Saturday, January 29, 2011

Las limitaciones de la Iglesia Católica cubana

Un recorrido por la blogosfera cubana apunta a una impresión generalizada de que la Iglesia Católica en Cuba está traicionando al pueblo cubano. La mayoría de las quejas se refiere a los trajines mediadores del Cardenal Ortega con el gobierno de los Castro para interceder por la liberación de algunos presos y la protección de las Damas de Blanco entre otras gestiones. A los que escriben les parecen gestos apaciguadores y que vindican al castrato. Prácticamente piden que la Iglesia Católica desafíe al dictador y que clame por la insurrección popular.
Estas voces críticas parecen no darse cuenta o no querer darse cuenta de la situación de la Iglesia Católica en Cuba. Muchos contrastan esta pasividad con las luchas anti-gubernamentales en la cual participó la iglesia cubana a principios del gobierno de Castro. Como algunos, pocos ya, recordarán, hubo protestas estudiantiles con intercambio de disparos en la Universidad Santo Tomás de Villanueva. También otros recordarán como hubo hasta al menos un niño muerto durante la procesión de la Virgen de la Caridad del Cobre el 8 de septiembre de 1961, a la cual el gobierno puso límites específicos y que Monseñor Boza Masvidal trató de cancelar en protesta, pero que sus seguidores se negaron a acatar y miles de personas salieron a la calle. Otros podrán recordar las calcomanías que decían “Este niño será ¿creyente o ateo?”, cuando Castro cortaba la educación católica, a lo que el gobierno ripostó con unas calcomanías que decían “Este niño será ¿patriota o traidor? Asi como muchas otras escaramuzas.
Antes de continuar, quiero aclarar que me crié católico y lo fui hasta finales de los 70, pero hace rato que no soy creyente y que los destinos de la iglesia católica me interesan bien poco, por lo que me sorprende la relevancia que se le ha otorgado, en en los últimos años, a su papel en la realidad cubana.
La Iglesia Católica, en Cuba y en todo el mundo, tiene, principalmente, tres formas de penetrar la sociedad para ganar influencia. Una es la línea evangelizadora, mediante la cual hacen proselitismo, predican el catecismo y preparan a los creyentes para el otro mundo. La segunda es la educativa-cultural, mediante la instalación de escuelas, universidades y centros culturales. La tercera es la función estrictamente social, que incluye el patrocinio de programas de ayuda a las comunidades desposeidas, el fomento de hospitales y clínicas, y los centros en los cuales se provee de alimentación y cobija temporal a los pobres y a los itinerantes.
En 1959 la iglesia en Cuba gozaba de excelente salud. Los mejores colegios privados eran los católicos, con cuatro órdenes principales, los escolapios, los jesuítas, los hermanos maristas y los hermanos La Salle, con sus equivalentes femeninos, como las dominicas francesas y las ursulinas. Existían varios hospitales financiados por la iglesia. Había diversas organizaciones culturales también apoyadas por la iglesia como el Centro Católico de Información Cinematográfica, que publicaba las excelentes guías de cine anuales, a cargo de Walfrido Piñera y Fausto Canel. Tenían el asilo de Santovenia y múltiples proyectos de ayuda a los pobres, que incluían escuelas como Loyola y la Electromecánica de Belén, por citar solamente dos.
Castro, el Represor en Jefe, educado en escuelas católicas, de inmediato persiguió al Cardenal Arteaga, que tuvo que asilarse por un año en la embajada argentina, de donde salió para un hospital y poco más tarde para su bella tumba en Colón. Cerró Villanueva, expulsó a los jesuítas, a los escolapios, a los maristas y a los hermanos La Salle. Clausuró todos los programas de ayuda a los pobres, ya que en Cuba, como todo el mundo (menos la dirigencia) es pobre, pues por paradoja matemática, no hay pobreza. Lo que quedó fue el seminario San Carlos, las iglesias y conventos, y el asilo de Santovenia. Redujeron a la iglesia a su misión evangelizadora, muy difícil de llevar a cabo con un pueblo aterrorizado. Yo asistía a la iglesia en los años setenta y puedo asegurar que rara vez, en las misas dominicales a las que fui, en las iglesias de Jesús de Miramar (5ta Avenida y calle 82) y San Agustín (calle 35 entre 42 y 44), pude contar más de ocho personas. La iglesia perdió toda su influencia social y el pueblo, voluntaria e involuntariamente le dio la espalda.
La iglesia, en todo el mundo, es y será un fácil blanco de la crítica. En el caso de Cuba, aparte de las a veces alabarderas declaraciones de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, ese cura canalla y farandulero que a veces parece querer ignorar las necesidades de sus feligreses, la iglesia no ha tenido mucha resonancia. Algunas voces se han alzado inconvenientes, como los casos del padre José Conrado Rodríguez y del padre Meurice. A pesar de lo repelente que puedan ser las imágenes del ex-presidiario de la UMAP, que lo fue siendo ya sacerdote, Cardenal Jaime Ortega, sentado sonriente, mesa de por medio con Raúl Castro y otros jenízaros despreciables, hay que preguntarse: ¿Qué otra cosa puede hacer la iglesia? Su poder de negociación es casi nulo, así como su poder de convocatoria. Tampoco puede ignorarse que responden a la política global del Vaticano, que es un estado. Al menos realizan una gestión y consiguen la liberación de algunos presos y mantener algunas pequeñas prebendas. De hecho, me parece que han logrado más de lo que objetivamente se puede esperar, ya que dentro de eso han mantenido algunas publicaciones que han dado a la luz trabajos de carácter contestario, dentro de los límites que lógicamente impone el castrismo. Por otra parte, uno no debe olvidarse que la iglesia lucha por mantener un espacio en la sociedad, por muy reducido que sea, ya que ella apuesta por la eternidad, sabedora de que cuando los hermanos Castro, sus descendientes, sus perros de presa y todos sus subordinados no sean más que polvo y ceniza, la iglesia, sea como sea, todavía estará ahi presente.

Roberto Madrigal

Monday, January 24, 2011

¿Se está poniendo senil Vargas Llosa?


