de Pedro el Grande) detalló el modelo de este tipo de instituciones y el primer asilo para los insanos fue establecido alrededor de 1776, bajo los dictados de Catalina la Grande. Al decir de Foucault, el concepto de confinamiento nació en Rusia. Pero le faltó decir que de lengua alemana, que era el primer idioma tanto de Pedro III como de Catalina.

Con estos antecedentes no debe extrañar que la primera traducción de una obra de Freud fué hecha al ruso. La interpretación de los sueños se publicó en Moscú en 1904, gracias a los esfuerzos de su traductor, el doctor Nikolai Osipov (1877-1934), un médico interesado en el campo de la psiquiatría debido a que su madre había sido diagnosticada con “histeria”, la enfermedad que Freud estudió como discípulo de Breuer y que fue el origen de sus teorías. En 1908, Osipov publicó un estudio sobre las teorías psicoanalíticas en una revista especializada de Moscú.

Osipov sostuvo una breve correspondencia con Freud y luego el ucraniano Moshe Wulff (Odessa 1878-Tel Aviv 1971), en 1909, publicó el primer trabajo crítico de la obra de Freud que apareció en Rusia. Otros se fueron sumando al movimiento, entre ellos Otto y Vera Schmidt, así como Sabina Spielrein que aún se encontraba en Suiza pero que tenía intenciones de regresar a Rusia, como después hizo. Los años de la Primera Guerra Mundial entorpecieron el progreso de los estudios psicoanalíticos.

Una vez que los bolcheviques tomaron el poder, Osipov, que sentía afinidades por los social demócratas, emigró en 1920, por temor a represalias, ya que se le comunicó la antipatía que Lenin sentía por sus posiciones políticas. Wulff aceptó una cátedra en la Universidad de Moscú y junto con Otto Schmidt y Lev Vygotsky (quien luego fuera uno de los más importantes psicólogos del lenguaje y los procesos cerebrales), creó la Sociedad Psicoanalítica Rusa a comienzos de 1922. Paralelamente, en el verano de ese mismo año, se creó, en la ciudad de Kazán, una segunda sociedad psicoanalítica dirigida por el joven psicólogo Alexander Luria (1902-1977). Sus afanes fueron apoyados por Freud y la Sociedad Psicoanalítica de Viena, quienes tenían interés en una presencia en un país tan vasto y relevante como Rusia.

En 1923 Sabina Spierlein regresó a Rusia y logró abrir una escuela basada en los fundamentos psicoanalíticos. Vera Schmidt pudo abrir otra. Los psicoanalistas tuvieron apoyo en figuras como Trostky y la Nueva Política Económica de Lenin les ofreció una oportunidad para desarrollar iniciativas privadas. Entre 1921 y 1923 el psicoanálisis tuvo su momento de mayor efervescencia en la recién surgida Unión Soviética.

Los problemas empezaron porque recibieron fondos del Comisariado Popular para la Instrucción Pública que dirigía Lunacharsky, y no solamente tuvieron que disputar fondos con el instituto que dirigía Pavlov y que representaba una corriente más cercana al marxismo bolchevique, sino que tenían que estar sometidos a la vigilancia estatal. Comenzaron las disputas ideológicas y se escribieron múltiples trabajos tratando de justificar las posiciones psicoanalíticas y de emparentarlas con los trabajos de Pavlov.

La situación se puso bien candente, los psicoanalistas comenzaron a ser acusados de padecer de una ideología burguesa y ya en 1927, Moshe Wulff decidió no regresar de una visita académica a Berlín. Los psicoanalistas comenzaron a sentirse indefensos, ya que desde 1925, Klara Zerkin, en unas memorias que publicó sobre Lenin, citó al líder bolchevique diciendo que opinaba que el psicoanálisis era un hobby para intelectuales y que “no tiene lugar dentro del partido, en medio de un proletariado con consciencia de clase”.

El golpe final lo asestó un discípulo y colaborador de Mijail Bajtin, el lingüista V.N. Volshnikov, quien en un largo artículo titulado Más allá de lo social, concluyó que: “El psicoanálisis es una parte íntima de la decadente ideología burguesa”. Tras esto, los estudios clínicos y las publicaciones psicoanalíticas comenzaron a decaer, se cerraron las escuelas de Sabina Spierlein y de Vera Schmidt (a esta última asistió el hijo de Stalin, según reveló Alexander Luria ya en la década del setenta) y aunque algunos psicólogos continuaron con sus trabajos, los más importantes se dedicaron a otras disciplinas más afines con la ideología dominante. El mismo Vygotsky le recomendó a Luria que dadas las circunstancias, mejor se dedicaba a otro campo de trabajo. Luria se convirtió en uno de los psicólogos más importantes de las investigaciones del cerebro y creó un test, el Luria-Nebraska, que todavía se usa para diagnosticar la afasia.