Me lo pregunto con gran dolor. Para mi, es el mejor novelista de la lengua española y hay que buscar profundamente para encontrar uno similar a él en cualquier lengua, porque ¿cuántos novelistas pueden contar entre sus obras con cuatro indisputables obras maestras? Me refiero a La ciudad y los perros, Conversación en la Catedral, La guerra del fin del mundo y La casa verde. Aunque yo prefiero Rayuela, Pedro Páramo y Tres Tristes Tigres, ni Cortázar, ni Rulfo, ni Cabrera Infante se pueden comparar con Vargas Llosa como novelistas. Esto sin contar otras excelentes novelas como La tía Julia y el escribidor, Historia de Mayta y Pantaleón y las visitadoras. A eso se le suma su lucidez como ensayista, con esa penetración en el mundo de la literatura como demuestra en sus extraordinarios ensayos sonbre Tirant lo Blanc y José Donoso. Y esto es sólo la superficie. Además, para mi es importante la actitud que ya por más de cuarenta años ha tomado ante el castrismo y ante todo tipo de totalitarismo.
En la edición del 22 de enero de Babelia, el suplemento cultural de El País, publicó un artículo titulado La civilización del espectáculo, que para colmo se anuncia como el prólogo de su próximo libro, titulado Alegato de defensa, en el cual Vargas Llosa defiende “los valores eternos”. En este trabajo arremete contra la cultura contemporánea alegando que “...la cultura dentro de la que nos movemos se ha ido frivolizando y banalizando hasta convertirse ...en un pálido remedo de lo que nuestros padres y abuelos entendían por esa palabra...lo que podría resultar en un mundo sin valores estéticos, en el que las artes y las letras –las humanidades- habrían pasado a ser poco más que formas secundarias de entretenimiento a la zaga que proveen al gran público los grandes medios audiovisuales y sin mayor influencia en la vida social”.
Esta es la típica actitud de la senectud intelectual: pensar la cultura como inmovilismo. Por supuesto, y a Dios gracias, la cultura de hoy no puede ser la de nuestros abuelos y bisabuelos. Mal andaría si lo fuera. El mundo y con él los valores éticos y estéticos están en transformación constante.  Siempre ha habido cultura de entretenimiento. Cierto que ahora hay más que nunca, pero es que hay más medios de difusión, lo que a la vez permite mayor difusión a la cultura cenacular que quiere defender Vargas Llosa.  Ambas culturas siempre han coexistido y por supuesto la frívola se dispersa con mayor rapidez. Por otra parte, se nota, al final de la cita, que no entiende a los medios audiovisuales como parte de la cultura. El hecho de que hayan nacido de la cultura de masas no impide que ya hoy se hayan incorporado a las artes plásticas como un vehículo más del artista. Este desdeño ya se había notado en algunos artículos que ha publicado recientemente. Parece negarse a aceptar las nuevas rutas de la pintura y la multi-media como alternativas artísticas viables.
Más adelante se contradice sin mucho sentido y señala “...a medida que los fundamentos de la cultura tradicional entraban en bancarrota...los iban sustituyendo unos embelecos que han ido alejando cada vez más del gran público las creaciones artísticas y literarias, las ideas filosóficas, los ideales criticos...en suma, toda aquella dimensión espiritual llamada antiguamente la cultura, que, aunque confinada principalmente a una élite, desbordaba en el pasado hacia el conjunto de la sociedad...” Al contrario, la cultura, tanto la tradicional como la contemporánea, en todas sus formas, está cada vez más asequible al gran público. La información llega al instante a través de la internet, solamente buscar en Google, Wikipedia, Yahoo o tantas otros sitios de navegación nos pone la cultura al alcance de un teclazo. Ya no está confinada a una élite, sino a todo aquel interesado en cualquier lugar del planeta (menos Cuba) que tenga afán en buscar. Los libros se pueden adquirir de cualquier parte en cualquier parte, los DVDs hacen posible una difusión mayor de las obras de cine que antes había que ver a cierta hora y en ciertas salas de proyección. Llegar o no a la cultura se convierte en un asunto personal.
Más adelante lamenta: “acaso nunca hayamos estado tan desconcertados y extraviados...” Es cierto, ese es el desafío de nuestros tiempos. Hoy cualquiera tiene un blog o da una opinión que se difunde. Cada vez menos, el que escribe se legitima por su pertenencia a una revista o a una institución. Hay que desbrozar la yerba mala, no es fácil, pero es lo que nos toca. Nos obliga a agudizar la mirada critica.
Después continúa: “La idea de progreso es engañosa...en el pasado, la cultura fue el mejor llamado de atención...una conciencia que impedía a las personas cultas dar la espalda a la realidad cruda y ruda de su tiempo. Ahora...es un mecanismo que permite ignorar los asuntos problemáticos, distraernos de lo que es serio...’ De nuevo generaliza y se equivoca. Todavía la cultura auténtica y elevada quiere funcionar como conciencia de la sociedad. El hedonismo, el escapismo y la frivolidad no son sólo el patrimonio de nuestra era. Ni toda la cultura elevada eleva el espíritu. ¿Acaso los nazis no leían a Nietzsche, escuchaban a Wagner y a Mendelsohn y eran apoyados por Heidegger, lo que no les impedía hacer jabón de unos cuantos descendientes de Mendelsohn? ¿Acaso Stalin no era un cinéfilo empdernido que se rodeaba de poetas y artistas para luego desterrarlos o masacrarlos y fue apoyado por los grandes intelectuales de Occidente?
Parece que Vargas Llosa ahora se niega a aceptar el mundo de la cultura actual, surgido tras las dos guerras mundiales y la fragmentación del eurocentrismo, el florecimiento dominante de la cultura americana, la formación de nuevos países con el fin del colonialismo europeo, el ascenso de nuevas divisiones culturales tras el derrumbe del comunismo en Europa y parte de Asia. Un mundo que el propio Vargas Llosa en su momento ayudó a construir con sus obras maestras, levantando el perfil cultural de América Latina a esferas nunca antes imaginadas. Un mundo en el que emergen nuevas literaturas y nuevas cinematografías de lugares como Tailandia, Filipinas, Dinamarca, Sudáfrica, Croacia y Rumanía, entre otros. El mismo reconoce al final del artículo que: “En este presente hay innumerables mejoras que las que vieran nuestros ancestros, desde luego: menos dictaduras, más democracias, una libertad que alcanza a más paises y personas que nunca antes, una prosperidad y una educación que llega a muchas más gentes que antaño y unas oportunidades para un gran número de seres humanos que jamas exisitieron antes, salvo para ínfimas minorías”. Pero acto seguido se contradice una vez más y concluye que: “en un campo...el de la cultura, creo que hemos retrocedido...por culpa fundamentalmente de los países más cultos”. Si no fuera por su larga trayectoria y compromiso en defensa de la democracia y su probada honestidad, pareciera como si Vargas Llosa añorase un autoritarismo paternalista para resolver los problemas de nuestro tiempo. Ansía un canon absolutista.
No sé por qué ha envejecido el intelecto de Vargas Llosa. ¿Será que el escritor de garra de antes, que se enfrentaba al poder y su nomenclatura, ha pasado a ser parte del mismo con tantos agasajos y premios (merecidísimos todos)? Espero con optimismo que su legado no sea el de estas páginas que promete, sino el de los cincuenta años anteriores. Quizá no es más que una evolución lógica. Los americanos acuñan una frase que usan con frecuencia: “Si de joven no eres de izquierda, no tienes corazón, si de viejo no eres de derecha, no tienes cerebro”.

Roberto Madrigal

Friday, January 21, 2011

En La Choza

En 1971, cuando se nos forzaba a beber del Leteo, como parte del plan estudio-trabajo de la Escuela de Psicología, me ubicaron a trabajar tres veces a la semana, en una escuela de los Planes Especiales del Ministerio de Educación. Los Planes Especiales eran escuelas en las cuales becaban a niños de enseñanza primaria que tenían diversos trastornos de desarrollo, de conducta o de personalidad. En mi caso, me tocó una escuela de niños con trastornos de la conducta.
No voy a revelar el nombre de mi compañero porque todavía vive en la isla, pero cuando llegamos a la dirección que nos habían dado, 5ta Avenida y calle 14 (debo decir que lo de 14 lo lei en un sitio de la red, porque en mi memoria era la calle 12), nos miramos asombrados porque la escuela-albergue ocupaba la ya antigua casa del ex-presidente Ramón Grau San Martín, la que él, con su ironía de siempre, llamaba La Choza. Se nos ocurría que era extraño que ningún dirigentón hubiera tomado posesión de la mansión, como solían hacer, pero quizá era por lo accesible de la residencia, muy cerca de la avenida, muy visible desde todos los ángulos, algo muy importante para la gente de la nomenclatura, que viven como si tuvieran un enemigo en cada esquina, en lugares resguardados, de entrada difícil, probablemente para esconder sus excesos.
Una vez adentro, aquéllo era como un carnaval infantil. En los recesos, los niños corrían descontrolados por jardines y pasillos, sin nada mejor que hacer que arañar paredes y romper macetas o algunos muebles viejos de los que nadie se ocupó.
Parte de mi “trabajo” era sentarme a observar clases, sin un objetivo preciso. Nunca se me olvidará una clase de tercer grado que observé en la cual la maestra, una mulata joven y lasciva, enseñaba la clase de Zoología, repitiendo monocorde: “Los reptiles son las serpientes, las lagartijas y etcétera. Los anfibios son el cocodrilo, la rana y etcétera”. La etcétera se convertía en un animal genérico que cruzaba todas las especies y le servía a la muy ignorante para añadir al menos otra palabra a su corta y obviamente mal aprendida lista de ejemplos.
Aburrido de esas clases y sin ninguna directiva específica “de arriba”, le pregunté a la directora si había otra cosa que podía hacer y como si nada, nos llevó a la biblioteca de la casa, diciéndonos que nos podíamos quedar ahi el tiempo que quisiéramos.
Grau había muerto en 1969, así que supuse que ya por ahí había pasado cuanto confiscador era posible para depredar cuanta pertenencia de valor hubiera allí y tomarlas, como siempre, revolucionariamente. El lugar era oscuro, pero con unas puertas de cristal que se abrúan al jardín y la piscina. El buró y su majestuosa butaca permanecían allí, asi como los libreros, que parecían empotrados. Los anaqueles ya estaban semi-vacíos, lo que indicaba que la policía cultural ya había hecho sus estragos. A cada rato entraba un estudiante corriendo, se subía en un mueble, brincaba y, perseguido por una maestra, se disparaba a correr por toda la biblioteca hasta escapar. Terminamos cerrando las puertas como si fuéramos celosos bibliotecarios y nos dispusimos a pasar revista a los volúmenes que quedaban, que serían un par de centenares. Más de la mitad eran tratados viejos de anatomía y fisiología, el doctor Grau fue profesor de fisiología en la escuela de medicina, que ya no tenían valor cientifico. Del resto recuerdo que había muchos libros de Arnold Toynbee, el historiador británico, un par de ediciones del mismo libro (no retuve el título) de Thomas deKempis, un ejemplar de El hombre mediocre, de José Ingenieros y el que finalmente me llamó la atención, un ejemplar de La fuerza es el derecho de las bestias, de Juan Domingo Perón, cuya peculiaridad residía en estar dedicado por el mismísimo Perón, con una dedicatoria que decía: “A mi amigo el doctor Ramón Grau, con ‘auténticos’ saludos justicialistas”, por suspuesto aludiendo a la hermandad política del Partido Justicialista argentino de Perón y el Partido Revolucionario Auténrtico de Cuba, al que pertenció Grau. Con el tiempo y dado el descuido en el cual el libro había caído, decidí tomarlo no muy revolucionariamente, para evitar que cayera en peores manos y que engrosara mi pequeña colección. Sin embargo, poco antes de mi salida de Cuba, incluso antes de asilarme en la embajada del Perú, yo había presentado mi solicitud de salida bajo otras circunstancias y cuando vinieron a hacerme el “inventario”, lo escondí en una escalera trasera de mi edificio, sabiendo que sólo una vecina, hasta entonces amiga, tenía acceso a ella. Con el libro dejé otras pertenencias, como un ventilador, un radio ruso Selena y una bicicleta vieja, con el fin de repartirlos a quienes los necesitaran antes de mi anticipada fuga. Para mi sorpresa, después que se fué el inventarista, cuando fui a recoger lo que había escondido, mi vecina se lo había llevado todo, así que ni siquiera la podía denunciar, ni por supuesto caerle atrás con una estaca, porque hubiera perdido la salida (que total, luego se me dio de la forma que menos imaginé).
Revisando unos sitios de la red dedicados al turismo en la isla, leo que parece que La Choza es ahora un punto central de recorrido para turistas extranjeros y que de alguna manera han restaurado la casa, pero yo sé muy bien que nada original puede estar ahi.