En 1930 por decreto de Stalin, se suspendieron todas las actividades del psicoanálisis en la Unión Soviética y los practicantes de la disciplina se dispersaron, se exilaron, se silenciaron y algunos pararon en la Siberia, donde curiosamente se creó una pequeña sociedad psicoanalítica que duró apenas unos meses.

Por treinta años apenas se habló del psicoanálisis y como muchos saben, la psiquiatría se utilizó, entre otras cosas, para combatir a los disidentes. En 1960, en medio de la Guerra Fría y el deshielo de Jruschev, el psicoanálisis reapareció en la Unión Soviética, pero esta vez como objeto de crítica, de ejemplo de la decadencia moral de Europa Occidental y los Estados Unidos y, señalando muchos puntos válidos en contra de la teoría freudiana, como una seudociencia al servicio de la burguesía. No fue hasta que Gorbachov asumió el poder, con su política de glasnost, que regresó una euforia (excesiva) por el psicoanálisis.

¿Por qué el psicoanálisis fue tan duramente censurado a pesar de que tras Freud, muchas de sus figuras, como Wilhelm Reich y Eric Fromm eran pensadores marxistas? Hay muchas explicaciones, pero las más obvias son, en primer lugar, el hecho de que en un país totalitario en el cual se intenta construir un nuevo modelo de hombre, teorías que indaguen en el lado oscuro e incontrolable de la mente y los instintos humanos, por muy equivocada que esté, no es bienvenida.

Por otra parte está el hecho de que el psicoanálisis hace del sexo uno de los temas centrales de su teoría. El sexo es el enemigo de las instituciones. Representa la posibilidad de que el instinto se imponga al raciocinio y que erosione las fundaciones sobre las cuales se sostiene la sociedad, como por ejemplo: la familia. Freud mismo indicó, con gran acierto, que la represión es la base de la cultura. Es por ello que el control de la vida sexual es fundamental para los totalitarismos, desde la manipulación de las parejas, hasta el tipo de relaciones sexuales y el número de hijos.

Finalmente, el psicoanálisis es una teoría que va más allá de la psicología y se adentra en el campo social, en la arena cultural y hasta en la política. Una amplia discusión
de los asuntos que conciernen a esas áreas no es aceptada en una sociedad totalitaria.
Al suprimir por treinta años la discusión abierta sobre el psicoanálisis, en momentos en los cuales era la teoría más polémica del momento,  el gobierno y el partido comunista de la extinta Unión Soviética enviaron el desarrollo de la psicología en ese país a la época de los zares.
 

Roberto Madrigal

Saturday, March 1, 2014

Los Oscares del 2014


 
 
 
 
 
Una vez más, al igual que en los tres años anteriores, trataré de predecir correctamente los premios de la academia en las siete categorías principales, que son, a mi consideración: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor Estelar, Mejor Actriz Estelar, Mejor Actor Secundario, Mejor Actriz Secundaria y Mejor Película en Lengua Extranjera. En el 2011 predije correctamente cuatro de los siete. En el 2012 acerté en cinco. En el 2013 volví a predecir cuatro ganadores.
 
Estas predicciones no tienen que ver necesariamente con mi gusto personal. Reflexiono en base a una serie de indicadores, como galardones obtenidos por los filmes nominados en otras premiaciones anteriores como los Globos de Oro, los premios BAFTA y los premios que conceden los sindicatos de actores y de directores de Hollywood. También reviso la historia de los óscares en los últimos años para detectar tendencias y favoritismos. No es una ciencia exacta y a veces las cosas se enredan, pero es posible acercarse bastante a los resultados si uno analiza estos detalles. Este es un año muy difícil, pues por primera vez en varios años hay algunas categorías en las cuales casi todos los nominados se han destacado de manera tal que cualquiera pudiera ganar la estatuilla. Con bastante titubeo, por primera vez, aquí van mis predicciones para la 85ta edición de los premios de la academia, que se entregarán el domingo 2 de marzo, con una breve explicación de cómo llegué a ellas.
 
Mejor actriz secundaria: Esta es una de las categorías difíciles. Todas las nominadas han realizado un trabajo excepcional en sus papeles. Julia Roberts, por su actuación en August:Osage County, parece la más floja de todas, pero no por mucha distancia. June Squibbs está excelente en Nebraska. Sally Hawkins, extraordinaria en su breve papel en Blue Jasmine, resulta opacada por la estelar Cate Blanchett y la mexicana-keniana Lupita Nyong’o quien también hace muy bien su rol en 12 Years a Slave tiene una presencia contundente, pero breve. Jennifer Lawrence, quien ganó el Oscar de actuación el año pasado por su interpretación en Silver Lininngs Playbook está nominada este año por su excelente actuación en un papel secundario pero destacado en American Hustle. Ya se alzó con el Globo de Oro y con el BAFTA. Aunque Lupita Nyong’o pudiera dar la sorpresa, todo parece indicar que Jennifer Lawrence se alzará con el premio y sentaría el precedente de ser la primera actriz en ganar el premio en las dos categorías de actuación en años consecutivos.
Va a ganar: Jennifer Lawrence.  Debe ganar: Jennifer Lawrence.
 