Roberto Madrigal

Sunday, January 16, 2011

Maldita Republiquita


Envuelto en el grueso ropaje de este texto académico hay un no muy sutil ataque a la política de los gobiernos republicanos con respecto al gobierno de Castro. Sin embargo, con su That Little Infernal Republic of Cuba (el título proviene de una frase de Theodore Roosevelt que abre el libro), el profesor Lars Schoultz ha escrito un extraordinario documento acerca de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos que abarca desde mediados del siglo XIX hasta el gobierno de Bush el joven.
La obra está repleta de datos y citas bien hilvanados, muchos de los cuales salen a la luz por primera vez, pero a su vez está narrada con un estilo dinámico y claro, muy alejado de los acostumbrados tratados profesorales.
Su mayor virtud es que lo que mejor muestra es la forma en que los políticos; los empresarios  y los diplomáticos americanos enfocan a Cuba desde hace más de un siglo. Schoultz conoce bien el campo que cruza. Con una maestría en estudios hispanoamericanos recibida de la universidad Stanford y un doctorado en Ciencias Políticas de la universidad de Carolina del Norte, ha escrito numerosos trabajos sobre política en Latinoamérica, incluyendo libros y monografías, así como estudios investigativos. Fue presidente de la Latin American Studies Association y desde el 2005 es miembor del consejo editorial de Cuban Studies. En la actualidad ocupa la cátedra William Rand Kenan Jr., de Ciencias Políticas en la universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.
Su recorrido es excelente mientras nos muestra como las élites del poder americano nos piensan y nos imaginan, pero cuando trata de entender el punto de vista del cubano cae, quizá sin querer, en el paternalismo que lo lleva a conclusiones equivocadas. Falla principalmente cuando trata de explicar nuestra visión durante los primeros veinte años del castrismo, período del cual hay muy poca documentación fiable sobre el acontecer habanero y le es imposible establecer la confiabilidad de sus fuentes, tomando a veces, al pie de la letra,  las opiniones de ciertos voceros y de propagandistas disfrazados. No es capaz de distinguir los diferentes pesos específicos de sus referentes. Ciertos momentos y lugares históricos necesitan ser vividos para ser entendidos y es necesario saber quiénes son los verdaderos testigos para recoger sus testimonios.
Más allá de estos defectos, la obra, por lo general, es algo que deben revisar sin falta tanto los cubanólogos como todos quienes se interesan en el devenir cubano. Se pueden extraer muchas conclusiones sobre el impacto de la cultura americana en el desarrollo de la identidad cubana, algo hasta ahora mayormente escamoteado.
En un despacho al Secretario de Estado, escrito en 1946 por el entonces embajador americano Henry Norweb, éste se quejaba, con una visión de nosotros cuyos antecedentes están bien documentados en el libro, que muchos de los políticos cubanos “...poseen el encanto superficial de niños listos mimados por la naturaleza y la geografía, pero bajo esa superficie combinan las peores características de una desafortunada mezcla e interpenetración de las culturas española y negra: son vagos, crueles, inconstantes, irresponsables y de una deshonestidad innata”. Schoultz trata de alejarse de esa visión, que parece perpetuarse en nuestros días, sin embargo, al final, parece caer víctima de ella, al concluir que quizás los cubanos no estén listos para la democracia, ya que han fallado en desarrollar las habilidades requeridas para ella “durante el primer siglo de su existencia, a pesar del esfuerzo continuo de los Estados Unidos en enseñársela”. Ese relativismo cultural lo lleva a tener finalmente una mirada condescendiente con la cual legitima todos los excesos, crímenes y abusos cometidos por Fidel Castro como si éste fuera un gobernante más y un producto natural de nuestro desarrollo como nación. Vaya, que nos lo merecemos.
Insisto, a pesar de sus conclusiones y de algunos de los fallos señalados, este libro me parece imprescindible, repleto de información valiosa.

That Infernal Little Cuban Republic; Autor: Lars Schoultz; The University of North Carolina Press, 2009. El libro puede conseguirse a través de Amazon, Alibris, Barnes and Noble y otros sitios de la red. Su precio varía y se pueden obtener copias usadas en buen estado.

Thursday, January 13, 2011

Un marginal para todas las épocas


Nunca ha pertenecido a ningún círculo oficial. Fue marginado desde muy temprano, quizá por su atrevimiento, pero desde su orilla, Nicolás Lara, escritor y artista plástico, se las ha arreglado para interactuar con por lo menos tres generaciones disímiles de artistas y escritores cubanos. Observador atento que continuamente esgrime la ironía como arma favorita, ha sabido renovarse, reinventarse y mantenerse al día como sólo lo ha sabido hacer Mick Jagger en el rock. Nicolás siempre apuesta por el riesgo. Cuando en 1982 la revista Término abrió una sección dedicada a publicar autores marginados en la isla, él fue el primero y el único en enviar unos poemas y esto en una de los momentos en que la comunicación de la isla con el exterior era extremadamente difícil. Siempre ha estado al lado de los contestatarios sin temor a las consecuencias, que entre otras cosas lo han forzado a ser un escritor cuya obra permanece mayormente inédita. En las artes plásticas ha tenido un poco de mejor suerte y ha participado en exposiciones de grupo con artistas de las generaciones más recientes. Ha sabido aprovechar la ventaja que ofrece el marginalismo para mantener su independencia y su singularidad como secuela. Puede nombrar las hierbas y las flores. Nicolás vive en su exilio neoyorquino
A continuación se ofrece un fragmento de su novela Mayda Arte Calle. .



Mayda Arte Calle (fragmento)

Del exilio nadie regresa
Tomás Eloy Martínez


Días después, estaba sentado en la sala de Marcia Kavalgata, es una negra flaca muy simpática, de edad indefinida a partir de los cuarenta años. Parece que tiene dos niños, creo, o por lo menos había dos niños. Es esa típica casa cubana donde la puerta siempre está abierta y las personas entran sin tocar, ella es oriunda de Santiago de Cuba, sospecho que de un barrio muy popular que se llama Los Hoyos y lleva ya unos cuantos años en La Habana. Es divorciada o viuda, no sé, siempre hay mucha gente entrando y saliendo se ve que ella y la pintora Alegría tienen una buena amistad, Bruna siempre le lleva cosas y siempre se está consultando con ella.
No es sólo Alegría quien la visita, ahí también van pintores de la élite, va una famosa pintora blanca, Marta María, esposa de ese excelente pintor y cerebro de muchos movimientos plásticos Flavio, el cemento que solidificó la amistad entre Marta María y esta palera fue que ella le pronosticó que iba a tener jimaguas, dos niñas, Marta no lo creyó y Flavio mucho menos y como un reloj, como un gran reloj de relojería suiza, al poco tiempo Marta María salió en estado, y a los meses cuando le hicieron un ecosonograma tenía dos criaturas que se comprobó que eran niñas. Nacieron, según la palera eran ibeyes, eran hijas de los jimaguas, eso dio pié para que Marta María se hiciera gran amiga de esta mujer y que cambiara su poética plástica.
Hubo otro caso muy famoso que conmovió también, fue el caso de O.H el crítico. O.H estaba casado con Luzha, una peruana alta flaca muy blanca, una mujer que había estado casada muchos años y que según todos los pronósticos no podía tener hijos, un día ella fue no se sabe como a ver a Marcia, Marcia le puso la mano en el vientre y le dijo: a partir de que mi mano te ha tocado vas a tener un niño, la peruana por poco muere de la risa, pensó que era una charlatana agradable y nada más, siguió yendo por la cosa de la curiosidad antropológica pero al cabo de unos días o al cabo del mes no sé, se le interrumpió la menstruación, prueba inequívoca de la posibilidad del embarazo, en efecto estaba en estado y a los pocos meses dió a luz un hermoso niño.
Bueno ahora yo estaba delante de Marcia, sentado ahí, yo desde hacía tiempo había tenido problemas en el estómago algo bastante molesto, todo me caía mal, había ido al médico, me habían hecho miles de pruebas, me habían mandado una medicina tan delicada, que tenía algo de opio, al punto tal que el médico tenía que poner su nombre completo bien claro y su número de carné de identical, y la medicina había que comprarla en un período de tiempo que no pasaba de las seis horas, era una medicina con un gran control, y ni siquiera con esa medicina yo podía tener tranquilidad, ella quedó en hacerme una especie de limpieza.
Yo, como Flavio ni sí ni no, le llevé todo lo que me pidió, ella formó como unos dibujos en el piso, como no había pólvora molió unos fósforos y ese polvo lo colocó, puso un vaso e hizo salir a todas las demás gentes, ya que lo que yo tenía podía pegársele a alguien. Abrió un pomo enorme donde se suponía iba a entrar todo y empezó a trabajar, ella trabajaba con una ayudante que le llaman caballo y empezó a pasarme las manos y la cosa y aquella mujer, el supuesto caballo, no yo, empezó como a vomitar, lo que vomitaba era una cosa negra horrible unos bichos, según ella eso me lo habían dado a tomar en un café una mujer alta medio jabá de labios gruesos y hacia adelante, bembona, yo inmediatamente pensé en una antigua novia que había tenido y que tenía esas características, pero pensé que el mensaje no era exacto, era una prima de esa mujer o la madre de la prima de esa mujer o una de las hermanas, yo había vivido con ambas en forma simultánea y se había formado por supuesto un chisme, posiblemente viniera por ahí, no dije nada pero bueno el asunto fue que aquella cura me asentó.
En otras veces que fui con Marcia, yo a veces no le decía Marcia Kavalgata le decía:
· Tú eres la Marcia Leiseca de los palos.
· Y quién es Marcia Leiseca.
Yo no le dije y pensé en Marcia Leiseca la actual viceministra de cultura que había sido un tiempo la segunda al mando en la Casa de las Américas, una mujer de Camagüey, blanca muy aristocrática, que tenía un gran expediente revolucionario y que desde el año 59 se movía en el campo de la cultura, había estado casada con Lisandro Otero con el cual tenía hijos y al que había abandonado en forma casi de novela amorosa de esas que pasan por el radio o la televisión y se había unido -no con un pobre, no, no con el chofer, no, no con un negro o un mulato, no- nada más y nada menos que con un capitán del Ejército, Osmani Cienfuegos el hermano de Camilo Cienfuegos, arquitecto, miembro del Buró Político, o sea, se había ido hacia arriba, había cambiado al escritor por el poder real, pero la gente en el sector de las artes plásticas sobre todo en esta década de los ochenta, la adoraban, Marcia era la gran protectora, la mujer que se fajaba palo a palo por los artistas sobre todo por los jóvenes, por la gente experimental.
Me reí mucho pensando en un cuento que una vez me había hecho Chago Armada de que él pensaba hacer unos dibujos sobre Marcia, era una historieta que no se la había enseñado a nadie, decía que yo era el único que sabía de la idea, y la idea era que Marcia llevaba una triple vida, por el día era una funcionaria abnegada e incorruptible para la Revolución. En la noche hacía un acto de magia frente a un espejo y se convertía en una especie de bailarina erótica que bailaba en el hotel Nacional con el seudónimo de Cira Lazo y entonces tenía una cabellera toda rubia y se ponía a dar cintura, bailaba casi desnuda, yo me reía de todo eso. Y la tercera transformación de la Marcia de la historieta era una mujer rapada, sin maquillaje, vestida sólo con una capa de agua que a altas horas de la madrugada, por la zona de San Lázaro e Infanta, en las escaleras del edificio de Lámparas Quesada (donde según Magi Priol operaba Gladys Ramos), esta mujer llamada La Glotona Cocolisa en esos escalones se dedicaba en forma frenética y a muy bajo precio a succionar penes de todos tamaños y colores. Entonces Marcia que es como una serpiente que se muerde la cola: es al mismo tiempo salvando todas las distancias Robespierre, Danton y el Marqués de Sade. Chago al decirme todo esto se reía a carcajadas, y me dijo: cuando tenga todos los dibujos hechos te los voy a enseñar y a lo mejor me ayudas con el texto, Chago nunca me enseño los dibujos.
Estábamos ahí Bruna y yo con Marcia Kavalgata tomando ron, ella nos miró y nos dijo:
· Soñé con ustedes, tú me caes bien negro, Alegría me ha hablado mucho de ti, yo creo que ustedes pueden hacer una bonita pareja.
Bruna se puso contenta.
· De verdad tú crees eso mi amiga.
· Sí chica, ustedes hacen una bonita pareja, es más en el sueño tuve la premonición de que ustedes estaban en estos días -ya faltan pocos días para que termine el año- por un hotel cerca del malecón, estaban ahí con una botella bebiendo no sé si champaña o sidra mirando y de pronto veían salir de las aguas un pulpo muy grande que caminaba sobre los arrecifes.
· Y ese pulpo que nos anunciaba, la muerte.
· No, Bruna, la muerte la ikú, nunca se menciona, no llames la desgracia. Lo que anunciaba el pulpo es que iban a ser padres.
· ¡Yo mamá!
· Sí, gemelos también, como Marta María, van a tener gemelos una hembra y un varón.
Aquella profecía que yo me la tomé como un bonche, como una jodedera, a Marcia le gustaba tomar mucho, tomaba grandes cantidades de bebida de cualquier tipo y cuando no tenía bebida tomaba alcohol de reverbero, alcohol de cocina, yo pensé que era una jodedera porque ella no estaba en ese momento en trance ni nada de eso, era una conversación gentil dirían los judíos, pero Bruna sí se puso tensa.
· Yo no quiero tener más hijos, yo no quiero tener más hijos, yo tengo un sólo hijo. Eso es impredecible.
Se puso histérica.
· Bueno el sueño decía que si ustedes veían el pulpo y después se acostaban en la semana siguiente a haberlo visto ibas a quedar embarazada y nada lo podía parar.
·¡Los fósforos!
Se levantó dijo los fósforos como Aldito, yo no pude contener la risa.
· Mira al bobo este como se ríe.
Se puso molesta, realmente molesta, yo no le di importancia a lo que le sí le di importancia fue que al rato después cuando la brasileña se calmó y todo volvió a la cordialidad y ella entonces empezó a bonchear con la idea del pulpo, que si era un pulpo azul, que si era un pulpo con carné de identidad con pasaporte, que si era un pulpo espía de Miami, que si el pulpo tenía el rabo grande o era un pulpo mujer o robot o era anterior al imperio Romano, a la caída de Bizancio, que si era un pulpo escultor de la época en que se hizo la Victoria de Samotracia …
(Para leer el fragmento completo pulse http://www.archdil1.blogspot.com/)