Mejor actor secundario: Esta categoría parece de las más fáciles de escoger. Bradley Cooper, Michael Fassbender y Jonah Hill están todos impecables en sus roles. El debutante y exchófer de limosina en Minneapolis, el inmigrante somalí Barkhad Abdi, no solamente sorprendió a todos con su extraordinaria actuación en Captain Phillips, robándole el protagonismo a Tom Hanks, sino que ya ganó el BAFTA. Sin embargo, creo que sin discusión la mejor actuación de todas la realizó Jared Leto en Dallas Buyers Club y ya ganó el Globo de Oro y el premio del sindicato de actores. Ambos premios tienen gran valor predictivo.
Va a ganar: Jared Leto.  Debe ganar: Jared Leto.
 
Mejor actriz en papel estelar: Nuevamente, cualquiera de las nominadas se merece el premio. Ellas son Judi Dench (Philomena), Amy Adams (American Hustle), Meryl Streep (August: Osage County), Sandra Bullock (Gravity) y Cate Blanchett (Blue Jasmine). La Bullock tiene un pequeño problema, se pasa la película con un casco en la cabeza. Las demás tienen otro problema: Cate Blanchett no solo está, como de costumbre, fuera de serie, sino que ha ganado el Globo de Oro, el BAFTA y el del sindicato de actores. No creo que la Academia tenga mucho interés en hacerse la diferente. Lo único que pudiera afectarla son las declaraciones de abuso sexual que hizo Dylan Farrow, la hija de Woody Allen (el director de Blue Jasmine), que se publicaron dos días antes de que los miembros entregaran sus boletas.
Va a ganar: Cate Blanchett.   Debe ganar: Cate Blanchett.
 
Mejor actor en papel estelar: De nuevo, todos están bien. Christian Bale y Bruce dern no han ganado ningún premio y parecen tener muy pocos chances. Chiwetel Ejiofor, ganó muy merecidamente el BAFTA. Leonardo DiCaprio ganó el Globo de Oro por comedia, pero parece que Hollywod le debe un Oscar. Pero el gran favorito es Matthew McConaughey quien no solo está extraordinario en Dallas Buyers Club, sino que ha ganado el Globo de Oro y el del sindicato de actores. Aunque DiCaprio y Ejiofor pudieran dar la sorpresa, creo que no hay dudas.
Va a ganar: Matthew McConaughey.  Debe ganar: Matthew McConaughey.
 
Mejor película en lengua extranjera: Aquí no hay mucha discusión. Por lo general, este premio lo gana la película que una mayor cantidad de miembros de la academia pueden ver. La mayoría de las nominadas son películas que se exhiben apenas una semana en Los Angeles y New York para que califiquen al premio. He visto tres de estas finalistas, las otras dos, la representante de Palestina, Omar y la de Cambodia, The Missing Picture, no las ha visto casi nadie. The Broken Circle Breakdown  es una película muy floja. The Hunt la danesa, es muy buena y es una seria contrincante. Por ser la que más se ha distribuido nacionalmente, la que ha arrasado con todos los premios anteriores, y además, la mejor, The Great Beauty, la representante de Italia, no tiene rival.
Va a ganar: The Great Beauty.   Debe ganar: The Great Beauty.
 
Mejor película: La selección de la mejor película pienso que se deberá a lo que los votantes decidan hacer con 12 Years a Slave y con Gravity, ya que ambas están nominadas como película y como director. Son muy buenas y resuelven el problema de la corrección política. Una la dirige un negro británico y trata con seriedad y con un punto de vista fresco, el tema de la esclavitud, la otra la dirige un mejicano. Hay otras buenas películas entre las nueve nominadas y que se merecerían el premio, pero 12 Years a Slave ganó el BAFTA y el Globo de Oro. Aunque Gravity es el retador más serio, me inclino a pensar que la inglesa ganará.
Va a ganar: 12 Years a Slave.  Debe ganar: American Hustle.
 
Mejor director: Dejo esta categoría para última porque dada la predicción anterior, se convierte en su complemento.  Gravity se ha convertido en la sorpresa del año y ya Alfonso Cuarón, su director, ganó el Globo de Oro y el premio del sindicato de los directores.  También obtuvo el BAFTA por el mejor filme no británico. Aunque premiar a Steve McQueen por 12 Years a Slave, sería justo y de paso políticamente correcto, no creo que Hollywood se pierda esta oportunidad de premiar al primer hispanoamericano en la figura del mejicano Alfonso Cuarón, un premio que además, no deja de ser merecido.
Va a ganar: Alfonso Cuarón.  Debe ganar: Steve McQueen.
 
Roberto Madrigal
(Este artículo salió publicado el 28 de febrero en la revista digital Cubaencuentro)