Sunday, January 9, 2011

Martín y Silvio

Fué en la época en que con urgencia se nos trataba de borrar la memoria histórica. Ninguno de mis compañeros de equipo tenía la menor idea de quién era, pero yo había oido hablar de él constantemente desde niño. Lo introdujeron como entrenador del equipo. Tenía el bombacho sucio y raido, parecía venir de un equipo muy viejo. Martín Dihigo se dedicó a entrenar a aquel equipo de adolescentes con una intensidad que nos asustaba. Nos exigía, nos peroraba cada vez que las cosas se hacían mal y nos hacía practicar una y otra vez para corregir los errores. Era incansable e implacable. Un día, jugando yo primera base, se me ocurrió virarle la cara a un tiro que venía de short-bounce y salió del banco gritando “si quieres protegerte la carita ponte un peto y una careta” y me hizo catcher de inmediato, lo cual para un mocoso de 13 años equivalía a la Siberia beisbolera. Así lo sobrevivimos por dos temporadas, en las que parecía que estábamos preparándonos para jugar en las Grandes Ligas y un buen día desapareció y no supimos más de él. Dicen que fue el mejor pelotero de todos los tiempos, pero representaba una época que no compaginaba con los nuevos intereses nacionales. Nunca pudo jugar en las ligas mayores por ser negro, pero se destacó de mala manera en las famosas “ligas negras”, que ahora pienso eran muy superiores a las “Grandes Ligas”. Murió en 1971 y el obituario que salió en el Granma, relegado a una esquinita inferior de la plana deportiva, no tenía ni tres pulgadas. En 1977 fue seleccionado para ingresar al Salón de la Fama de las Grandes Ligas.

A Silvio García lo conocí ya de mayorcito. Con él jugué mucha pala (ese deporte que por entonces sobrepasó en popularidad al fron-tenis o squash, porque como no se conseguían raquetas, si uno se agenciaba de un buen trozo de madera, cualquier carpintero amigo te hacía una pala decente) a mediados de los 70 en las canchas del antiguo Casino Español (nunca me acuerdo del nombre con el cual lo rebautizaron después de 1959, como círculo social). Me asombraba su agilidad, ya que me parecía un viejo, a pesar de que era menor de lo que yo soy ahora. Su intensidad era igual a la que recordaba de Dihigo. Implacable con los errores. Parecía estarse jugando la vida en cada tanto. Silvio fue uno de los mejores torpederos del béisbol cubano y otra estrella de las “ligas negras”, padeciendo la misma discriminación que Martín y tantos otros. Murió en 1977, el año en que Dihigo entraba en el Salón de la Fama. No tuvo obituario en el Granma. Yo ni me enteré de su muerte hasta hace pocos meses.

Thursday, January 6, 2011

Sobre una novela de Manolo Ballagas


A mediados de 1965, la primera novela de Manuel Ballagas, Con temor, se encontraba en la etapa de las galeras, lista para ser editada por las ediciones El Puente cuando el Crítico en Jefe, el mismísimo Fidel Castro,les echó una ojeada. Consideró que el tema y el estilo de la novela eran nocivos para el Hombre Nuevo y mandó a parar la tirada a la vez que decía, “ese puente lo vuelo yo”. Las galeras le fueron cortésmente devueltas a Ballagas, quien las perdió al abandonar Cuba. 45 años después presentó su primera (¿segunda?) novela, Descansa cuando te mueras, en la feria del libro de Miami este pasado noviembre. El escritor lampedusiano Jorge Posada (La Habana 1947) hace aquí una reseña de la misma.
La balada de Manny y Miami
JORGE POSADA
Cada vez leo menos. El lector voraz que en una época y en La Habana fui (leía en la guagua, en el trabajo, en la playa, en la casa y recuerdo haberme leído de un tirón Santuario, de mi admirado William Faulkner, en el tren lechero que me llevó a Camagüey) ya ha empezado a desaparecer. Hace cuarenta años, la única ventaja que tenía el socialismo sobre el capitalismo era que la vida era tan miserable, había tan poco que hacer y el aburrimiento era tan grande que uno se encerraba a leer y se volvía culto sin ser libre. Entonces leía indiscriminadamente. Lo mismo obras maestras como Fiesta, La montaña mágica o El Aleph que bodrios intragables como Sacchario, de Miguel Cossío Woodward, Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, o La última mujer y el próximo combate, de Manuel Cofiño (y si digo sus nombres es para odiarlos mejor): leía todo lo que caía en mis manos.
     Eran los excesos de tener veintipico de años y querer abarcarlo todo; de provocar tímidamente a las autoridades con una melena y un bigotazo, un pantalón estrechísimo y una camisa de mil colores; de ir al cine cinco veces a la semana y de beber ron peleón y cerveza mala hasta emborracharse. Ahora, con 63 años en las costillas —y también en los pies y en el alma— me he vuelto más fresco y sosegado, como Baby Doll. Ya no disparo al tiro al blanco con un shotgun. Veo las películas en la comodidad de mi casa, en un televisor LCD de 42 pulgadas y en Blu-ray, bebo cerveza belga y bourbon con un poco más de mesura y selecciono mejor los libros. Suelo repetir en tono de broma algo que algunos de mis amigos saben que es verdad: a estas alturas de mi vida cambio cinco DVD’s de Bergman, Godard o Antonioni por uno de Bruce Willis. Con los libros me pasa lo mismo, y no creo que vuelva a leer nunca más Canta la hierba, Un mundo feliz o Paradiso, por muy geniales que sean de acuerdo con los expertos.
     Sin embargo, no he dejado de descubrir algunos libros nuevos con dilecta pasión. Uno de esos últimos títulos es Descansa Cuando te Mueras, la novela de Manuel Ballagas, publicada en el 2010 por Lulu Press. Todavía con la tinta fresca.
     Se trata de un libro lenguaraz y sutil a un tiempo; una serie de narraciones ingeniosamente fragmentadas que logran su coherencia por las peripecias del narrador o hablante, Manny, un emigrante que llegó hace poco a Miami y que trata de abrirse paso vendiendo televisión por cable y sobreviviendo en una disparatada Corte de los Milagros donde abunda el sexo y la sordidez, las cervezas, las broncas y las puñaladas. Son historias llenas de peligros, promiscuidad y definitivamente tragicómicas que se leen con ganas y en estado de crispación, con deseos de avanzar otra página más; una crónica absurda y triste y a la vez cargada de humor (anglicismos como efichen, fudestán, friqueao, foquin y modefoca son un verdadero vacilón) y que la cáustica mirada de Ballagas radiografía con irónica inteligencia junto a sus innúmeros personajes hasta terminar convirtiéndose en parte cómplice del lector.
     Aunque muchos han mencionado al americano Charles Bukowski y al cubano Pedro Juan Gutiérrez —dos narradores abiertamente admirados por el autor— Descansa Cuando te Mueras también remite a algunos textos de la picaresca española, a más de una novela sucia de Henry Miller y a ciertas pesimistas páginas de Louis-Ferdinand Céline en tanto que narra el despertar de sentimientos dormidos, cuenta sobre vidas pequeñas que intentan escapar del mundo irracional en que se han metido.
   Descansa cuando te Mueras es un libro atormentado que merece figurar, junto a Crónicas del Mariel, de Fernando Villaverde, y La vida en pedazos, de Santiago Rodríguez, entre las mejores narraciones escritas sobre Miami.
     Ballagas ha captado el extraño esplendor de la vida que alguna vez fue y que únicamente permanece vivo en la literatura; sabe que hay que escribir contra el fracaso del instante para sólo así recuperarlo del vertiginoso ayer; siempre en busca del tiempo perdido. Eso hizo espléndidamente y como nadie Marcel Proust un autor que, sin remedio, vuelvo a leer un poco todos los años.

Descansa cuando te mueras, Autor: Manuel Ballagas, ISBN: 978-0-557-35244-9. Puede conseguirse en http://www.amazon.com/ por $22.00 y en http://www.lulu.com/ por $11.00 o por $6.49 (libro digital). Para pedirlo en lulu tiene que seleccionar el español como lenguaje.

Tuesday, January 4, 2011

Un documento a rescatar

Pierre Charette fue miembro del Frente Nacional de Liberación de Québec. En 1969 fue perseguido por la policía canadiense por acusársele de poner tres bombas en Montréal. Se las arregló para llegar a New York, donde fue arropado por los Panteras Negras por un tiempo y luego secuestró un avión que iba de New York a Miami y lo obligó a enfilar hacia La Habana, donde fue recibido con los brazos abiertos. El gobierno cubano rehusó acatar la solicitud de extradición hecha por el gobierno canadiense.
En Mes Dix Années d’Exil a Cuba, Charette narra la vida que llevó durante los próximos diez años. El testimonio, editado en 1979, muestra la transición ideológica de un hombre que creía fanáticamente en la revolución permanente, el camino de la violencia y el socialismo totalitario como único futuro, a un hombre de centro-izquierda, que acepta el capitalismo como el menor de los males económicos y la democracia como el sistema político más justo que existe. El libro es además extremadamente interesante porque informa sobre ese submundo de los guerrilleros que se escondían y entrenaban en Cuba, los grupos de oposición marginal de los Estados Unidos y otros “cuadros” militantes que huían de sus países a recargar sus baterías bajo la protección de Cuba. Muestra el trato que recibieron del gobierno, las exigencias que se les sometían y la enrevesada forma en que la Roma del Caribe trataba a sus traidores. En el libro se mientan nombres y lugares, Charette no escatima en cuanto a la información, no le queda piedra conocida sin levantar. Al cabo de diez años de estancia en el paraíso, Charette decidió que lo mejor para él era entregarse a las autoridades canadienses y afrontar las consecuencias. Todo ese tiempo en Cuba le sirvió, según él, para recuperar su sentido de la identidad canadiense, alejándose del nacionalismo quebecois.
Conocí a Charette a mediados de los 70. Trabajaba, junto con quien era entonces mi esposa, como traductor de francés e inglés del Granma Internacional. No creo que intercambié más de un par de palabras con él. Era un tipo muy evasivo, empeñado en mantener discretamente las distancias. Lo invitamos varias veces a fiestas en nuestra casa, pero creo que nunca fué. Al cabo de estar unos meses en los Estados Unidos, me enteré de la existencia del libro y lo encargué. Entre otras cosas, me sirvió para entender sus reservas.
Es una verdadera lástima que el libro no haya sido reditado y que nadie se haya interesado por traducirlo al español o al inglés. A mi me parece que es un texto no sólo muy interesante, sino que es importante en cuanto muestra una parte oculta de la historia de Cuba durante un período del cual se sabe poco a ciencia cierta (aparte de quienes lo vivieron), sobre todo ahora que desde allá tratan de rescribir la historia. Ojalá alguna editorial o alguna institución dedicada a los asuntos cubanos se decida a sufragar los gastos de traducción y edición. Este alegato se cuenta entre las pocas armas que tenemos los vencidos para enfrentar la historia.
Yo perdí mi ejemplar original y en el año 2008 lo conseguí a través de Alibris books, un sitio de internet, por el precio de $20.00. Lo lei primero en 1980. Treinta años después conserva aún su frescor y su vigencia.

Mes Dix Annees d’Exil a Cuba,  Autor: Pierre Charette. Editorial Stanké, 1979. ISBN: 2-7604-0036-0. Según el sitio Worldcat.org se encuentra en las bibliotecas de varias universidades como Yale, Princeton e Indiana, asi como en la Biblioteca del Congreso. Si se entra en Alibris, todavia se ofrece por un precio de $22.00 (según la última vez que revisé, unas horas antes de escribir esto).

Saturday, January 1, 2011

Elogio de las listas


Hace unos cuarenta años, todavia culturalmente en pañales, un reducido grupo de amigos decidimos reunirnos para elegir los diez mejores películas del año estrenadas en Cuba. La tarea no era muy difícil, pues recuerdo que en el primer año de las listas sólo se habían estrenado 33 filmes. Coordinada principalmente por Ricardo Oteiza, por entonces un godardiano convicto y confeso, cinéfilo avant la létrre, y por mi, nos reuniamos en mi casa o en la suya en la última semana del año, rodeados de ron, aguardiente y música, a computar y a anunciar los resutados al pequeño grupo. La cantidad de implicados fue creciendo a razón geométrica, ya que ser amante del cine era el único requisito para ingresar, y era una cofradia de individuos tan disímiles que un año por poco sale en la lista La vida sigue igual. En poco tiempo eran varias decenas los participantes, muchos de los cuales ni siquiera conocíamos. Muchas listas nos llegaban por correo o nos las traían amigos de amigos y por supuesto, los resultados se iban difundiendo ya de manera descontrolada. Nos dio por llamarnos Grupo Imágenes (en homenaje a uno de nuestras vacas sagradas, Robert Altman) y hasta se nos sumaron muchos miembros del ICAIC, lo que a la larga hizo que los resultados llegaran a ciertos niveles de dirección de ese organismo, para disgusto de esos personajes. De repente, surgió un  callado interés en nuestras actividades por parte de ciertos funcionarios y Jorge Posada, otro de los fundadores del grupo, un hincha de Hitchcock en este caso astutamente menzeliano, decidió nombrar nuestro aquelarre anual como Listas rigurosamente vigiladas. Fueron las listas nuestro tímido aullido de rebelión,  nuestras señas de identidad. Asi continuamos anualmente y con puntual religiosidad hasta que llegó lo de la embajada del Perú y luego lo del Mariel.
Años después, una vez ajustados a la vida en un nuevo país,  ya a mediados de los 90, Orlando Alomá (uno de los pioneros del grupo, poeta, crítico literario, crítico cinematográfico, periodista, profesional respetado con unos conocimientos enciclopédicos sin par, y mejor aún, gran amigo) y yo, que de todos aquellos somos, que yo sepa, los únicos que continuamos asistiendo al cine con asiduidad y fanatismo, decidimos retomar nuestra vieja tradición y hacer nuestras listas anuales, que enviamos a varios amigos que andan por el mundo y por la Cinemateca de Cuba. En el 2007, el escritor Alejandro Armengol, veterano de Arte 7,  se entusiasmó con la idea y me abrió las páginas de su blog, Cuaderno de Cuba, para publicarlas allí, lo que he hecho hasta el año pasado.
Si no se toman muy en serio ni con carácter pontificante, las listas son algo extraordinario. Son un punto de partida, una provocación al debate y al intercambio de ideas, nada mejor que responder a una lista con otra, da igual si uno está de acuerdo o no. Las listas son la expresión de nuestros gustos y nuestros criterios, una declaración de independencia y de individualidad.
A continuación vienen las listas de Alomá y la mía de las mejores películas exhibidas en los Estados Unidos en el año 2010, asi como las mejores que hemos visto en DVD en el transcurso del año. El criterio de elegibilidad es muy simple. Para las de cine, se incluyen aquellas películas que hayan sido proyectadas en sala de acceso general y que puede ver cualquier persona sin necesidad de asistir a festivales o proyecciones especiales. En resumen, la lista del hombre común. Para los DVD son elegibles todas las que hayamos visto que tengan a lo más cinco años de antigüedad, aunque se pueden hacer excepciones a películas más viejas que hayan salido en re-ediciones recientes.
Las de Orlando Alomá tal y como me las envió:
En cine, de 114 elegibles, “en el orden que las vi”:
The White Ribbon (Austria 2009) Dir: Michael Haneke; Police, Adjective (Rumania 2009) Dir: Cornelio Porumboiu; Lourdes (Francia/Austria 2009) Dir: Jessica Hausner; A Prophet (Francia 2009) Dir: Jacques Audiard; Mother (Corea 2009) Dir: Joon-ho Bong; Handsome Harry (USA 2009) Dir: Bette Gordon; Everyone Else (Alemania 2009) Dir: Maren Ade; Animal Kingdom (Australia 2010) Dir: David Michod; Dos hermanos (Argentina 2010) Dir: Daniel Burman; The King’s Speech (Gran Bretaña 2010) Dir: Tom Hooper.
En DVD, de 64 elegibles:
Death at a Funeral (Gran Bretaña 2007) Dir: Frank Oz; Make Way for Tomorrow (“un rescate extraordinario”) (USA 1937) Dir: Leo McCarey; London to Brighton (Gran Bretaña 2006) Dir: Paul Andrew Williams; Service (Filipinas 2008) Dir: Brillante Mendoza; Late August, Early September (Francia 1998) Dir: Olivier Assayas; The Secret of the Grain (Francia 2007) Dir: Abdelatif Kechiche; Five Minutes of Heaven (GB-Irlanda 2009) Dir: Olivier Hirschbiegel; The Vanished Empire (Rusia 2008) Dir: Karen Shakhmazarov; Cargo 200 (Rusia 2007) Dir: Alexei Balabanov; French Film (Gran Bretaña 2008) Dir: Jackie Oudney.
Actor: Colin Firth (The King’s Speech) Actor secundario:Christian Bale (The Fighter).
Película mas sobrestimada: I am Love

Las mías:
En cine, de 54 elegibles y en orden de gusto:
1.-The Father of my Children (Francia 2009) Dir: Mia Hansen-Love; 2.- A Prophet (Francia 2009) Dir: Jacques Audiard; 3.- Animal Kingdom (Australia 2010) Dir: David Michod; 4.- Chloe (Canada 2009) Dir: Atom Egoyan; 5.- Winter’s Bone (USA 2010) Dir: Debra Grank; 6.- White Material (Francia 2009) Dir: Claire Denis; 7.- A Call Girl (Eslovenia 2009) Dir: Damjan Kazole; 8.- Summer Holiday (Rumania 2008) Dir: Radu Munteau; 9.- Carlos (Francia 2010) Dir: Olivier Assayas; 10.- The Fighter (USA 2010) Dir: David O. Russell
En DVD, de 118 elegibles y en orden de gusto:
1.- Revanche (Austria 2008) Dir: Gotz Spielman; 2.- You, the Living (Suecia 2007) Dir: Roy Andersson; 3.- 35 Shots of Rhum (Francia 2008) Dir: Claire Denis; 4.- Still Walking (Japón 2008) Dir: Hirozuki Kore-Eda; 5.- Mademoiselle Chambon (Francia 2009) Dir: Stephane Brizé; 6.- Import/Export (Austria 2007) Dir: Ulrich Seidl; 7.- Liverpool (Argentina 2008) Dir: Lisandro Alonso; 8.- The Vanished Empire (Rusia 2008) Dir: Karen Shakhmazarov; 9.- Four Nights with Anna (Polonia 2008) Dir: Jerzy Skolimovski; 10.- La teta asustada (Perú 2009) Dir: Claudia Llosa